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¿Y qué?

Por Gabriel Elorriaga F.
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elorriagafernandezhotmailcom/18/18/26
lunes 23 de octubre de 2023, 12:18h

No estuvo tan mal esa visita circunspecta y descortés de Pere Aragonès al Senado. Sin su presencia aquello parecería una reunión de Génova y no una comisión parlamentaria. Dijo lo que ya se sabía que iba a decir donde debía, en catalán, reglamentariamente admitido en dicha comisión, sin necesidad de auriculares, porque todos lo entendían como se entiende sin necesidad de enseñanza ligústica la Iberofonía en toda la península, excepto el vasco, porque son derivadas de una única raíz hispanolatina, mal que les pese a algunos.

No faltó ninguno de los catorce presidentes del PP que replicaron al presidente de la Generalitat negativa pero correctamente. La ausencia vergonzosa fue la del Gobierno a quién iba dirigido el nítido mensaje de quienes quieren vender a quienes quieren comprar. Aragonés habló donde debía y se le vio ganas de protagonismo en su presencia y en su ausencia de réplica. Habló y en cierto modo insinuó con su presencia un afán de protagonismo distinto al de un Junqueras presuntamente amnistiado. Utilizó su prerrogativa de presidente del Gobierno de la Comunidad Autónoma Catalana y representante del Estado en dicho territorio constitucional.

Pere Aragonès no recibió mensajitos gubernamentales, como hace un fugitivo con ganas de volver a casa sin pasar por el juzgado desde Waterloo y un inhabilitado con ganas de rehabilitarse desde Barcelona. Los otros, sin plaza en la comisión, pretenden hablar de nación real a nación ficticia y es ante ellos donde se arrastra reptilmente el PSOE mendigando votos a cambio de una traición. Todas estas ofertas de venta son inadmisibles pero los que no fueron al Senado añaden un grado mayor de exigencia: la negociación no parlamentaria sino de Gobierno a Gobierno en un plano internacional. Para estas negociaciones Puigdemont pide un mediador extranjero.

Hasta donde llega la vergüenza y sumisión en las filas socialistas está que circule el rumor de dar por aceptable la idea de un mediador que fuese español y catalán, pero mediador. Como si se tratase de un acuerdo entre Putin y Zelenski arbitrado por alguien de Ucrania que hable ruso. Este diálogo bilateral y oscuro, al margen de las instituciones, con soberanía constitucional, podía ser arbitrado por alguien, según algunos socialistas fantásticos ¡Como Miquel Roca Junyent!

Mencionar a Miquel Roca, uno de los padres supervivientes de la comisión constitucional de 1978 es un sarcasmo y una ofensa a su persona. Roca, al que se le supone feliz en su actual aislamiento térmico, lejos de la feroz contienda entre Junts y Esquerra Republicana A y Esquerra Republicana B, ya fracasó en su intento de mediar entre españoles iguales con un partido nacional de centro. Cuando participó en la redacción del texto constitucional vigente lo hizo contando con los principales partidos existentes a izquierda y derecha y para que fuese aprobado dicho texto debatieron y votaron Congreso y Senado en pleno y después fue sometido a referéndum de todo el pueblo español que lo aprobó por holgada mayoría, incluidos los catalanes. Miquel Roca sabe bien como puede modificarse democráticamente un sistema y promover una amnistía. A Miquel Roca que no se atrevan a tocarlo estos vendedores de votos de investidura porque es un símbolo de la historia digna de una Constitución viva. En esta cita en el Senado la ausencia injustificable fue la del Gobierno de Pedro Sánchez que perdió su oportunidad de exponer a los españoles cuál es el camino por donde tratan de programar a gusto de Puigdemont, de Aragonès y de Junqueras o si nos llevan a unas nuevas elecciones en enero de 2024.

Pedro Sánchez estuvo representado míseramente por el hoy senador Juan Espadas, alcalde derrotado estrepitosamente en Sevilla, que tuvo la desfachatez de acusar a los del PP de recaer en el lema de “Una, grande y libre”, del antiguo escudo bajo cuya heráldica se imprimió legalmente la Constitución vigente como si, con ello, les endosase una querencia dictatorial. Espadas, con tantas armas en tu apellido, habría que preguntarte ¿Es que tú, Juan Espadas, prefieres a España rota, pequeña y esclava de siete votos teledirigidos desde Waterloo? “Una, grande y libre” ¿Y qué?

Gabriel Elorriaga F.

Ex diputado y ex senador

Gabriel Elorriaga F. fue diputado y senador español por el Partido Popular. Fue director del gabinete de Manuel Fraga cuando éste era ministro de Información y Turismo. También participó en la fundación del partido Reforma Democrática. También ha escrito varios libros, tales como 'Así habló Don Quijote', 'Sed de Dios', 'Diktapenuria', 'La vocación política', 'Fraga y el eje de la transición' o 'Canalejas o el liberalismo social'.

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