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¿Cómo afrontar la Gripe y la COVID-19?

martes 06 de octubre de 2020, 16:51h

Dejando al margen la “interesada politización” que tanto las autoridades sanitarias, como los gobernantes de todos los colores y algunos medios de comunicación, hacen todos los días sobre el curso de la cruel pandemia de Coronavirus, lo realmente cierto y que no admite discusión alguna, es que en un plazo muy corto de tiempo, la Gripe se hará presente en nuestras vidas como sucede desde años durante el otoño y el invierno, por lo que estamos obligados a poner todos los remedios que están a nuestro alcance para prevenir las dos enfermedades y sobre todo porque las cosas se complicarán y mucho, cuando una persona este infectada por ambos virus.

No es nada fácil hacer el diagnóstico diferencial únicamente por los síntomas, porque son muy parecidos al tratarse de dos virus que afectan directamente a nuestro aparato respiratorio.

Ambas enfermedades cursan con fiebre, más o menos alta, dolor de cabeza, tos, dolor de garganta y cansancio; la tos, los estornudos, la congestión nasal y el lagrimeo son más frecuentes en la gripe o en los resfriados comunes, aunque también pueden ser síntomas de la COVID-19; el dolor generalizado de todo el cuerpo, que hace que no podamos levantarnos de la cama, es mucho más frecuente en la Gripe; también sabemos hoy que la disnea o fatiga al respirar y la falta de olfato y paladar, son más características del Coronavirus, lo que desde luego nos ayudará a los médicos a realizar el diagnostico diferencial más preciso.

Además, contamos con la exploración clínica y podemos realizar una radiografía de tórax para diagnosticar una posible neumonía, y una analítica sanguínea completa, que en los Servicios de Urgencias de los Hospitales, se acompaña de una prueba específica para determinar el tipo de virus al que nos enfrentamos.

En los Centros de Salud también será difícil diferenciar las dos enfermedades que por supuesto pueden darse en la misma persona, pero hoy contamos afortunadamente con los “test rápidos antigénicos”, que en tan solo 15 minutos nos pueden ayudar a realizar el diagnóstico de la COVID-19, pruebas que también deberían realizarse a los niños en el colegio por la enfermera escolar cuando presenten estos síntomas.

Pero hoy, y ante esta nueva pandemia, lo más importante es prevenir la aparición de la Gripe, porque para esta enfermedad, sí que disponemos de una vacuna eficaz, segura y barata, que llevamos años utilizando. Los grupos antivacunas, la falta de información precisa y de credibilidad de nuestras autoridades, unida a una disminución de la percepción de riesgo por parte de la población, ha hecho que en los últimos años no hayamos superado ni siquiera el 55-60% de población de riesgo que se debería haber vacunado. Por otra parte, es importante destacar que no se puede entender por qué solo se vacuna el 37% de los profesionales sanitarios y trabajadores del sistema sanitario, con el riesgo de contagio que puede extenderse a los pacientes siempre, y mucho más en estos momentos. Las cifras son abrumadoras y tercas: en los dos últimos años fallecieron más de 15.000 personas como consecuencia de la Gripe, y casi el 50%, más de 7.000, eran personas mayores y de grupos de riesgo que no se habían vacunado.

Es cierto que todos esperamos que este año la incidencia de la Gripe sea menor que los años anteriores, como consecuencia de las medidas de prevención que hemos ido adquiriendo poco a poco para evitar la COVID-19; las “3 reglas de oro” o las “3 M”: la higiene de las manos, la distancia de seguridad de 1.5-2 metros y el uso eficaz de la mascarilla adecuada y bien colocada, fundamentalmente porque los mecanismos de contagio son los mismos en las dos enfermedades: a través de las gotitas de saliva o de Flügge que expulsamos al toser, al hablar o al reír, y por esas minúsculas gotitas que en forma de “aerosoles” quedan suspendidas en el aire de los espacios interiores, como nuestra propia casa, el trabajo, los supermercados y los transportes públicos, los grandes olvidados de nuestros políticos y autoridades sanitarias, y que sin duda pueden ser verdaderos “focos de contagio”, tanto de la Gripe, como de la COVID-19.

Por todo ello es fundamental insistir más que nunca en la importancia que tiene que este año aumentemos la cobertura vacunal, sobre todo en los denominados “grupos de riesgo”: personas mayores de 60 años, enfermos crónicos en general y embarazadas en cualquier trimestre, y además, todos los trabajadores de los centros sanitarios, residencias geriátricas y centros de discapacitados, todos los cuidadores de nuestros mayores y enfermos crónicos, todos los profesores, tanto en los colegios como en las universidades, todos los profesionales del transporte público (autobuses, trenes, metro y taxi), y todos los componentes de los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado.

Este año se adelantan las campañas de vacunación, según nos indicaron nuestras autoridades sanitarias a la primera quincena de octubre, aunque todavía no están activas en todas las comunidades autónomas. Pero también nos dicen que será difícil vacunar a todas las personas en los centros de salud, por la gran precariedad de profesionales de enfermería, olvidando que los farmacéuticos, que también son profesionales sanitarios adecuadamente formados, se han ofrecido desde hace años para ayudar en esta campaña, administrando la vacuna de la gripe, guardando siempre la intimidad de las personas, en su rebotica, y siguiendo todos los protocolos de las Consejerías de Sanidad.

¿Por qué cuesta tanto trabajo admitir que la salud es lo más importante para todos y que la unión de la sanidad pública y la sanidad privada, en este caso los farmacéuticos, nos puede ayudar sin duda a conseguir los objetivos reales, que son aumentar la cobertura de vacunación entre todas las personas en riesgo? Y si al final no aceptan esta ayuda, que no conlleva ninguna contraprestación económica ni gasto alguno extraordinario, que contraten a los profesionales sanitarios necesarios, algo que todos estamos esperando desde marzo.

A pesar de la gran ceremonia de la confusión que estamos viviendo todos desde el comienzo de esta triste y mortal Pandemia, quiero seguir siendo optimista y pensar que nuestros políticos aceptarán la ayuda de nuestros farmacéuticos.

Pero mientras tanto, seguiré apelando al gran sentido común de todos para pedirles que se vacunen contra la Gripe, porque es una vacuna eficaz y segura, que puede evitar muchas muertes. Hagamos caso a la nueva campaña del Ministerio de Sanidad: “Yo me vacuno. Este año marco la diferencia”. Les aseguro que merece la pena que todos “marquemos la diferencia”.

Jesús Sánchez Martos

Catedrático de Educación para la Salud

Universidad Complutense de Madrid

@jsanchezmartos

Jesús Sánchez Martos

Catedrático de Educación para la Salud; Universidad Complutense de Madrid.

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