www.diariocritico.com

El Barcelona, Laporta, Enríquez Negreira, Franco y todos los demás

lunes 24 de abril de 2023, 08:45h

No hace falta ser directivo de ningún club de fútbol, ni siquiera ser aficionado al deporte rey para concluir que este, el fútbol, cada día tiene menos de deporte y más de negocio. Si no fuera así los socios de los clubes no clamarían contra el entrenador o la presidencia del club en menos que canta un gallo, y siempre coincidiendo con crisis deportivas de los equipos. Sucede cada temporada y varias veces, coincidiendo siempre con los momentos en que los clubes se quedan jornadas sin puntuar y, paralelamente, al perder la senda que cada equipo se marca a sí mismo al comienzo de la temporada, estar entre los primeros, permanecer en la división en la que esté o, en fin, eludir, aunque sea a última hora, el calvario del descenso a la categoría inferior.

Por eso, año tras año, temporada tras temporada, se ven rodar cabezas de entrenadores en los equipos que más se desvían de sus objetivos iniciales. Y, si una vez producido el cambio de técnico, los malos resultados persisten, la mirada de los socios y simpatizantes se torna entonces hacia el palco presidencial y eso son ya palabras mayores porque el vuelco que se produce en el equipo afecta ya a sus más sólidos cimientos, si es que puede aplicarse el símil arquitectónico en un club de fútbol que, salvo escasísimas excepciones, cada vez se parece más a cualquier empresa o sociedad anónima, en donde son las cuentas de resultados lo único que cuenta, no la historia deportiva, ni los afectos acumulados por tradición centenaria.

Más que un club

También por la misma razón, porque el poder tiende siempre a mantenerse, no es nada extraño que sus dirigentes acudan a los más sutiles métodos con tal de asegurar que esos horizontes marcados cada año a principios de temporada, estén lo más asegurados posible. Teóricamente eso se hace fichando bien a los mejores jugadores y entrenadores, y por el menor dinero posible. O, como hemos visto hace muy poco, integrando incluso a gentes con poder dentro del estamento arbitral para asegurarse que las dudas de los árbitros se resuelvan en favor del equipo contratante en la mayor parte de las ocasiones.

Eso es lo que presuntamente ha sucedido con el F.C. Barcelona, que desde hace unas semanas viene protagonizando el mayor escándalo del fútbol español en toda su historia. El club blaugrana, según informaciones destapadas fundamentalmente por el diario “El Mundo”, ha destinado más de 7,5 millones de euros a pagar a Enríquez Negreira hasta que en 2018 abandonó el Comité Técnico de Árbitros y con ello perdió el poder de ayudar, directa o indirectamente, en la elección de los árbitros que pitarían al Barcelona, o en influir de alguna manera en las decisiones vitales que todo juez de contiendas deportivas se ve obligado a tomar en décimas de segundos y cada vez que arbitra un partido.

Somos humanos y, por tanto, débiles, influenciables y susceptibles a lo que siempre se ha llamado soborno. Total, para satisfacer a unos dirigentes y a una masa social que, por fas o por nefas, quieren darse el capricho de ganar siempre. Pues nada, si se puede, se arbitran (¡Uy, se me ha escapado el término…!), las medidas necesarias para minimizar las oportunidades de ganar para los equipos rivales. Al fin y al cabo, siempre se ha dicho que en el deporte unos ganan y otros pierden, así es que en realidad no es tanto lo que edulcoramos las reglas del juego…

Lo malo es cuando se destapa el chiringuito y entonces alguien tiene que dar la cara. Dos meses ha estado silente el presidente del F.C. Barcelona, Joan Laporta, por cierto, significado simpatizante de Esquerra Republicana de Catalunya, ERC–, para decir “esta boca es mía”, y tratar de justificar lo injustificable. Al fin, cuando se decidió a hacerlo, el hombre tomó el camino más previsible, el del ataque al contrario con un discurso victimista y arremetiendo contra el Real Madrid, al que denominó «el equipo del Régimen». La respuesta del Madrid no se hizo esperar. El club blanco publicó en cuestión de horas un vídeo en el que se ponía de manifiesto la estrecha relación entre el FC Barcelona y Francisco Franco que, entre otras cosas, colmó de ayudas económicas durante años al club blaugrana.

¡Acabáramos! ¡Ya estábamos tardando demasiado en volver a incomodar los vapuleados huesos del exjefe del estado español, al que tanto jugo le ha sacado Pedro Sánchez en estos últimos años! Por cierto, y de paso, muy amigo también del presidente de la Generalitat catalana, Pere Aragonés, al que le ha faltado tiempo para sacar a la portavoz del gobierno que preside, Patrícia Plaja, para salir a la defensa de Laporta y el F.C. Barcelona, recordar los lazos que el Barcelona tenía con el régimen de Francisco Franco es para la portavoz «una irresponsabilidad» y «una manipulación de la historia».

Vamos, que un día de estos el Barcelona, el presidente de la Generalitat, y hasta Pedro Sánchez, si se ve forzado a ello por el líder de ERC, van a echar mano de la Ley de Memoria Democrática y harán negro lo que aparece como blanco, o viceversa, aunque metáforas como estas de los colores sean muy peligrosas en este terreno del fútbol.

Pero, como siempre, y más cuando anda Franco de por medio, al final los 7,5 millones de euros que Enríquez Negreira se ha ido embolsando en estos últimos años por ayudar muy eficazmente al Barcelona, van a pasar a segundo término y aquí lo único que importa es demostrar si Su Excelencia el anterior jefe del estado era más culé o madridista. ¡Este país no tiene solución! O, a lo peor, la que la encuentra va a ser finalmente la UEFA, lo cual no hará más que contribuir a hundirnos aún más en el fango de la estulticia y la malhadada corrección política.

José-Miguel Vila

Columnista y crítico teatral

Periodista desde hace más de 4 décadas, ensayista y crítico de Artes Escénicas, José-Miguel Vila ha trabajado en todas las áreas de la comunicación (prensa, agencias, radio, TV y direcciones de comunicación). Es autor de Con otra mirada (2003), Mujeres del mundo (2005), Prostitución: Vidas quebradas (2008), Dios, ahora (2010), Modas infames (2013), Ucrania frente a Putin (2015), Teatro a ciegas (2017), Cuarenta años de cultura en la España democrática 1977/2017 (2017), Del Rey abajo, cualquiera (2018), En primera fila (2020), Antología de soledades (2022), Putin contra Ucrania y Occidente (2022), Sanchismo, mentiras e ingeniería social (2022), y Territorios escénicos (2023)

¿Te ha parecido interesante esta noticia?    Si (1)    No(0)

+
0 comentarios