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Chanel o no Chanel, ésa es la cuestión

jueves 03 de febrero de 2022, 08:58h

Si es verdad eso de que la cultura no ocupa lugar, estoy de enhorabuena. Me explico: hasta ayer mismo, no tenía más que un Chanel en mi vida, el que da nombre a ese perfume ya histórico gracias a la mítica Marilyn Monroe, el nº 5. Ahora he descubierto que hay, al menos, otra Chanel, de ascendencia cubana, que parece que va a representar a RTVE en el Festival de Eurovisión -con permiso de la autoridad y si el tiempo no lo impide-, y que ha suscitado todas las iras de una parte de la izquierda, esa que da y quita las ideologizadas bulas de verdad y de democracia, porque la elegida no ha sido ni Rigoberta Bandini, ni unas simpáticas muchachas gallegas amparadas bajo el nombre de Tanxugueiras.

Y como aquí, y sobre todo en redes, opina todo el mundo, aunque no tenga ni puta idea de lo que habla -perdón por el exabrupto, pero es que mi estoicismo ya empieza a flaquear-, uno no va a ser menos.

Para empezar, no he oído ninguna de las 3 canciones que aspiraban al honor de representar a la televisión pública española en Eurovisión. Creo que desde el La, la, la, de Massiel, fecha en la que a uno ni siquiera le había crecido la barba, no ha vuelto a interesarme nada de lo que sucediese en ese festival.

Pero es que, además, no creo que el asunto, por mucha controversia que genere en las redes o fuera de ellas, sea para que un partido político lleve el asunto al mismo Congreso de los Diputados, ni un sindicato obrero ponga en solfa a la dirección del Ente Público por el sistema de votaciones que se haya empleado en la elección del tema musical. Hasta aquí llegan los ánimos de la izquierda revolucionaria para interesarse tan febrilmente en asuntos tan secundarios como este que, además y, por cierto, pone una vez más en evidencia el nivel de sus contradicciones internas.

Y digo contradicciones porque lo son. A ver, para empezar, vuelvo a recalcar lo que ya he dicho dos veces más en párrafos anteriores: la canción de esta chica de origen cubano que lleva ya entre nosotros 7 veces más tiempo del que estuvo en la isla caribeña, Chanel, solo representa a RTVE, no a España, así es que acabe como acabe en las votaciones finales, la ganadora o la perdedora será únicamente la cantante y, por extensión, la televisión pública española, que es quién ha elegido a su representante.

En segundo lugar, si tanto preocupa a Unidas Podemos y a la ministra Montero la mala imagen que pueda proyectar la canción de Chanel sobre la marca España, no entiendo por qué no la defienden también en otros ámbitos más propios de la acción política seria que, desde luego -y en eso estarán conmigo-, no pasa por el sistema de elección de una cantante para Eurovisión.

En tercer lugar, no entiendo tampoco cómo la televisión pública va cada vez peor en materia de audiencias, ya que las otras televisiones, las privadas -por muy progubernamentales que sean La Sexta, Cuatro, Tele 5 o Antena 3, siguen siendo privadas-, la izquierda podemita y sus aliados no ponen a sus bases a trabajar, a estudiar o a divertirse, pero siempre con la 1 o la 2, o el Canal 24 horas presidiendo su actividad diaria. ¡Eso sí que es hacer país! Así contribuirían decisivamente a que RTVE volviese al pódium de las televisiones más vistas por el pueblo español.

No comprendo tampoco cómo, teniendo entre sus objetivos el de romper la unidad política y administrativa del estado español, se preocupan tanto por la elección de una canción que, a su juicio, no es lo mejor que puede ir a Eurovisión. Lo lógico es pensar que, cuanto peor quede la representante española, peor parado acabará el estado y, por tanto, será mucho mejor para quienes buscan degradarlo, ningunearlo y dividirlo.

Y, por último, con todo lo que está cayendo en España y en todos los niveles -IPC, deuda externa, PIB, fiscalidad, malestar social, situación de la educación, la sanidad, el nacionalismo separatista, y un larguísimo etcétera-, qué diablos va a hacer el parlamento con cuestiones tan vitales, tan esenciales, tan intolerables, como que sea Chanel la cantante elegida para representar a RTVE... ¡Estamos locos! ¡Irremediablemente locos! Me quedo con el To be or not to be de Shakespeare, que ese sí que es eterno para la condición humana.

José-Miguel Vila

Columnista y crítico teatral

Periodista desde hace más de 4 décadas, ensayista y crítico de Artes Escénicas, José-Miguel Vila ha trabajado en todas las áreas de la comunicación (prensa, agencias, radio, TV y direcciones de comunicación). Es autor de Con otra mirada (2003), Mujeres del mundo (2005), Prostitución: Vidas quebradas (2008), Dios, ahora (2010), Modas infames (2013), Ucrania frente a Putin (2015), Teatro a ciegas (2017), Cuarenta años de cultura en la España democrática 1977/2017 (2017), Del Rey abajo, cualquiera (2018), En primera fila (2020), Antología de soledades (2022), Putin contra Ucrania y Occidente (2022), Sanchismo, mentiras e ingeniería social (2022), y Territorios escénicos (2023)

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