El presidente Vicente Fox admitió que el conflicto en Oaxaca “es un duro problema”, pero negó que exista inestabilidad en todo el país, pues lo consideró de carácter local.
Así, a tan sólo 29 días de entregar su cargo al presidente electo Felipe Calderón, el mandatario mexicano afirmó que el conflicto de Oaxaca lo heredará “en el punto que esté”.
Luego de que el fin de semana enviara a la Policía Federal Preventiva (PFP) a dicha entidad, el presidente de la República defendió la actuación de las fuerzas del orden, las desvinculó de las muertes ocurridas y señaló que sus causas se investigarán "en profundidad" para que "caiga todo el peso de la ley" sobre los responsables.
Fox negó que las fuerzas policiales estuvieran implicadas en estas muertes e invitó a las organizaciones no gubernamentales (ONG) y a la Organización de las Naciones Unidas (ONU) a que viajen a Oaxaca para investigar los hechos.
El mandatario mexicano admitió que en el conflicto de Oaxaca, puso todo su empeño en evitar la actuación policial mediante el diálogo y se declaró "perseverante" en intentar solucionar el problema con negociaciones intensas que duraron las 24 horas del día a lo largo de varios meses.
Aunque no ha quedado resuelto el conflicto, se mostró satisfecho de haber logrado un acuerdo con el sindicato de maestros, que el lunes comenzó parcialmente a regresar a las aulas, tras cinco meses sin actividad.
Sobre la exigencia de los manifestantes de que renuncie Ulises Ruiz, Fox afirmó que el pueblo y el Congreso saben que un presidente democrático "no pone ni quita gobernadores".
Declaró además que entregará el próximo 1 de diciembre la banda presidencial a Felipe Calderón en "cualquier condición y cualquier escenario", en referencia a las amenazas de Andrés Manuel López Obrador de boicotear la toma de posesión.
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