www.diariocritico.com

Revisión, reinterpretación y cancelación de la historia

viernes 02 de septiembre de 2022, 12:17h

En los últimos años, el revisionismo y reinterpretación de la historia perpetrada fuera de los círculos académicos y científicos, genera una oleada de sinsentidos revanchistas que se concretan en la retirada o vandalización de esculturas de los hasta hace no tanto considerados como grandes personajes, y en la puesta fuera de la circulación de obras literarias que no encajan con los estándares de lo políticamente correcto. Todo ello, en un adobo de superioridad moral aliñada de pretendido antirracismo, antisupremacismo blanco, anticolonialismo de tiempo pasado y erudición a la violeta.

Es probable que todo empezara cuando en 2004, los partidarios del fallecido presidente venezolano Hugo Chávez, sometieron a juicio simbólico la estatua de Cristóbal Colón ubicada en la Plaza Venezuela de la capital, que concluyó con el veredicto de culpabilidad y la condena al derribo. Cinco años después ya no quedaba en el país ni una sola talla del Almirante de la Mar Océana.

En 2018 y en la misma línea revisionista, la prestigiosísima Universidad californiana de Stanford ordenó retirar el nombre del misionero franciscano y mallorquín Fray Junípero Serra Ferrer de su campus, cuya nominación general, paradójicamente, sigue ostentando el apellido de Leland Stanfrod, magnate neoyorkino que un siglo después de la aventura evangelizadora de Serra, promovió y financió las masivas cacerías de indígenas que no hacían juego con el paisaje por donde habrían de circular los ferrocarriles de las compañías Southen Pacific y Central Pacific de las que, casualidades de la vida, era Presidente. Ese mismo año, el Ayuntamiento de Los Ángeles, California, convino en retirar la estatua de Colón que se alzaba en le centro de la ciudad: “… como un acto de justicia reparatoria para los habitantes originarios”, y, más o menos en esos días el consistorio de Barcelona España, evacuaba el monumento al empresario y mecenas Antonio López y López, primer marqués de Comillas, en la plaza homónima de la Via Laietana, por haber hecho fortuna con el tráfico de esclavos entre las costas africanas y la isla de Cuba.

En 2019, y en el contexto de las manifestaciones contra el aumento del coste de la vida, en Arica, ciudad portuaria y surfista del norte de Chile, la estatua del navegante Colón fue decapitada y más tarde destruida. Al año siguiente, similar monumento fue retirado de su pedestal en el Paseo de la Reforma de la Ciudad de México para erigir en su lugar la talla de una mujer olmeca.

Mas tarde, en 2020, el Museo de Historia Natural de Nueva York, arrumbó la estatura ecuestre del presidente Theodore Roosevelt por la escandalosa circunstancia de estar flanqueada por un indígena y un negro semidesnudos; algo que por otra parte podría contravenir las normas de moral logarítmica de las redes Facebook e Instagram.

Ese mismo año, en junio, miembros notables del Partido Demócrata del Condado de Orange, aprovechando que el Pisuerga pasa a más de nueve mil kilómetros, presentó una resolución para pedir que el aeropuerto regional deje de llamarse John Wayne.

Argumentaban que el actor dejó muy claro que era racista cuando en una entrevista concedida a la revista Playboy en 1971, dijo: “Creo en el supremacismo blanco mientras los negros no se eduquen hasta alcanzar cierto nivel de responsabilidad”.

Más tarde, en octubre de 2021, el Ayuntamiento de Nueva York decidió retirar la estatua de Tomas Jefferson, uno de los padres fundadores de Estados Unidos, que presidía la sala de Juntas del edifico, por haber sido propietario de más de seiscientos esclavos y esclavas, y de haber tenido seis hijos con una de ellas, Sally Hemings. Por el aquel de que “cuando las barbas del vecino veas pelar”, no es difícil imaginar que las correspondientes tallas dedicadas a George Washington, primer Presidente USA y aunque lampiño a lo largo de toda su vida, hayan puesto las suyas a remojar, habida cuanta de que cuando solo contaba con once añitos ya había heredado un lote de diez esclavos y que a su muerte, contando con los aportados en dote matrimonial por su esposa, Martha Dandridge Custis Washington, sumaban tres centenares.

El último exceso de esa llamada “cultura de la cancelación” ha tenido lugar en Alemania, donde han sido retirados los libros y películas relacionadas con el indio Winnetou, personaje creado en el siglo XIX por el escritor Karl May dentro de un original género de Far West, a quien en sus ficticias correrías siempre acompañó Old Shatterhand, ingeniero alemán reconvertido el cowboy. En el acusatorio listado de cargos figuran el de, supuestamente, “haber defendido estereotipos racistas y coloniales, y ofrecer una imagen romántica y con muchos clichés sobre los nativos norteamericanos, que no se ajustan a la realidad histórica de la opresión de los pueblos indígenas”. El prestigioso diario Bild ha arremetido contra la iniciativa diciendo que: “…están quemando en la hoguera al héroe de nuestra infancia”.

Para mí que estamos perdiendo el oremus, porque juzgar con criterios y parámetros morales del siglo XXI, hábitos, costumbres y prácticas específicas de pasadas centurias constituye una aberración conceptual de ingentes proporciones. Si continuamos por ese camino bien podríamos simplificar las figuras de Alejando Magno y de Julio César como genocidas LGTBI+.

Por si acaso, y curándome en salud, me he puesto a repasar las relaciones de Lazaro de Tormes con el negro Zaide, quien, amancebado con su madre, Antoña Pérez, traía buena comida a casa y además le dio un gracioso hermanastro mulato, pero que vaya usted a saber que mefistofélicas intenciones ocultaban madre e hijo con el susodicho. Ahí puede haber tomate. Así que atentos, preparados para inminentes nuevos desatinos y entretanto a buscar refugio en la nostalgia de aquellos siglos dorados de cuando solo había un tonto por pueblo.

Miguel Ángel Almodóvar

Sociólogo y comunicador. Investigador en el CSIC y el CIEMAT. Autor de 21 libros de historia, nutrición y gastronomía. Profesor de sociología en el Grado de Criminología.

¿Te ha parecido interesante esta noticia?    Si (1)    No(0)

+
0 comentarios