Transantiago se tomó las calles de la capital chilena

SANTIAGO (Diario Hispano Chileno-EFE) El "Transantiago", un nuevo sistema de transporte público integrado por buses articulados de gran capacidad, debutó este fin de semana en la capital de Chile con protestas de la gente por la baja frecuencia de autobuses y desinformación respecto de recorridos y paraderos.

Las autoridades admitieron los problemas pero los consideraron lógicos frente a la magnitud del cambio y pidieron "paciencia" a los usuarios. Pero sin duda todos saben que la prueba de fuego será en marzo, cuando acaben las vacaciones y comience el año escolar.

La mayor novedad para los seis millones de santiaguinos fue que no encontraron en los paraderos los buses a los que estaban acostumbrados, y debieron caminar varias cuadras para subir a un vehículo articulado que sólo les acercó a sus destinos.

Habituados a las tradicionales "micros amarillas" (buses tradicionales), que pueden cubrir hasta 50 kilómetros por distintos sectores de la capital chilena, los habitantes de Santiago deben ahora hacer dos o tres transbordos para recorrer distancias que antes no tardaban más de diez o quince minutos.

Para facilitar la relación entre usuarios y autobuses, las autoridades dispusieron la gratuidad del nuevo transporte durante los tres primeros días de lanzamiento.

Según los críticos, lo anterior fue más bien una necesidad, ya que en las últimas semanas, en las que se desplegó una profusa campaña publicitaria que tuvo como eje principal la figura del ex futbolista Iván Zamorano, se observó una gran escasez de tarjetas "bip", que reemplazan al dinero como medio de pago.

La tarjeta "bip", que se carga electrónicamente con la cantidad de dinero que desee el usuario, sirve indistintamente para viajar en autobuses locales, de acercamiento o troncales y en el ferrocarril metropolitano, que es la columna vertebral del sistema.

Ahora, los autobuses locales circulan sólo dentro de alguno de los diez sectores en que fue dividida la ciudad para el nuevo sistema, mientras los de acercamiento aproximan a los pasajeros a las estaciones del metro o paraderos de los autobuses troncales, que circulan en las principales calles y avenidas y tienen los recorridos más extensos.

El usuario dispone de 90 minutos para hacer un transbordo entre un medio y otro y, durante seis meses, el segundo o tercer viaje será gratis. El valor unitario del pasaje en ese período será de 380 pesos (70 centavos de dólar).

Frente a las protestas de la gente, el ministro de Transportes, Sergio Espejo, afirmó que la implementación del sistema "será un proceso largo", pero que lo importante es "avanzar, identificar las dificultades y corregirlas".

El nuevo sistema fue anunciado en marzo de 2002 por el entonces presidente de Chile, Ricardo Lagos, pero su puesta en operación fue aplazada cuatro veces debido a la complejidad de su instalación, que requirió grandes obras de infraestructura y la creación de un moderna red tecnológica.

El "Transantiago" tendrá en definitiva una dotación de 5.100 vehículos, varios de ellos serán buses articulados de 18 metros de largo y gran capacidad, que están empezando a reemplazar las más de ocho mil "micros amarillas" que atestan y contaminan las calles de la capital chilena.

Otra característica del "Transantiago" es que está en manos de diez empresas privadas, que reemplazaron a los miles de pequeños empresarios que había en el antiguo sistema y que se disputaban los pasajeros convirtiendo las calles en pistas de carreras.

El cambio significó además una mejora para los conductores, que por primera vez tendrán sueldo fijo -antes cobraban un porcentaje de los boletos vendidos-, seguridad social y turnos que terminarán con sus jornadas de hasta catorce horas frente al volante.