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'Ho tornarem a fer'

miércoles 26 de octubre de 2022, 08:36h

En los últimos años no ganamos para sorpresas en este país. Un escándalo sucede a otro escándalo que, a su vez, sucede a otro escándalo, y a otro, y a otro… Al final, es tal la acumulación de desmanes, sinsentidos, ocurrencias o patadas al constitucionalismo que el ciudadano español parece haberse quedado definitivamente perplejo y boquiabierto por cuanto se le viene encima. Si la recesión –ya estamos prácticamente en ella-, el coste de la vida, la espada de Damocles de la amenaza de bomba de Putin sobre algún lugar de Europa fuera poco, el gobierno Sánchez, que tiene una capacidad infinita de negociación con tal de mantenerse al frente del tren del estado, resulta que ahora pone sobre la mesa ‘Presupuestos por presos’ y ‘Presupuestos’ por sedición’ como le exigen Bildu y ERC, respectivamente, sus socios desde fuera del consejo de ministros.

Como Jack, el Destripador, vamos por partes. Hoy nos ocuparemos del independentismo, en la seguridad absoluta de que antes de Navidad tenemos a todos- o casi todos-, los presos vascos condenados por terrorismo gozando por lo menos del tercer grado y yendo a casita a tomar el cava, el chacolí y el turrón. Al fin y al cabo, piensan en Moncloa, se trata de aguantar el tipo un par de días porque pronto levantaremos otro tema que rápidamente ocultará a este y la población lo olvidará más pronto que tarde.

Con Cataluña y lo catalán sucede otro tanto. El 25% de castellano en las aulas ahora parece que está ya casi interesadamente olvidado por el gobierno central y el catalán en contra de la clara sentencia al respecto dictada por el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña (TSJC). La suerte no parece acompañar, sin embargo, al dúo político porque ahora se va a ocupar de ello el Parlamento Europeo a través de una delegación que va a visitar Cataluña para investigar el asunto sobre el terreno. Pero los independes se dicen que los vamos a tratar muy bien, les vamos a dar pa amb tomaquet, alubias blancas con butifarra, caracoles a la llauna y calÇots y ya verás que pronto los hacemos también independentistas.

Y mientras la delegación europea zascandilee por acá y por allá, Aragonés y Sánchez ya han visto la fórmula más adecuada para intentar volver a hacer una nueva consulta en Cataluña. Esta vez, eso sí, habiendo considerado que no puede haber interferencias por parte del Tribunal Constitucional (TC), y de ahí las prisas de Sánchez para que el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), se constituya cuanto antes y, de paso, se asegure una mayoría de izquierdas en el más alto tribunal de la nación.

Parece que inmediatamente después los tiros irían por la celebración de un referéndum pactado con el Gobierno central, inspirado en la Ley de Claridad (Clarity Act) que aprobó Canadá para Quebec en 2020.

La aparente paz en Cataluña que vende a los medios la factoría de Moncloa no indica, por lo visto, hasta dónde van a llegar las concesiones de Sánchez a Aragonés. Y si por medio hay que tirar a la cuneta a la justicia y a los tribunales que la imparten, pues se les tira. No es otra cosa el hecho de reajustar a la carta el Código Penal para redefinir a conveniencia conceptos como los de sedición o de rebelión para reducir las penas al mínimo posible y así matar dos pájaros de un tiro: impedir que ningún otro dirigente independentista tenga que pasar por la cárcel y, de paso, desacreditar a los tribunales españoles haciendo creer a la opinión pública que no se mueven por la estricta aplicación de la ley sino por una especie de inconfesable voluntad de venganza institucional. Así quedaría demostrado palpablemente que el estado español -al menos hasta que cayó Rajoy-, era un estado represivo.

Vamos, y dicho en cristiano, que ‘ho tornarem a fer’, porque nos va a salir gratis. A los independentistas catalanes, desde luego. Al gobierno Sánchez quizás no tanto, y menos aún a los barones socialistas que tendrán que medirse en las elecciones autonómicas y municipales de mediados del año que viene, con el lastre de tener que justificar ante sus electores una decisión que saben muy bien que no es nada bien recibida incluso entre muchos votantes del PSOE. A mayor sonrisa del independentismo catalán, mayor incomodidad y tensión entre los barones socialistas, con la consiguiente necesidad de marcar territorio ante las decisiones de Moncloa que cada vez alejan más a sus líderes autonómicos para revalidar una posición hegemónica que las encuestas ponen cada día más en duda.

José-Miguel Vila

Columnista y crítico teatral

Periodista desde hace más de 4 décadas, ensayista y crítico de Artes Escénicas, José-Miguel Vila ha trabajado en todas las áreas de la comunicación (prensa, agencias, radio, TV y direcciones de comunicación). Es autor de Con otra mirada (2003), Mujeres del mundo (2005), Prostitución: Vidas quebradas (2008), Dios, ahora (2010), Modas infames (2013), Ucrania frente a Putin (2015), Teatro a ciegas (2017), Cuarenta años de cultura en la España democrática 1977/2017 (2017), Del Rey abajo, cualquiera (2018), En primera fila (2020), Antología de soledades (2022), Putin contra Ucrania y Occidente (2022), Sanchismo, mentiras e ingeniería social (2022), y Territorios escénicos (2023)

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