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La existencia como eslogan, con Tina y Tony en el corazón

sábado 02 de septiembre de 2023, 18:20h

Un eslogan, que aunque parezca voz de nuevo cuño es de origen gaélico en su rama celta, consiste en una frase corta y sintética que pretende promover la rápida identificación y memorización de una marca o concepto identitario. Y resulta y es el caso que en ocasiones la idea remite directamente a la existencia misma que la define. A tal se refiere el muy conocido lema “Teruel existe”, que intenta llamar la atención sobre las dificultades de supervivencia de una de las provincias más despobladas de Europa, y también, paradógicamente, su consigna en contrario para Molise, la segunda región menos poblada y menos extensa de Italia, que ha hecho suyo el lema “Il Molise non esiste”. Situada entre el mar Adriático y las regiones de Los Abruzos, Apulia, Lazio y Campania, su paisaje densamente montañoso y agreste, sus escasos recursos económico-productivos, y el desinterés de romanos, lombardos, normandos y borbones, que a través de los siglos ejercieron su dominación sobre la península, la fueron apartando del conocimiento público, al punto de que durante las muchas giras realizadas por Giorgio Napolitano, Presidente de la República entre 2006 y 2016, Molise fue la única región, de las veinte del territorio, que sus pies no llegaron a hollar.

El periodista y escritor Enzo Luongo, autor del libro Il Molise non existe, sostiene que la broma empezó a gestarse en redes sociales con el hashtag #ilmolisenonesiste, donde se recogían pintorescas historias fabuladas como las de un joven molisano que hacía su Erasmus en Italia. De parecida chufla se hicieron pronto eco en sus comparecencias públicas personajes como el cómico y político Beppe Grillo o el ex primer ministro Matteo Renzi. Y de aquellos polvos surgieron fructíferos lodos en forma de libros, monólogos teatrales, artículos de prensa y numerosas manifestaciones culturales. Un video colgado en Youtube en 2015 con el título Il Molise non existe !! cuenta con dos millones de visitas. Nada mal para una región con pocos más de trescientos mil habitantes y sobre cuya existencia se introducen perversas y cómicas dudas.

Sin embargo, Molise es una región de inmenso atractivo. Más allá de sus magníficos paisajes y abrumadora naturaleza, esta salpicada de localidades de singular interés. Por citar algunos pocos ejemplos, el pueblo de Agnone es el proveedor oficial de campanas de Vaticano, y su fundición Marinelli Bell la más antigua en funcionamiento del mundo; Térmoli cuenta con una paradisíaca playa de más de diez kilómetros ajena a la masificación turística y orgullosamente custodiada por la imponente fortificación de Castello Svevo; Campobasso, la capital regional, mantiene su viejo trazado medieval sobre el que se eleva el castillo de Monforte y en Roccavivara se encuentra la bellísima abadía románica de Canneto. Además, en Castelpetrosso se alza la descomunal basílica neogótica de Maria Santissima Addolorata, y en Montenero di Bisaccia vive la memoria del fiscal anticorrupción Antonio di Pietro, fundador del movimiento Manos limpias.

Pero, por encima de todos esos alicientes y señuelos, brilla con especial fulgor la localidad y comune de Bonefro, que, rampando entre montes y bosques mediterráneos, con el mar relativamente lejano pero visible a ojo desnudo, acoge, entre otros singulares atractivos, un edifico señorial que alberga la muestra permanente del fotógrafo de fama mundial Tony Vaccaro. Justo enfrente, el Convento de Santa Marie delle Grazie, donde está instalado un tan didáctico como exquisito museo etnográfico, y el interesantísimo Archivo Tina Modotti, que hace solo unos días ha sido el banderín de enganche para el Segundo Encuentro internacional sobre la pionera del fotoperiodismo y portentosa fedataria en imágenes del movimiento artístico de la posrevolución mexicana.

Michelantonio Celestino Onofrio, “Tony” Vaccaro, hijo de la gran emigración italiana transoceánica de los años veinte, nació en Greensburg, Pennsylvania, USA, pero regresó con la familia a Bonefro, patria chica de sus ancestros cuando tenía tres años y allí permaneció hasta los diecisiete. Llamado a filas tras la entrada de Estados Unidos en la Segunda Guerra Mundial, participó de forma protagonista en el relato gráfico de la apertura del Segundo Frente en Europa, tras el desembargo de Normandía, y en el avance de las tropas aliadas por Francia y Alemania. Armado con una cámara Argus C-3 en una mano, un fusil M-1 en la otra, y el casco para el revelado urgente, fue el autor de de más de veinte mil instantáneas con las que dio fe de la epopeya, y por ellas recibió, entre otros galardones, la orden francesa de Caballero de la Legión de Honor y la Cruz de la Orden del Mérito de la República Federal Alemana. De entre todo ese inmenso tesoro fotográfico quizá la imagen más icónica sea la titulada El beso de la liberación, tomada a mediados de agosto de 1944 y en la que el sargento Gene Costanzo besa en la mejilla a una niña en Saint-Briac-Sur-Mer, mientras algunos de sus convecinos bailan jubilosos a sus alrededor. Terminada la contienda, Tony volvió a Estados Unidos, donde cambió por completo sus registro artístico dedicándose a la fotografía de moda y al retrato de personajes tan relevantes como Jonh F. Kennedy, Anita Ekberg, Pablo Picasso, Sofía Loren, Frank Lloyd Wright, Marilyn Monroe, Jackson Pollock, Anna Magnani o Federico Fellini, entre otros muchos.

Falleció en Nueva York el 28 de diciembre de 2022, ocho días después de haber cumplido los cien años y no sin antes haber celebrado una videoconferencia con sus paisanos de Bonefro en el auditorio del Convento donde durante los pasados 26 y 27 de agosto se ha celebrado el 2º Incontro Internazionale Tina Modotti.

Por este simposio han desfilado prestigiosos investigadores “modottianos” de distintos países, a los que ya nos referimos en una anterior entrega, que han puesto sobre la mesa una muy potente puesta al día sobre la figura universal de Tina, bajo la dirección de la prestigiosísima investigadora alemana Christiane Barckhausen-Canale, con el apoyo logístico de Nicola Montagano, máximo edil de Bonefro, y su asesora cultural Carmen Lalli, y todo ello bajo la eficaz supervisión logística del poliédrico Giorgio Pletea. Pero, para sorpresa de muchos el plato fuerte del seminario fue la representación teatral basada en extractos de las obras Tina a Berlino-La Camera oscura, original de la cantante y actriz italiana Tullia Benatti, Maria, Tina Modotti, de la actriz española Zaida Rico, y La última rosa, ópera de la actriz italiana Alice Valente Visco, con el apoyo actoral de la gran fotógrafa española Remedios Renog. Un espectáculo de hondo dramatismo y singular belleza, que se cerró con una emocionante evocación del martirio de Las Trece Rosas; el colectivo de jóvenes socialistas vilmente asesinadas por las hordas franquistas en Madrid, el 5 de agosto de 1939.

Bonefro, semiperdida entre las estribaciones de los montes Apeninos, ha sido en estos días y seguirá siendo territorio mágico de la memoria y realidad de varios entes; existencia viva e imperecedera de Tony Vaccaro y Tina Modotti, porque como nos enseñó el tan sabio, prudente y Nobel José Saramago: “Somos la memoria que tenemos y la responsabilidad que asumimos. Sin memoria no existimos y sin responsabilidad quizá no merezcamos existir”.

Miguel Ángel Almodóvar

Sociólogo y comunicador. Investigador en el CSIC y el CIEMAT. Autor de 21 libros de historia, nutrición y gastronomía. Profesor de sociología en el Grado de Criminología.

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