¡Ay, Begoña, Begoña...!

La trama ministerial de comisionistas y conseguidores del gobierno Sánchez ha venido a enturbiar el teórico final de ese vergonzoso vía crucis particular que suponía la aprobación en el Congreso de la Ley de Amnistía con la que el ejecutivo soñaba que sería su última estación de penitencia.

Pero a las puertas de la Semana Santa 2024, no ha sido así porque a una se le ha sumado otra, y aún peor si cabe, porque esta última está manchando –sin ánimo de exhaustividad-, al menos al ex ministro de Transportes, José Luis Ábalos; a la que entonces era presidenta de Baleares y ahora es presidenta del Congreso y tercera autoridad de nuestro país, Francina Armengol; al exministro de Sanidad y actual líder del PSC, Salvador Illa; al ministro de Interior, Fernando Grande Marlaska; y al de Política Territorial y Memoria Democrática, Ángel Víctor Torres.

Pero a esos ilustres nombres vinculados al Congreso, al ejecutivo actual y a alguno de los anteriores, se ha sumado también el de Begoña Gómez, la mujer de Pedro Sánchez, y este último escalón es ya motivo suficiente para que lo que empezó siendo el caso Koldo, tardara muy poco tiempo en convertirse en el caso Ábalos, un poco después el caso PSOE, y ahora apunta ya a la Moncloa.

Y, como ya se ha constituido en "marca de la casa", ante lo que ya son más que indicios de corrupción interna, Moncloa y Ferraz enteros, con la legión de asesores al frente, ha salido en tromba con el "¡y tú más….!", que una vez más le ha tocado encajar a la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, acostumbrada a sufrir las iras y los embates presidenciales, cuando no las envidias por no haber sido capaz –5 años después–, de que Ayuso haya abandonado la Casa de Correos de la Puerta del Sol madrileña.

Es mucho más fácil atacar despiadadamente al enemigo político que reconocer humildemente el error en la casa propia, ya sea por no haberlas visto venir o, lo que aún sería mucho peor, por hacer la vista gorda -que casi equivaldría a connivencia-, con los creadores de la trama, que en varios casos son, o han sido, también altos responsables del partido.

"Por tierra, mar y aire"

Uno está en la creencia de que, de no haber salido también a colación en el caso Koldo la figura de la esposa del presidente Begoña Gómez, posiblemente las iras gubernamentales y de partido no habrían vuelto a dirigirse contra Díaz Ayuso. Ahora, tanto en las filas socialistas como en las gubernamentales, la consigna es el silencio absoluto, y no hay alma socialista que salga a defender a la mujer del presidente porque bastante esfuerzo están haciendo ya con denigrar la figura de Ayuso atacándola, como ella misma ha dicho, "por tierra, mar y aire".

No creo que a los equipos del presidente les haya extrañado nada que los medios críticos con el gobierno hayan relacionado el hecho de que en aquellos días de la pandemia en los que había que, poner nombre y apellidos a las empresas concretas que iban a ser objeto de cuantiosas ayudas económicas para su rescate después de tantos meses de inactividad, Begoña Gómez se reuniese con algunas de ellas y que tiempo después (¡oh, casualidad!), algunas de esas empresas fueran agraciadas con la millonaria generosidad del gobierno que preside su marido.

En boca de todos están los casos de Air Europa (grupo Globalia), receptora de una ayuda de varios cientos de millones de euros, que un tiempo antes colaboró directamente en la creación del África Center en el Instituto de Empresa (IE Business School), que también casualmente pasó a dirigir Begoña Gómez, y que más tarde (cito datos que aportaba el domingo pasado en su columna de Vozpopuli el siempre bien informado Jesús Cacho, que titulaba "Está muerto y lo sabe"), revirtieron en Air Europa en forma de "130 millones en créditos ICO en mayo de 2020, 475 millones (rescate de la aerolínea por SEPI) en noviembre de 2020, y 320 millones en avales en marzo de 2021".

Demasiadas coincidencias para creer simplemente que Begoña Gómez pasaba por allí, que su marido Pedro Sánchez no estaba al tanto de nada y que Air Europa, en su momento, simplemente aportó los datos necesarios para convencer al gobierno de que su pervivencia era capital para la economía española.

Además de ser decente, la mujer del César tiene que parecerlo y, acaso por eso mismo, ya veremos si con estos datos y con los que puedan ir apareciendo durante las próximas semanas o meses, los ciudadanos españoles pasan o no factura al partido del gobierno que, de abril a junio próximos, tendrá que pasar varias reválidas electorales en los comicios del País Vasco, Cataluña y Europa.