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Surrealistas y españolas, haylas

lunes 06 de mayo de 2024, 09:19h
Andrés Breton y portada de la primera edición del Manifiesto surrealista
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Andrés Breton y portada de la primera edición del Manifiesto surrealista

Europa ha declarado 2024 como Año del Surrealismo en el centenario de la publicación del Manifeste du surréalisme/ Manifiesto del surrealismo, del escritor, poeta y ensayista francés André Breton, quien definió el movimiento como: "...automatismo psíquico puro, por cuyo medio se intenta expresar, verbalmente, por escrito o de cualquier otro modo, el funcionamiento real del pensamiento. Es un dictado del pensamiento, sin la intervención reguladora de la razón, ajeno a toda preocupación estética o moral”.

El movimiento surrealista explotó como la pólvora en el viejo continente y su estruendo e impacto llegó rápidamente a la poesía, al cine y a todas las bellas artes, aunque en la conmemoración se ha decidido darle un especial protagonismo a la pintura. El Royal Museums of Fine Arts of Belgium, en colaboración con el parisino Centre Pompidou, acogerá una exposición itinerante bajo el título Imagine! 100 years of international surrealism, que reunirá 130 obras de arte. Inicialmente se exhibirá en Bruselas y París, y luego en el Hamburger Kunsthalle de Hamburgo, Alemania, la Fundación Canal de Madrid, España, y el Philadelphia Museum of Art, en Filadelfia, Estados Unidos.

Aún dándonos con un canto en los dientes ante la inminencia de que tan extraordinaria muestra llegue a nuestros lares, es de lamentar que, como viene siendo habitual, no se haya desarrollado una iniciativa autóctona para mostrar lo que en su momento significaron, por ejemplo, el poemario Poeta en Nueva York, escrito por Federico García Lorca, entre 1929 y 1930, en la neoyorquina Universidad de Columbia o de la película Un chien andalou/ Un perro andaluz, de la pareja Luis Buñuel y Salvador Dalí, estrenada el 6 de junio de 1929 en el cine Studio des Ursulines de París, solo cinco años después del manifiesto, amén del extraordinario protagonismo mundial en la pintura del mismo Dalí o de Joan Miró, el máximo surrealista español a juicio del propio Breton por su automatismo psíquico puro, a los que siguen de cerca artistas como José Moreno Villa, Oscar Domínguez, Àngel Planells i Cruañas o Gregorio Prieto entre una extensa lista.

'La verbena y Espantapájaros', de Maruja MalloAunque puestos a pedir y teniendo en cuenta los vientos que corren en pro de visibilizar el papel de la mujer en la historia y en sus ámbitos, hubiera sido contingente y necesario organizar una muestra en torno a las artistas españolas que tuvieron un singular protagonismo en la pintura surrealista, porque, como dice la historia del arte Mónica Herencias Gómez: “Las mujeres que formaron parte de las vanguardias artísticas lo hicieron de una manera radical, rompiendo con la moral que les impusieron y se lanzaron a vivir con libertad. Desarrollaron carreras plenas sintiéndose iguales a sus compañeros en sus figuras, y en concreto en tres pintoras españolas, como son: Maruja Mallo, Remedios Varo y Ángeles Santos”.

La lucense Maruja Mallo, llegó con veinte años a la madrileña Academia de Bellas Artes de San Fernando y no tardó en integrarse en la llamada “Generación del 27”, a la que, del lado varonil y según confesó a quien esto escribe, se la “pasó por la piedra” enterita, a excepción y por razones obvias, de Lorca, Prieto, y Luis Cernuda, con el galardón añadido de haber sido la artífice del desfloramiento de Miguel Hernández.

Formó parte de las “Sin sombrero”, un grupo de mujeres intelectuales y artistas que, un día, paseando por la Puerta de Sol madrileña con Dalí, Lorca y la pintora Margarita Manso, ambas mujeres decidieron quitarse el sombrero para “descongestionar las ideas”, siendo inmediatamente increpadas e incluso apedreadas por los transeúntes bien pensantes. Desde aquella peripecia, el que las damas pasearan destocadas pasó a ser un símbolo de rebeldía y compromiso social. En aquella época, la pintura de Maruja era geométrica, colorida, espontánea, llena de luz, casticista y experimental. En 1928 y de la mano de su amigo José Ortega y Gasset dio el salto a la fama, al ser invitada a exponer su obra en los salones de la Revista de Occidente.

Cinco años después marchó becada a París y allí trabó amistad, entre otras muchas figuras del movimiento surrealista, como Breton, Miró, Max Ernst, René Magritte y Giorgio de Chirico, bajo cuya influencia su obra se tornó más sobria en color, al tiempo que sus cuadros se fueron poblando de figuras fantasmales y lúgubres. De regreso a Madrid, se dedicó a la docencia en las republicanas Misiones Pedagógicas, y, cuando se produjo el Golpe de Estado militar, escapó a Lisboa y de allí a Buenos Aires, con ayuda de su amiga la poeta chilena Gabriela Mistral. Tras un cuarto de siglo en el exilio regresó a Madrid, siguió pintando y fue profusamente galardonada con premios tan importantes como la Medalla de Oro de las Bellas Artes, en 1982. En torno a dos de sus obras más conocidas, La verbena y Espantapájaros, escribió Lorca: “Maruja Mallo, entre Verbena y Espantajo toda la belleza del mundo cabe dentro del ojo, sus cuadros son los que he visto pintados con más imaginación, emoción y sensualidad.”

'Papilla estelar, La creación de las aves, y L'agent double', de Remedios Varo Por lo que se refiere a la gerundense Remedios Varo nació en 1908 y se inició en el dibujo casi desde la niñez. Con solo quince años ingresó en la Academia de Bellas Artes de San Fernando. En 1932 se estableció en Barcelona para trabajar como pintora y publicista, hasta que el pintor surrealista Esteban Francés la introdujo de lleno en el surrealismo, del que transitó hacia el grupo Logicofobista, que aspiraba a representar los arcanos del alma con sugerentes formas. Tras el Golpe de los militares africanistas huyó a París donde trabo amistad con Bretón, Miró, Max Ernst, Dora Maar y Leonora Carrington. En 1941, ocupada la capital francesa por el ejército nazi-alemán, se exilió en México donde colaboró con Frida Kahlo y Diego Rivera. Desarrolló una obra interesantísima donde se amalgama lo científico, lo místico y lo esotérico. En 1963, con tan solo cincuenta y cinco años, murió por un infarto de miocardio. André Bretón, profundamente conmovido, escribió: “El surrealismo reclama toda la obra de una hechicera que se fue demasiado pronto.” Entre sus muchísimas y brillantes obras, nos quedamos con Papilla estelar, donde aparece uno de sus temas más recurrentes: la maga todopoderosa que crea universos, La creación de las aves y L’agent double.

'Un mundo, y Tertulia', de Ángeles SantosPor último, la también gerundense Ángeles Santos, nacida en 1911, fue brillantísima niña prodigio y con tan solo dieciocho años pintó su obra más importante y famosa, Un mundo. Admirado ante la obra, Ramón Gómez de la Serna dijo: “Ángeles Santos, que aparece como Santa Teresa de la pintura, oyendo palomas y estrellas que le dictan el tacto que han de tener sus pinceles”. De esa época es también Tertulia, otro de sus cuadros más conocidos. Pero, solo un año después, sufrió una fuerte crisis que la llevó al psiquiátrico. Tras unos años en el centro, marchó a Barcelona donde conoció al pintor y grabador, adscrito a la “Escuela de París” Emili Grau Sala, con el que contrajo matrimonio. Su pintura evolucionó entonces hacia el impresionismo y al paisaje.

Para cerrar y colofonear, volvemos a beber en la fuente primigenia, la historiadora del arte Mónica Herencias, que dice fueron: “… excepcionales, valientes y talentosas, rompieron con las normas impuestas a las mujeres para dedicarse profesionalmente a lo que les apasionaba. Vivieron con libertad e independencia y crearon un arte transgresor y vanguardista de gran calidad que merece ser reconocido y admirado”.

Amén.

Miguel Ángel Almodóvar

Sociólogo y comunicador. Investigador en el CSIC y el CIEMAT. Autor de 21 libros de historia, nutrición y gastronomía. Profesor de sociología en el Grado de Criminología.

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