La Esperanza más liberal

El Debate sobre el Estado de la Comunidad de Madrid reunió, en el Parlamento regional, a la flor y nata de la jet política madrileña. Jefes de sindicatos y consejeros se saludaban y se lanzaban flechas (no las del amor, precisamente) dialécticas algo envenenadas respecto al diálogo social, antes de que la presidenta, Esperanza Aguirre, hablara de sus proyectos futuros, de su análisis de la situación económica de España y de Madrid y de lo mal que, a su juicio, lo está haciendo su adversario José Luis Rodríguez Zapatero.

Todos sus anuncios tenían envoltorio liberal, ideario que ilumina su vida. Antes de este debate anual,  ya se conocía el fichaje de Albert Boadella como director artístico del nuevo Teatro del Canal, cuya gestión será entregada a la iniciativa privada después de gastar mogollón de millones de euros en su construcción, y su pretensión de construir otro palacio de Congresos y Exposiciones, con hoteles, salas para miles de personas y muchos espacios para el ocio y el consumo desmedido.

El mayor de Europa quiere que sea. Durante dos largas horas, Aguirre habló y habló mucho y bien de lo que ha hecho y mucho y mal de Zapatero, al que acusó de negar la crisis para no asustar a los votantes en las pasadas elecciones generales. Una reconoce que las cosas van mal, económicamente, y otro tarda en reaccionar; pero ambos coinciden en que España y Madrid están en mejores condiciones que el resto para resistir la envestida de los malos vientos que traen los dineros y las finanzas. Algo es algo.

Cuando ya estaba a punto de finalizar su discurso, soltó la bomba informativa: el agua será de todos y no sólo del Canal de Isabel II. Creará una empresa para gestionar el agua y repartirá el 49% de las acciones entre empresarios y ciudadanos normales. Quiere que los madrileños se crean, como en la época de las matildes de Telefónica, propietarios, en este caso, de algo líquido que se bebe. El tono de Aguirre fue correcto, la duración de su discurso más larga de lo habitual, y el contenido, más plano que en otras ocasiones, pero, sobre todo, la que salió al estrado fue la Esperanza más liberal hasta ahora vista.