www.diariocritico.com

Que llueva, que llueva…

viernes 15 de agosto de 2008, 19:54h

Nada mejor, al parecer, que las viejas rogativas de antaño para remediar el perenne déficit de agua en el sureste español. La filtración precipitada de la última alternativa, el trasvase —perdón, la "transferencia hídrica"— desde el embalse de Valdecañas al río Segura, se ha abortado antes siquiera de germinar.

Y es que los trasvases, a partir de la derogación del previsto en su día desde el Ebro, están proscritos en este país. Incluso, el proyecto estatutario de Castilla y La Mancha contempla la derogación del vigente del Tajo al Segura en 2015.

Para evitar más conflictos entre autonomías —si es que eso resulta posible a estas alturas, con líos como el de la financiación incluidos—, el Gobierno, según la ministra Elena Espinosa, sólo considera la traída de agua desde el Ródano. Puestos a hacer gollerías, ¿por qué no traerla desde el Volga, que es más caudaloso? ¿O desde el Orinoco, mediante un faraónico acueducto transoceánico, dadas nuestras buenas relaciones con Hugo Chávez?

Cualquier cosa, menos hacer lo más sencillo y evidente. Así, los modestos 62 kilómetros de cañería entre Tarragona y Barcelona que se había decidido construir hace meses, cuando las reservas del río Llobregat bajaron hasta el 21 por ciento, se descartaron en cuanto volvió a llover. ¿Y qué pasará cuando la próxima sequía?

Para entonces, se argüirá, estaremos a tope de desalinizadoras.

Ya. Ni a tope, ni en los plazos proyectados y a un precio cada vez más prohibitivo, dado el encarecimiento de la energía. Pero, claro, también eso, la creciente dependencia energética de este país, es algo que el Gobierno de Rodríguez Zapatero intenta remediar sólo a golpe de improvisadas genialidades del ministro Miguel Sebastián, mientras sigue el retraso en la generación de energías alternativas aún demasiado costosas y con una moratoria nuclear escamoteada al necesario debate social.

Por otra parte, las dichosas desalinizadoras, todo hay que decirlo, suponen un deterioro del medio ambiente que no ha sido debidamente valorado. Aunque, bien mirado, dado el relativismo moral de nuestros gobernantes, eso sólo era importante antes de las elecciones y en cambio no lo es tanto ahora, en que se acortan los plazos de declaración de impacto medioambiental como una de las medidas para combatir la crisis económica.

En resumen: que si en los próximos años no llueve, nuestros agricultores levantinos lo tienen crudo, a falta de mejores soluciones hídricas. Así que, como en la antañona canción infantil, sólo les quedará pedir: “Que llueva, que llueva,/ la Virgen de la Cueva,/ los pajaritos cantan,/ las nubes se levantan,/ ¡que sí, que no,/ que caiga un chaparrón!” 

¿Te ha parecido interesante esta noticia?    Si (2)    No(0)

+
0 comentarios