Gana la línea ‘dura’

A toro pasado, es fácil decir ‘era previsible’, pero en Diariocrítico ya habíamos avisado el pasado 12 de diciembre que el proceso de paz estaba seriamente amenazado por distintos factores, el más importante la aparente ruptura que los servicios de información habían detectado en ETA: los ‘blandos’ de ‘Josu Ternera’ no podían contener a los ‘duros’ de ‘Txeroki’. Luego, era más que previsible un retorno a la actividad terrorista etarra, como así ha ocurrido en la Terminal 4 del aeropuerto de Barajas.

Estos datos eran conocidos, naturalmente, por el Gobierno, pero el ministro del Interior, en sus conversaciones de este sábado con los grupos parlamentarios, manifestaba su total ‘perplejidad’ por el método usado por ETA: la vuelta al coche-bomba y en un aparcamiento completamente abarrotado. Nos cuentan medios policiales que esa ‘perplejidad’ puede explicarse en que Pérez Rubalcaba esperaba una ruptura, sí, como ha contado este diario, pero en forma de ‘Zutabe’ o de comunicado y con gran aparataje mediático. Nunca pensaron que la ruptura se produciría de forma tan contundente -un brutal atentado, con tanto explosivo que ha derribado un sólido aparcamiento- y sin mediar un ‘fin a la tregua’ de por medio.

Ahora se abren más incógnitas que nunca, porque los servicios de información también han detectado que los ‘blandos’ -por llamarlos de algún modo diferenciador- están tan convencidos de que la lucha armada ya no tiene ningún sentido que podría pasar cualquier cosa en el interior de ETA: desde que, por extrañas delaciones, puedan caer determinados personajes especialmente sangrientos y operativos, hasta que alguien -¿podría leerse ‘Txeroki’?- pudiera desaparecer físicamente. Habrá que esperar, claro, a ver cómo reacciona en los próximos días y semanas ante el anuncio de Zapatero de paralizar cualquier iniciativa tendente al diálogo y habrá que seguir detenidamente todos y cada uno de los arrestos que, sin duda, se van a producir a partir de este momento.

Ahora bien, de lo que ya no cabe ninguna duda es de que el proceso de paz se ha terminado, al menos por el momento. Habrá que esperar quizá años, porque, o la banda reacciona como hemos apuntado en el párrafo anterior, o no será posible verificar el fin de la violencia de ETA, que era condición sine qua non establecida por el Parlamento español en mayo de 2005 para entablar negociaciones con los terroristas. De hecho, resulta muy significativo que la mayor parte de los grupos que apoyaron al Gobierno le haya retirado el apoyo para negociar, expresamente la IU de Llamazares -lo ha dicho el propio Gaspar- y la CiU de Mas -lo ha dicho Durán i Lleida-.

‘Éste’ proceso, éste, en el que estábamos, se ha acabado, pese a Otegi, pese al Gobierno vasco y pese a quien pese. ‘Otro’ proceso podrá ser posible, pero en un futuro indeterminado.

Sin embargo, no es ésa la única preocupación terrorista para el Gobierno: las fuerzas de seguridad estaban en alerta en prevención de atentados por el ahorcamiento de Saddam Husein. Había -hay- vigilancia especial en sitios tan estratégicos como las embajadas de Gran Bretaña y Estados Unidos. Bueno, es lógico. Pero habría que preguntarle al ministro de Defensa, José Antonio Alonso, que instrucción reservada para determinadas vigilancias ha dado a los mandos castrenses, y por qué.