FITUR: Más turismo, y mejor

Un año más, un éxito más. Ese puede ser el resumen del cierre de FITUR que este domingo cerró su vigésimo séptima edición. Más de 13.000 empresas dan trabajo y dan que pensar en un mundo en el que las cosas ocurren a la misma velocidad que utilizan los jets que trasladan a los turistas a sus puntos de destino.

España es una de las potencias mundiales en esto del turismo, FITUR, también. La feria que se celebra cada año a finales de enero en Madrid se ha convertido en pocos años en la segunda en importancia en todo el mundo. Y este año ha quedado claro, como decíamos que las cosas se mueven a una velocidad endiablada.
En este mundo en el que las circunstancias económicas, sociales y políticas son materia volátil, costumbres, precios y políticas varían todos los días.

De este modo, también las costumbres del turista, los precios las ofertas y las ofertas mismas varían a toda velocidad. Es innegable que la socialización de los nuevos medios de comunicación, hablamos de Internet, por ejemplo, ha propiciado muchos cambios en los hábitos de los viajeros. Y qué decir de las aerolíneas de bajo coste que permiten viajar por Europa casi por el mismo precio del abono mensual de autobús. A modo de ejemplo citaremos el dato de que al menos el 20 por ciento de los paquetes turísticos vendidos en 2006 lo fueron a través de la red, sin intermediarios.

Ante esta nueva realidad, los mayoristas, los agentes, los transportistas y los hoteleros, no tienen más remedio que acoplarse el ritmo de los tiempos y bailar a su son. Y eso hacen. Esa es una de las conclusiones más claras de la reciente feria celebrada en Madrid.

Pero no son esas las únicas circunstancias que modifican el turismo mundial. Todavía no ha irrumpido con toda su potencia la industria china, pero es innegable que ese país posee un potencial turístico inmenso al que solo le faltan el crecimiento de las infraestructuras y su adaptación al proceloso reino del marketing para emerger como una de las primeras -sino la primera- potencias mundiales de esta industria.

Hay más. Decíamos antes que uno de los factores influyentes es el que aportan los cambios sociales. Por ejemplo: el mercado de los “llaneros solitarios”, eso que los ingleses llaman con su innegable simplicidad “singles”. O lo que es lo mismo, un mercado formado por personas que viajan solas. Solteros, separados o personas que no pueden viajar por la familia por razones de trabajo u otras son, en efecto, un nuevo mercado.

Las agencias saben que por encima de los 35, si no tienes pareja demandarás una serie de servicios individuales que, por lo general, son de las más alta calidad que los que demanda el turismo familiar, por ejemplo. Además, ponen en el mercado productos típicos para este tipo de turistas como son  esos cruceros para solteros que atraen, lógicamente, a todos aquellos interesados en conocer a congéneres de distinto sexo y con apetencias similares.
 
En esto de los cruceros también se incorporan las nuevas tendencias entre las que no se quedan atrás la incorporación de nuevos destinos. A veces obligados por las circunstancias sociopolíticas -pensemos en oriente próximo- otras simplemente  por el hecho de abrir el abanico de las ofertas. En el Mediterráneo, por ejemplo, se ha incorporado recientemente Trípoli, la capital de Libia, a alguna de las rutas que cubren los cruceros que parten de puertos españoles.

Y es que África es, junto a Oriente, uno de los destinos que mayor crecimiento está experimentando en los últimos años superando la cifra del 10 por ciento en el pasado ejercicio. En esas cifras se mueve también otro de los destinos más codiciados por los europeos que viajan a Asía, Tailandia que en 2006 creció en efecto un 10 por ciento sobre el ejercicio anterior.

Pero en el turismo, como en el cosmos, hay otros mundos y algunos están aquí mismo. Es el llamado turismo “cultural” que busca atraer viajeros interesados en el arte, en la historia o en la arquitectura. Uno de los ejemplos más evidentes en nuestro país es Bilbao. Desde que el museo Gugenheim se instaló en la capital del Nervión, su turismo ha florecido como nadie había podido imaginar antes.

En ese nicho de mercado han descubierto muchas de nuestras comunidades autónomas su oportunidad de competir. Casi todas han emprendido en los últimos tiempos políticas de recuperación o puesta en valor de sus respectivos patrimonios. Así han aparecido ciudades de las Artes y las Ciencias, como en Valencia, Museos del Jurásico, como en Asturias, parques temáticos inspirados en la historia como Dinópolis, en Teruel, o Terra Mítica, en Alicante. Casi todas estas ofertas se unen a otra también del mundo cultural, la gastronómica en la que, afortunadamente nuestra cultura es tan generosa como con el sol que llena nuestras playas.

Con estas perspectivas: más información y más fácil, tarifas más baratas y mayor oferta de destinos (este año en FITUR han participado 170 países), no es de extrañar que FITUR haya sido, como en ediciones anterior, todo un éxito, tanto de visitantes profesionales como de público en general que abarrotó los pabellones hasta que la feria echó el cierre con la alegría del deber cumplido y los pies hinchados por los kilómetros recorridos de stand en stand, de pabellón en pabellón. FITUR 2007 ha fenecido, ¡viva FITUR 2008!