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Asalto a la razón (*)

Asalto a la razón (*)

viernes 22 de agosto de 2008, 01:16h
Un país donde todo tiene que ser tan cierto que quien dude está condenado a la ignominia social

Por muchas vueltas que se den tratando de encontrar alguna situación política similar a la de la Venezuela actual, por ningún lado se logra dar en el clavo. Las evidencias no son difíciles de enumerar. Dónde, de una manera tan maravillosa existe un poder moral comparable solamente al de la Grecia de Platón o a la descrita en las Sátiras de Homero, imágenes éticas en contraposición al poder destructor de la ambición, la estupidez de los extremismos y la codicia por la riqueza o la posición social que convierte a las sociedades en piltrafas...

En qué región del mundo se puede encontrar tanta energía dionisiaca, especie de fuerza que por algún motivo llegó al país y engendró en unos cuantos seres vinculados al régimen imágenes de tal honorabilidad que cuando aparecen en los medios hasta las pantallas de televisión se achicharran. En cuál sociedad del globo ha ocurrido algo tan fenomenal como legislar con una sabiduría que escasamente se puede asemejar a lo que pasó en la Inglaterra del genial Locke o la Francia del aristocrático Montesquieu, creadores de los poderes. Un verdadero imperio de la ley donde el rigor y la sabiduría legislativa son de tal magnitud que la historia se va a dividir en un antes y un después de la aparición de esta asamblea. Además para honra todo está sucediendo en un país nada bananero, pero sí petrolero.

Pobreza, desorden social, improvisación, suciedad ambiental, altos índices de asesinato, recrudecimientos de las enfermedades epidémicas e inclusive esa maldita inequidad social agigantada como nunca, debido al juego monetario de un Lucifer llamado capitalismo. Son historias para ser contadas en otros países y regiones. Aquí nació la nueva Suiza, o mejor un nuevo paraíso, pero en tierra bolivariana.

Lo que está pasando es único, ni Julio Verne en sus visiones de futuro oteo que similar al infausto Tercer Reich desde hace menos de una década el cielo se mudó a este país llamado, hace siglos por un viejo marinero italiano, la pequeña Venezia. Un país donde todo tiene que ser cierto, tan cierto que quien dude y crea que algo es falso está condenado a la ignominia social. Inclusive hasta la lógica y la mente han cambiado, pues eso que se llama razón en los humanos aquí y ahora, no es más que caraotas atravesadas en las neuronas del pueblo.

Luis José Uzcátegui
[email protected]
Psiquiatra y antropólogo venezolano

* Este artículo se publicó en la Columna del autor en el diario El Universal de Venezuela

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