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Ministro sui géneris

viernes 05 de abril de 2024, 08:45h

Se le puede ver defendiendo ahora la misma amnistía (léase impunidad), que hace muy poco rechazaba con idéntica vehemencia. Las razones que sostienen un cambio tan radical de opinión son peregrinas, pero ciertas: le "ahorra trabajo a la Justicia". También ha aportado una razón contundente para explicar el incendio de un tren que iba camino de Extremadura (la paciencia de esta comunidad autónoma roza ya la de un santo), diciendo que "Hay que acostumbrarse".

Sánchez ha cambiado sus gobiernos, pero sigue utilizando a algunos de sus reclutados como remedo de los Hermanos Marx (en el Oeste o en la ópera, da lo mismo), porque muestran que pueden tener mala bilis y que, con tal de acaparar los flashes de las cámaras y los micrófonos de los periodistas, son capaces de defender una cosa, la contraria, la anterior y la posterior. Díganme, si no, qué hace Óscar Puente, el exalcalde de Valladolid y flamante ministro de Transportes, defendiendo que hay que admitir que trayectos como el de Sevilla a Cáceres tengan que durar 10 horas, o el de Madrid a Badajoz más de cinco horas, y, además, conformarse con que de vez en cuando habrá con toda seguridad algún descarrilamiento, algún incendio en el convoy y, posiblemente, también algún muerto.

Un ministro así o es un cínico de la escuela de su presidente, o es un insolente de libro y que, quizás precisamente por eso, su boss lo ha colocado ahí sin haberle hecho antes un test a ver si es capaz de discernir cuestiones como la diferencia entre un guardagujas y un ministro de Trasportes.

Pero lo que verdaderamente marca diferencias entre el flamante ministro con sus compañeros de gabinete es su perfil bronco frente a las huestes del PP. Desde que pasó con nota el discurso de oposición al entonces candidato a la presidencia del gobierno de la nación, Alberto Núñez Feijoo, Puente se ganó la confianza de Sánchez y podría decirse, incluso, que su papel en el gobierno superguay y progresista de Sánchez es el mismo (y que Dios y Alfonso me perdonen), que el que tenía Guerra en el gobierno de González. Eso sí, salvando las siderales distancias intelectuales entre aquel y este. Alfonso podría recitar de memoria páginas y páginas de su paisano Antonio Machado, mientras que el exalcalde de Valladolid no sé hasta qué punto podrá citar obras de su paisano Miguel Delibes, pongamos por caso.

Veo ya al vallisoletano rey de la crispación caldeando el ambiente mitinero previo a las elecciones catalanas, vascas y hasta europeas. Pero, entre tanto, no va a bajarse tampoco del burro de X (antes Twitter), regalando a sus seguidores perlas como esa que dedicó al novio de Díaz Ayuso, a quién se refirió como "testaferro con derecho a roce", o a intimidar y amedrentar a periodistas, o a lanzar invectivas contra la empresa ferroviaria de titularidad francesa Ouigo, la nueva competidora de Renfe, refiriéndose a ella diciendo que "tomaba nota" de la capacidad económica de esta empresa para subirle el canon de Adif.

Las maneras escasamente diplomáticas de las que hace gala el ministro no son, desde luego, las exigibles a un representante del gobierno de la nación y, además de provocar posibles problemas diplomáticos con países vecinos, de incomodar y enervar de una sola tacada a todos los extremeños, andaluces y madrileños con sus declaraciones sobre las líneas ferroviarias que unen estas regiones, o fomentar el cabreo de medios, digo yo que podría dedicarse a cuestiones más provechosas y propias de su cartera ministerial.

José-Miguel Vila

Columnista y crítico teatral

Periodista desde hace más de 4 décadas, ensayista y crítico de Artes Escénicas, José-Miguel Vila ha trabajado en todas las áreas de la comunicación (prensa, agencias, radio, TV y direcciones de comunicación). Es autor de Con otra mirada (2003), Mujeres del mundo (2005), Prostitución: Vidas quebradas (2008), Dios, ahora (2010), Modas infames (2013), Ucrania frente a Putin (2015), Teatro a ciegas (2017), Cuarenta años de cultura en la España democrática 1977/2017 (2017), Del Rey abajo, cualquiera (2018), En primera fila (2020), Antología de soledades (2022), Putin contra Ucrania y Occidente (2022), Sanchismo, mentiras e ingeniería social (2022), y Territorios escénicos (2023)

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