Escribíamos el día del inicio de los Juegos que nuestro deporte, en su
agnus mirabilis, tenía la gran oportunidad de confirmarse como
alternativa a los grandes/grandes. Escribimos el día del final de los
mismos, por cierto concluidos con una ceremonia tan vistosa como la
inaugural, que no ha sido así. Habrá que dejarlo para Londres 2012. No
significa esto que España haya fracasado, quia. Porque los resultados
son similares e incluso algo mejores en cuanto a las medallas más
importantes, las de oro, a las citas anteriores de Sydney y Atenas.
Sobretodo a esa última, donde logramos 19 preseas pero sólo 3 auríferas.
Acontece, sin embargo, que no se ha logrado ese salto cualitativo
hacia las grandes potencias mundiales del deporte ?algo así como los
que en la Liga disputarían la Champions- y nos hemos quedado en la
zona media alta de la tabla ?algo así como los que entran en la UEFA-,
que sigue siendo nuestro lugar. Con un punto de amargura quizás, pese
a que del puesto 16 de 2004 hemos escalado al 14º, porque el milagroso
año que llevábamos de éxitos planetarios con la Eurocopa, el Tour, el
Giro, Roland Garros y Wimbledon entre otras hazañas, no ha tenido el
reflejo que esperábamos en la competición más trascendental y mágica
del deporte: los Juegos.
Escrito lo cual, se pueden extraer varias consecuencias positivas de
nuestro paso por Pekín. Porque sólo nos han superado en número de
medallas los clásicos países grandes/grandes -y no sólo en el deporte.
E inalcanzables, como China, EEUU, Rusia, Gran Bretaña, Alemania,
Australia ?que es todo un continente-. Y también algunos otros, como
Corea, Jamaica y Holanda, que han acumulado más medallas pero porque
son especialistas en algunos deportes ?lo de Jamaica, Bolt y el resto
de velocistas es espectacular-, y por tanto con un nivel global
inferior.
Porque España ha repartido sus preseas en gran número de modalidades,
lo que añadido al gran número de diplomas ?para los clasificados hasta
el 8º lugar- y cuartos puestos que rozaron el podio del que sólo se
quedaron a décimas de segundos o centímetros de la gloria, da un
panorama general bastante alentador y que impide el pesimismo, salvo
si se nos compara con los ya citados grandes/grandes.
En definitiva que, sin olvidar que en dos deportes básicos, que eran
realmente casi los únicos en los Juegos de la antigüedad, atletismo y
natación, sí hemos tenido un nivel bajísimo con cero medallas, y
tampoco los fallos de algunas estrellas que siendo máximos favoritos
por la razón que sea no dieron la talla, cual Paquillo, Gómez Noya y
Marta Domínguez; sin olvidar estos fiascos, los Juegos nos han dejado
donde nos corresponde. Sin confirmar la alternativa, sí; pero también
entre los aspirantes a hacerlo. ¿Será en Londres 2012? Como cantaba
Dylan: la respuesta está en elviento.