> Análisis: Pablo Iglesias y la prensa

Pocos podían imaginar que una intervención de Pablo Iglesias en la Facultad de Filosofía de la Universidad Complutense de Madrid podría acabar con un plantón de la prensa. Durante su discurso, el líder de Podemos mencionó directamente a un redactor de 'El Mundo' y, con tono burlón, señaló que tenía que escribir informaciones negativas sobre ellos para prosperar en su periódico.

Ahí no acabó la cosa, luego continuó la 'broma' señalando que los periodistas que cubrimos Podemos en realidad sentimos un "amor" por nuestro objeto de trabajo a pesar de que nos "obliguen" a hablar mal de Podemos.

Cuando otra compañera alzó la voz para expresar su disconformidad con las palabras del político y su apoyo al compañero de 'El Mundo', Iglesias dijo que no se había entendido que estaban en una universidad, no en una rueda de prensa.

El problema es que Pablo Iglesias siempre es Pablo Iglesias, el líder de Podemos y el aspirante a presidente de España, esté en una universidad o en cualquier otro sitio. Por eso el entorno no justificaba sus palabras, como se ha visto por las numerosas críticas que ha recibido.

El secretario general de la formación morada se ha disculpado en Twitter, pero sólo a medias. En cambio, otros compañeros suyos, como Pablo Echenique, han querido revestir lo ocurrido con una reflexión más sensata que no casa muy bien con el tono de Iglesias.

Siento haber ofendido y pido disculpas. No debí personalizar. Pero dije la verdad. Vean aquí el vídeo y juzguen https://t.co/U6zhE1cTQb

— Pablo Iglesias (@Pablo_Iglesias_) 21 de abril de 2016

Muchos han querido relacionar el episodio de este jueves con otros comentarios de Iglesias, como el ya célebre 'precioso abrigo de pieles que lleva usted' que le espetó a una periodista de 'El Español' en plena rueda de prensa. Pero eso sería confundir una simple torpeza con un discurso preparado, del que Iglesias no podía ignorar al menos parte de sus efectos.

Lo curioso de lo ocurrido en la Complutense es que Iglesias ha elegido como objetivo a un redactor. No al medio entero, no a un jefe -como, por otra parte, ha hecho en innumerables ocasiones con el grupo 'Prisa'-, sino a un redactor. Con nombre, apellido y referencias a su periódico, para que no hubiera ninguna duda de a quién se estaba refiriendo.

"Los periodistas de a pie llevan a cabo en su inmensa mayoría (según mi experiencia) una labor tan encomiable como difícil. (...) Son personas que, en su mayoría, aman su profesión y quieren ejercerla con honestidad y con calidad. Si los periodistas que yo conozco son una muestra significativa, se trata de personas que se sienten orgullosas de poner su firma al pie de una noticia interesante e innovadora, pero también rigurosa e imparcial. Lo increíble del caso es que, a pesar de las fuertes presiones de los que pagan, lo consiguen muchísimas veces". No son palabras de Iglesias, sino de Echenique.

"@ahorapodemos, los periodistas y sus circunstancias" MI reflexión sobre lo dicho hoy por @Pablo_Iglesias_ en la UCM https://t.co/zZ5A3bohMQ

— Pablo Echenique (@pnique) 21 de abril de 2016

Otro elemento perturbador de la intervención de Iglesias de este jueves es su concepción del trabajo de los periodistas que cubrimos informaciones de Podemos. Más allá de las bromas. Las declaraciones del líder de Podemos insinuaban que cuando escribimos noticias en las que Podemos no salga favorecido es porque nos "obligan". Es un ataque, es una caza de brujas, como han dicho en múltiples ocasiones. En cambio, lo normal es que escribiéramos cosas que les hagan quedar bien porque "Podemos es sexi", según manifestó Iglesias también este jueves.

Aplauden cuando la prensa saca los colores al ex ministro José Manuel Soria, cuando los periodistas se quejan por las ruedas de prensa por plasma de Mariano Rajoy, pero ¿cómo vamos a hacer lo mismo con el partido de Pablo Iglesias? En la concepción del líder de Podemos, ellos son la gente, son el pueblo y al pueblo soberano no se le toca. Y absolutamente cualquier crítica tiene más que ver con un complot de los poderosos que con una voluntad informativa.

Las críticas (y la autocrítica) sobre la prensa son legítimas y, a veces, necesarias para poder avanzar. Pero así no. Poniendo en la palestra a un redactor e intentando ridiculizar a un grupo de periodistas porque no te gustan las informaciones, así no.

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