www.diariocritico.com

¿Qué hacer con la vieja regañona?

martes 25 de octubre de 2022, 12:48h

Me refiero a Europa. Aquí inventamos la democracia, los derechos humanos, la ética empresarial, la filosofía y hasta la paz después de dos milenios matándonos por un quítame allá esas pajas: reyes primos hermanos capaces de montar una guerra cruenta durante 20 años solo porque me gusta más el título de emperador que el de rey. En fin, nosotros.

Después de la IIGM, escondimos el rabo entre los cuartos traseros, le echamos toda la culpa a Alemania y reconstruimos lo roto con los dineros Marshall. Hasta 2010, por poner una fecha, vivimos 6 décadas de bonanza y bonhomía: inventamos el Estado del Bienestar con atención médica gratuita y universal (era como llamábamos a amparar a todos los nacionales, nadie pensaba en los que vendrían a operarse de la vesícula desde Burundi), educación gratuita hasta los 18 años más buenos sistemas de becas universitarias, y un ahorrillo personal devengado mensualmente que acaba convirtiéndose en nuestra pensión.

Pero ahora, desde el 2011, Europa se ha mirado al espejo de la realidad y ve en lo que se ha convertido desde mucho antes de esa fecha: sin poder efectivo, rendida al capitalismo amoral estadounidense, sin materias primas ni fábricas y revestida con el armiño de los Derechos Humanos, Europa no es más que una vieja regañona que cada vez tiene menos que aportar.

Josep Borrell dice que Europa no puede ser un hervíboro en un mundo de carnívoros. Vale la metáfora de la Europa-Vaca, al fin fue Zeus disfrazado de toro el que raptó a Europa. Pues eso, una vaca, un rumiante entre depredadores. Nuestra capacidad de influir en el mundo es lo que en diplomacia se llama soft power, o sea, blanditos que, sin poder real y efectivo, acabamos regañando a todos sin más poder que las migajas que nos caen de la mesa yanki.

Debemos centrarnos en el diseño, el arte sin activistas cafres, las ideas y las ingeniería etecnológica como venimos haciendo desde los 80 en que se deslocalizó la producción. Eso significa, entre otras cosas, que pronto los programadores y diseñadores web no serán otra cosa que operarios, obreros, mano de obra o como quiera llamárseles, nuevos ganapanes con los que reconstruir una clase media amplia amparada por un estado del bienestar económicamente sostenible. Y para ello necesitamos parir como conejos (o dejar que vengan forasteros) para tener contribuyentes que sostengan una forma de vida única en el mundo y en la historia, una forma de vida de la que sentirse orgullosos.

Y también tenemos que enseñar los caninos y mostrar que no somos una vaca, tenemos que reforzarnos militarmente, unificarnos ideológicamente y conformar una UNIÓN Europea, no una reunión de europeos que es lo que somos. Necesitamos, pues, un ejército común, no una agregación de ejércitos, una unión política y gubernativa eficaz y, sobre todo, volver a sentirnos orgullosos de ser europeos, de nuestra esencia y carácter grecolatinos.

Los tiempos que vivimos son raros -todos lo son- pero debemos recuperar nuestra esencia porque lo que somos es bueno: no podemos ser comparsas woke de la corrección majadera de los usos sociales de estados Unidos, donde no puedes decir gordo o maricada porque son palabras prohibidas pero si te puedes morir en la calle por una hernia inguinal sin que nadie se percate en días porque no tienen una seguridad social a la europea.

Nuestros hijos, esa Gen Z que confunde medios con fines y fines con malas rimas de rapero, se están haciendo a esa banal forma de vida y ahora los más niñatos han decidido pegarse con Loctite a las paredes después de lanzar puré sobre obras de arte emblemáticas de la humanidad, iconoclastia barata. Sí, cierto, lo han hecho con dos cuadros protegidos por sendos cristales, pero vista la capacidad reflexiva de esta muchachada, pasado mañana joderán el Gernika o las Meninas, al tiempo. Lo que quiero decir es que tenemos que recuperar lo que hace tan solo un par de generaciones era el orgullo del planeta, esa Europa inteligente, culta y humanitaria que, además, era un interlocutor con heavy power tanto por su capacidad económica como por su poderío militar. Tenemos que pasar al siguiente nivel o la desidia nos arrasará.

¿Te ha parecido interesante esta noticia?    Si (1)    No(0)

+
2 comentarios