La Conferencia Episcopal critica al Gobierno por entrega de píldora

SANTIAGO (Diario Hispano Chileno) El presidente de la Conferencia Episcopal de Chile, monseñor Alejandro Goic, salió al paso esta mañana del decreto que autoriza la distribución de la píldora del día después a menores desde los 14 años sin el consentimiento de sus padres. "El gobierno ha manifestado su intención de aplicar un documento que recoge de modo unilateral una visión parcial del hombre y de la sociedad, contiene políticas públicas adoptadas sin escuchar una parte importante de Chile", manifestó Goic.

"El país conoce los reparos que ha formulado la Iglesia Católica, respecto de los normas nacionales sobre regulación de la fertilidad. Similares aprensiones han manifestado además personas expertas y diversas instituciones del país", agregó monseñor Goic.

La Presidenta Michelle Bachelet firmó esta semana el decreto que autoriza la distribución de la polémica píldora del día después a adolescentes, lo que ha sido cuestionado por diversos sectores de la sociedad.

La declaración leída por monseñor Goic afirma que con la acción del gobierno de Bachelet “se habla de reforzar el compromiso de la familia en la educación de la sexualidad de sus hijos... aspectos esenciales debieran tener la primera prioridad tanto para las personas como en las políticas públicas... pero para que realmente tengan eficacia se requiere que estas tareas sean establecidas sobre la base de la naturaleza y dignidad propias del ser humano, y que sean fruto de un diálogo amplio en que sean escuchados diversos sectores de la sociedad...".

La jerarquía católica afirma estar preocupada por " la realidad social del embarazo adolescente". Sin embargo, asegurá que "la normativa hasta ahora conocida no es la solución que el país se merece, pues pone en peligro vidas humanas ya concebidas y completamente indefensas".

Monseñor Goic, obispo de la sureña ciudad chilena de Rancagua, hizo un llamado a todos los chilenos a que efectúen un “discernimiento maduro y sereno” frente a lo que la Iglesia católica considera “un paso atrás en la defensa de la vida".