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Andalucía, segundo asalto

viernes 17 de junio de 2022, 17:24h

Desde las primeras elecciones de la etapa democrática española vengo observando con interés creciente y participando religiosamente en todas y cada una de las citas electorales que han ido convocándose año tras año. No me he parado a contarlas, pero son ya unas cuantas.

Las suficientes como para acreditar que, invariablemente y hasta la fecha, todos los partidos concurrentes acuden a la cita con la ilusión del vencedor, con el entusiasmo de quién cree a pies juntillas el haber sido capaz de lanzar ideas, propuestas y eslóganes para atraer la atención y el corazón del ciudadano.

Luego viene Paco con las rebajas y, como siempre, acaban habiendo vencedores y vencidos o, mejor dicho, triunfadores y perdedores. Los primeros, exultantes, sacan pecho y explican que la cosa no podía acabar de otro modo. Los segundos se esconden detrás de elaboradísimas y vacías razones que, por no convencer, ni siquiera convencen a sus autores.

Lo que hasta la fecha no había visto es cómo un partido que, además, lo ha sido de gobierno en Andalucía durante cuatro décadas, tira la toalla antes de celebradas las elecciones. Serán el domingo 19 de junio y, varios días antes, oliéndose la posible nueva derrota, el secretario general del partido y presidente del gobierno de España ha alterado su plan inicial de hacer doblete final en Cádiz y Sevilla para estar hoy, viernes, solo en la capital hispalense cerrando la campaña junto a Juan Espadas, el candidato oficial socialista a la Junta andaluza.

Los ministros han bajado también su perfil estos días y han ido esfumándose en esta última semana de campaña, a excepción de Calviño y María Jesús Montero, para dejar paso a líderes del partido como Zapatero o Lambán reivindicando el pasado glorioso de los expresidentes andaluces, de Rafael Escuredo a Susana Díaz, y hasta de los presidentes condenados por el caso de los ERE Chaves y Griñán.

Parece que los “trackings” internos del PSOE no les auguran un resultado muy brillante y, desde luego, se darían con un canto en los dientes si alcanzaran los 33 diputados que obtuvo en las últimas elecciones la defenestrada Susana Díaz. Por el contrario, sus datos internos apuntan a que el resultado estará más cerca de obtener 28 o 30 diputados, mientras que Juanma Moreno, el candidato del PP y actual presidente de la Junta andaluza, estaría próximo a los 50 escaños.

Cuando Susana Díaz ganó las elecciones autonómicas andaluzas en 2018, obtuvo 33 escaños y, aunque el PSOE fue el partido más votado, la coalición de PP y Ciudadanos –Moreno y Marín-, acabaron con 40 años de hegemonía socialista en la región. Tres años le han bastado a la coalición para dar la vuelta a los indicadores económicos de la región y situarla como una de las más dinámicas de España –ya por encima de Cataluña y próxima a Madrid-, un aspecto que los andaluces han percibido nítidamente cuando parece que han cambiado su tendencia en el voto.

Se diga lo que se diga después públicamente –los relatos de los partidos, siempre adornando la realidad a sus conveniencias, son verdaderamente curiosos-, lo cierto es que estas elecciones, como lo fueron también las del año pasado en la Comunidad de Madrid con esa victoria incontestable de Isabel Díaz Ayuso, que aglutinó en torno a su figura más votos que toda la izquierda de la región junta, marcará el inicio de un nuevo ciclo político que nos llevará hasta las elecciones generales.

Si, como apuntan las proyecciones estadísticas de las empresas consultoras y los propios “trackings” de los partidos políticos, las de Andalucía suponen una segunda debacle electoral, las cosas no pintarían nada bien para el futuro político de Pedro Sánchez.

Pero una cosa son las elucubraciones y análisis previos, de partidos, columnistas y medios de comunicación, y otra y definitiva el voto ciudadano. A eso es a lo que hay que animar a todos los andaluces, a que acudan a votar en masa para confirmar o desmentir con su papeleta el futuro inmediato que marcan las encuestas electorales en Andalucía. Esa es la única que vale de verdad.

José-Miguel Vila

Columnista y crítico teatral

Periodista desde hace más de 4 décadas, ensayista y crítico de Artes Escénicas, José-Miguel Vila ha trabajado en todas las áreas de la comunicación (prensa, agencias, radio, TV y direcciones de comunicación). Es autor de Con otra mirada (2003), Mujeres del mundo (2005), Prostitución: Vidas quebradas (2008), Dios, ahora (2010), Modas infames (2013), Ucrania frente a Putin (2015), Teatro a ciegas (2017), Cuarenta años de cultura en la España democrática 1977/2017 (2017), Del Rey abajo, cualquiera (2018), En primera fila (2020), Antología de soledades (2022), Putin contra Ucrania y Occidente (2022), Sanchismo, mentiras e ingeniería social (2022), y Territorios escénicos (2023)

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