www.diariocritico.com

¿Y ahora qué?

miércoles 02 de agosto de 2023, 07:51h

La noche del 23 de julio era esperada por todos. Había la intuición de que habría un antes y un después para España tras estas elecciones generales. Fue así, pero todo el mundo equivocó el rumbo final de la nueva situación.

Las encuestas erraron las proyecciones de voto y el parlamento resultante dibujaba un endiablado panorama, que aún se ha empeorado una semana después tras el recuento del voto CERA, que atribuye un diputado más al PP (137), el mismo que se resta al PSOE (121) que, en esta nueva tesitura, tendría que obtener un sí expreso de Junts, la formación de Puigdemont, porque ya no bastaría la abstención de la formación catalana para volver a elevar a Pedro Sánchez a la presidencia del gobierno.

Atrás quedó ya, como si hubiesen pasado varios meses, esa extraña celebración del partido perdedor (PSOE), que fue capaz de recuperar un altísimo número de votos que las encuestas preelectorales atribuían al PP, lo que supuso una especie de bálsamo de fierabrás para los chicos de Ferraz, al tiempo que el partido ganador (PP), digería con la misma dificultad que amargura una victoria que, así de pronto, se le antojaba pírrica e insuficiente para que Alberto Núñez Feijóo pudiera formar gobierno con tranquilidad y, sobre todo, sin tener que recurrir a VOX y a su líder, Santiago Abascal, demonizado por unos y por otros -estos últimos por puro contagio-, como si ahora Belcebú no estuviese en las filas de Bildu, Ezquerra y Junts, y se hubiese pasado a las filas de VOX.

Cierto o no, la verdad es que los pactos firmados por PP y VOX con impaciencia extrema antes del 23 de julio (Valencia, Extremadura, Baleares…), dieron a Sánchez la excusa perfecta para volver a alertar a los socialistas moderados e indecisos de volver a darle su apoyo y con ello remontar sus malísimas expectativas de voto que le atribuían todas las encuestas, incluida la de sus amigos de El País, y con la única y esperable excepción del CIS de Félix Tezanos que, por una vez y sin que sirva de precedente, fue la que más se acercó a los resultados que finalmente arrojaron las urnas. En sentido contrario, Sánchez y Bildu enfriaron a sus huestes y han conseguido aplazar el pacto que, ya metidos en agosto, Navarra aún no ha sido entregada a los brazos de los bilduetarras, como así va a suceder antes o después.

La hora del patriotismo

Decía más arriba que la situación resultante del nuevo parlamento que echará a andar oficialmente el próximo 17 de agosto, es por lo menos “endiablada”. El término se lo pido prestado a Emiliano García-Page, que este fin de semana pasado analizaba la nueva situación en una interesante entrevista concedida a Europa Press con una ecuanimidad cada vez menos frecuente en las filas de sus compañeros dirigentes de Ferraz. Aseguraba Page, en el terreno del deber ser, que su partido no podía gobernar España “a cualquier precio”, y no estoy muy seguro de que esa afirmación sea compartida por el núcleo duro del PSOE, y especialmente por su cabeza visible, Pedro Sánchez.

Pero, si nos paramos a analizar con la frialdad del científico los resultados electorales, concluiríamos todos en que los únicos partidos que han ganado peso específico en la contienda electoral han sido el PP, con 48 diputados más respecto a las de 2019, y el PSOE, con un diputado más respecto a las últimas elecciones generales que, aunque a primera vista no parecería mucho, la cosa cambia si tenemos en cuenta la debacle que todo el mundo presumía una semana antes, incluido el propio PSOE.

A ambos lados de esos dos grandes partidos, tanto por la derecha como por la izquierda, ha habido una buena sangría de votos: VOX ha perdido 19 diputados, y Sumar, el partido de diseño de Yolanda Díaz, aunque aglutina a más partidos que unidas podemos, se ha dejado 7 diputados por el camino. Y los nacionalistas e independentistas tampoco han salido muy bien parados de la cita, excepción hecha de Bildu que ha ganado un diputado, mientras que ERC ha bajado 6 escaños -casi la mitad de los que tenía-, y tanto Junts como el PNV han perdido un escaño.

Dicho de otra forma, que las urnas han hablado alto y claro y, aunque les pese a los dirigentes del PP y PSOE, es la hora del diálogo y del pacto, es la hora del patriotismo bien entendido. Dejémonos de propaganda y aceptemos que la realidad política, social y económica del país, exige grandes pactos de los principales partidos como única fórmula de salir cuanto antes del déficit, el escaso crecimiento, la baja renta per cápita y las cifras del empleo falseadas, siéntense y acuerden. Y en el terreno político ídem de ídem.

Si hay que reformar la constitución, hágase como en la transición, con diálogo y respeto constantes entre todos los interlocutores. Si entonces fueron Adolfo Suárez, Felipe González y Santiago Carrillo quienes fundamentalmente tuvieron que ceder y acordar, ahora es el turno de Alberto Núñez Feijóo y Pedro Sánchez como antesala a la oferta que después habrán de compartir también con el resto de partidos políticos con representación parlamentaria.

Eso sí que sería ser patriotas, y en el mejor sentido del término. Probablemente el mismo al que se refiere García-Page en la aludida entrevista, cuando llega a decir que “los partidos políticos deben de estar al servicio de la Constitución", y no "la Constitución al servicio de los partidos".

Repito, señores Feijóo y Sánchez, siéntense, dialoguen, pacten y acuerden un gobierno de concentración que uno puede presidir la mitad de la legislatura y el otro la otra mitad en un ejecutivo con representación proporcional al resultado obtenido por ambos partidos y la inclusión de algún tecnócrata si es necesario. Es la hora de la generosidad, es la hora de España. Es lo que deseamos la inmensa mayoría de los españoles, aunque al mismo tiempo lo vemos como un deseo más que improbable de que se convierta en realidad.

José-Miguel Vila

Columnista y crítico teatral

Periodista desde hace más de 4 décadas, ensayista y crítico de Artes Escénicas, José-Miguel Vila ha trabajado en todas las áreas de la comunicación (prensa, agencias, radio, TV y direcciones de comunicación). Es autor de Con otra mirada (2003), Mujeres del mundo (2005), Prostitución: Vidas quebradas (2008), Dios, ahora (2010), Modas infames (2013), Ucrania frente a Putin (2015), Teatro a ciegas (2017), Cuarenta años de cultura en la España democrática 1977/2017 (2017), Del Rey abajo, cualquiera (2018), En primera fila (2020), Antología de soledades (2022), Putin contra Ucrania y Occidente (2022), Sanchismo, mentiras e ingeniería social (2022), y Territorios escénicos (2023)

¿Te ha parecido interesante esta noticia?    Si (1)    No(0)

+
0 comentarios