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Mi compromiso con la historia

martes 14 de febrero de 2023, 09:11h

Ellos no pueden entenderlo. Hay que ser un hombre de estado, como yo, para acercarse a atisbar el compromiso que uno tiene con sus compañeros de partido, con sus abuelos, con su país. Dicen que me muevo exclusivamente por el afán de poder y me gustaría convencerlos de que eso no es así. A veces llego a pensar que España no me merece. La he librado de Franco, de la corrupción, del problema catalán, del problema vasco, he despenalizado el delito de sedición y rebajado con mucho el de malversación, y hasta he integrado al sistema a los chicos del 15-M, esos que capitaneaba Pablo Iglesias, que luego fue mi vicepresidente 1º y que yo pensaba que no me iba a dejar dormir. A veces le falla a uno la intuición y su natural humildad le inclina a reconocerlo. Claro que luego ahí están las fuerzas retrógradas de la extrema derecha para recordárselo a cada momento. ¡Dios, que paciencia!

Y luego me salen por ahí desleales como aquel ministro de Cultura que nombré….¡Vaya, ni siquiera recuerdo ahora su nombre…! Si, hombre, el valenciano, superprogre, simpaticón y mediático que no me duró más que una semana ¡Maxim Huerta, sí! Lo entrevistan en El Hormiguero y va y dice el tío que confirma mi vanidad y declara que, cuando me comunicó su intención de dejar el ministerio como consecuencia de alguna picia que le gastó a Hacienda, voy yo y, saliendo por peteneras, y después de admitirle su dimisión, parece que le dije “Me pregunto qué dirá de mí la Historia”.

Y es que el pueblo, de natural inculto, no sabe ni la misa la media de narcisismo y vanidad. Para narciso, El lindo Don Diego, el héroe de Agustín Moreto, aquel dramaturgo del XVII que dibujó un personaje engreído, estúpido y petulante hasta la médula. ¡Hay que tener miopía magna o ser insidioso hasta el tuétano para compararme a mí con ese petimetre de ficción y de tres al cuarto!

Nada de lo erróneo que pueda haber hecho mi gobierno me es achacable. Por ejemplo, esa ley del “solo sí es sí”, que me está trayendo por el camino de la amargura y que -ahora sí que sí-, me está llegando a quitar el sueño, ha sido por mor de esa jovencita, Irene Montero, empeñada en hacer leyes sin saber. Ahora me quieren culpar a mí también de esa metedura porque no quieren ver que yo soy un presidente que delego, que no soy autoritario, que voy siempre con la verdad por delante, que no sé lo que es mentir, y que lleva a gala la verdad por bandera.

Lo que no perdono de verdad es a algunos de mis excompañeros de partido que tuvieron también responsabilidades de gobierno. Como José Luis Corcuera que ha llegado a afirmar «Espero que los españoles no olviden la ausencia de compromiso con la verdad de Pedro Sánchez», o ese otro, César Antonio Molina, que se ha quedado tan pancho diciendo que “Sánchez no es socialista, es un autócrata”. ¡Y yo que pensaba que la envidia era solo cosa de las derechas...!

Pero, ahora que lo pienso, será mejor que me vaya esforzando de aquí en adelante en no volver a hablar de mi papel en la historia porque eso significaría que ya no estoy en Moncloa. No, no puedo permitirlo porque España me necesita, mucho más que yo a ella. Al fin y al cabo, están en Europa, en la OTAN y en otros cuantos organismos internacionales más deseando que llegue allí para deshacer los enredos que han marcado mis antecesores en el cargo. Entonces sí que me van a echar de menos los españoles. Pero, claro, lo habrán merecido porque si es así, es que no me habrán vuelto a votar para que rija sus destinos otros cuatro años más. Todo es pura envidia. Si ya tengo un papel en la historia, si me dejan otra legislatura, emborrono el legado de Felipe II, de Carlos III, y hasta de este otro Felipe VI, rey que me está haciendo tan difícil traer la III República.

José-Miguel Vila

Columnista y crítico teatral

Periodista desde hace más de 4 décadas, ensayista y crítico de Artes Escénicas, José-Miguel Vila ha trabajado en todas las áreas de la comunicación (prensa, agencias, radio, TV y direcciones de comunicación). Es autor de Con otra mirada (2003), Mujeres del mundo (2005), Prostitución: Vidas quebradas (2008), Dios, ahora (2010), Modas infames (2013), Ucrania frente a Putin (2015), Teatro a ciegas (2017), Cuarenta años de cultura en la España democrática 1977/2017 (2017), Del Rey abajo, cualquiera (2018), En primera fila (2020), Antología de soledades (2022), Putin contra Ucrania y Occidente (2022), Sanchismo, mentiras e ingeniería social (2022), y Territorios escénicos (2023)

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