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Amistad de conveniencia

miércoles 15 de marzo de 2023, 09:57h

Para el gobierno es mejor olvidar cuanto antes el 8M de este año. Irene montero está tirando de estrategia y de la cuerda con mayor intensidad de la acostumbrada (“le han dado la mano al PP”) se trata de molestar cada vez más al presidente y a la parte socialista del gobierno para seguir despistando a la opinión pública sobre los verdaderos problemas del país. La mañana ya comenzó mal para la ministra cuando varias jóvenes se introdujeron en el acto oficial de igualdad para boicotearlo con gritos de “Irene dimisión”. Por su parte Sánchez, para evitar contratiempos de ese estilo, se llevó a Moncloa a unas cuantas directivas amigas de su mujer, Begoña, y así aprovechar para difundir un nuevo vídeo sirviéndoles café y pastitas, que siempre mola y queda como muy feminista, al tiempo que incide en la humanización de la figura del presidente.

Luego, en Madrid y en otras grandes capitales, vendrían las manifestaciones en la calle, que mostrarían de la forma más grosera que prever se pueda, la división profunda del feminismo patrio. Feminismo radical, por un lado y feminismo crítico por otro, y este, además, pidiendo nuevamente la dimisión de Montero a voz en grito. Y las dos concentraciones, manifiestamente menos nutridas que las de años anteriores, como forma de subrayar por parte de la inmensa mayoría de las mujeres que todo ese circo de enfrentamientos interesados y partidistas no va con ellas.

Era la traducción a la calle del ambiente imposible que se está viviendo en las últimas semanas en el seno del gobierno de coalición como consecuencia de su profunda división para intentar arreglar de alguna manera y a través de una reforma la dichosa Ley del ‘sólo sí es sí’, a la que se opone frontalmente la ministra de igualdad, que sigue erre que erre en su idea de no tocarla ni en una coma, aunque los beneficiados directos por las reducciones de penas se vayan acercando paulatinamente al millar y los excarcelados al centenar. Hablamos de abusadores sexuales y violadores ya condenados, lo cual entra en directa contradicción con lo que se supone que iba a defender la ley estrella de montero.

Menos mal que también salió al escenario feminista el PACMA con la declaración más estrambótica de la jornada al comparar a las mujeres con las vacas: “¡ni oprimidas ni opresoras!”. Esta vez, al menos, ni Montero ni Rodríguez Pam, su segunda en el escalafón del ministerio de igualdad, entraron al trapo y optaron por el silencio ante el eslogan del partido animalista. Que se sepa, tampoco el ministro de agricultura, pesca y alimentación, Luis Planas ha dicho esta boca es mía. Ni el compañero de consumo, Alberto Garzón probablemente, en este último caso, porque la ocurrencia quizás sea de orden menor comparada con las que se gasta el líder de izquierda unida, que cada vez que abre la boca es para desestabilizar los mismos cimientos del sistema.

Y el común de los ciudadanos, entretanto, asiste entre abochornado y deprimido al duelo de las dos facciones gubernamentales que, a primera vista, se diría que anuncian el fin de la coalición. Aunque el pragmatismo de Moncloa mucho me temo que pronto va a enfriar tanto ese ambiente hostil como la esperanza de los biempensantes. No olvidemos que España presidirá el segundo semestre la unión europea y Pedro Sánchez lleva mucho tiempo soñando con ella, y engrosar con docenas de nuevos álbumes de fotos y colecciones de vídeos con su persona en el centro del meollo como para dejar pasar la oportunidad de protagonizarlos.

Claro que, de aquí en adelante y como contraprestación, el presidente del gobierno sabe que tendrá que tragar sapos cada vez más grandes. Ya se encargarán de ello los Iglesias, Echenique, Otegi, Belarra y Montero poniendo el grito en el cielo para hacer pagar al PSOE, su socio preferente de gobierno, por haber traicionado el espíritu de la coalición al votar con la derecha en el congreso de los diputados un día antes del 8M. ¡Lagarto, lagarto! no quieren contaminarse de gentes que pactan con Feijóo y con Arrimadas (el PNV, como apoya a menudo, ya es otra cosa).

Claro que, desde la parte socialista, aunque no se diga abiertamente, se piensa también que las posturas defendidas por unidas podemos no son precisamente un modelo de calidad democrática. Sobre todo, en lo referente al apoyo a Putin, a las repúblicas Bolivarianas de Latinoamérica y hasta a China y Corea del norte. Sin olvidarse de Irán o Siria, que allí, por lo visto, sí que hay limpieza democrática y feminismo islámico. Claro que ese feminismo es “cultural” y, aunque no puedan ir las mujeres sin pañuelo en la cabeza, siguen sosteniendo que se trata de un feminismo fetén.

Pero que los más ilusos del patio vayan olvidándose ya de rupturas, porque de eso nada monada, lo único que importa a las dos partes del gobierno es poder seguir en Moncloa hasta finales de año. Primero por este país, que nos necesita, como debe de decirse Sánchez y segundo, entre otras razones, porque sabe Dios cuando podrán reeditar esa unión temporal de intereses para volver al palacete de la presidencia del gobierno de España. Si hacemos caso a las encuestas se van a tirar bastantes años en la travesía del desierto, y si no es así, tampoco será muy fácil que Sánchez vuelva a aguantar tantas y tan continuas vejaciones públicas de Iglesias y sus secuaces.

Imagino los más íntimos pensamientos del presidente: “ya puedo ir buscando un chiringuito internacional para poder seguir practicando my beautiful english, porque si no, me esperan mañanas y tardes gloriosas al lado de Mariano Rajoy en el Consejo de Estado. ¡eso sí que sería un periodo de verdadera mortificación cuaresmal!”.

Harán un poco de ruido, sobre todo por escenificar sus diferencias del 8M, y luego rápidamente a plegar velas, cambiar el tono y volver a sus puestos de partida y así poder seguir hablando de la extraordinaria salud de la coalición, de pelillos a la mar, de que “solo nosotros somos capaces de generar un acuerdo in extremis, porque somos así de demócratas, de feministas, de ecologistas, de posmarxistas y de guais. Damos tanto ejemplo al pueblo de cómo deben de limarse asperezas, de cómo negociar hasta el último minuto, que será imposible que nos dé la espalda el 28 de mayo. Y menos aun cuando se convoquen las generales. Lo que no puede ser, no puede ser, y además es imposible.

José-Miguel Vila

Columnista y crítico teatral

Periodista desde hace más de 4 décadas, ensayista y crítico de Artes Escénicas, José-Miguel Vila ha trabajado en todas las áreas de la comunicación (prensa, agencias, radio, TV y direcciones de comunicación). Es autor de Con otra mirada (2003), Mujeres del mundo (2005), Prostitución: Vidas quebradas (2008), Dios, ahora (2010), Modas infames (2013), Ucrania frente a Putin (2015), Teatro a ciegas (2017), Cuarenta años de cultura en la España democrática 1977/2017 (2017), Del Rey abajo, cualquiera (2018), En primera fila (2020), Antología de soledades (2022), Putin contra Ucrania y Occidente (2022), Sanchismo, mentiras e ingeniería social (2022), y Territorios escénicos (2023)

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