Deportividad... ni cada cuatro años

Una lástima. Es verdad que no podemos pretender que el mundo se convierta de repente en un lugar habitable y seguro en todos sus rincones, pero choca especialmente que, al tiempo que comienzan los Juegos Olímpicos (tan en entredicho por la violación del anfitrión a derechos fundamentales), explote una guerra en uno de los países participantes en este evento universal cuyo espíritu traspasa la deportividad en busca de utopías como la unión y la convivencia entre los diferentes pueblos y culturas y, también, la competición -en su versión más sana-.

Una lástima esta situación que no sorprende. En tiempos de Juegos Olímpicos también hay censura, odio, ambiciones escondidas, muertes… Dentro y fuera de ellos. Los Juegos ni transforman el sentir general del mundo ni permite, como en el caso de China, la crítica y el cambio del que el gigante asiático está necesitado.

Los ciudadanos de Georgia se han visto envueltos en una ola de violencia que, en menos de 48 horas, se ha cobrado la vida de más de dos mil personas. Las grandes potencias, Rusia y Estados Unidos -más que deficitarios ejemplos para el mundo que ahora compite deportivamente-, están involucradas en este conflicto, en el que Naciones Unidas, otra vez, demuestra su incompetencia.

El poderoso equipo de 35 miembros de Georgia podría retirarse de los Juegos Olímpicos de Pekín debido a la ofensiva militar rusa en su país, dijo el sábado su Comité Olímpico Nacional.

"No sabemos qué pasará, pero estamos hablando sobre eso ahora. Será decisión del presidente del país (Mijeil Saakashvili)", dijo un portavoz. Veremos…