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Los bloggers, a mi, no me venden la moto

viernes 31 de octubre de 2008, 16:55h
No entiendo por qué todo el mundo se ha empeñado en ser periodista, si no es una profesión lujosa, ni que se gane mucho dinero, ni nada por el estilo, pero…. está de moda.

Primero comenzó el intrusismo, que todos hemos criticado, de los ya conocidos participantes de Gran Hermano, de la novia del padre del ex marido de la hija de una famosa cantante, y así sucesivamente. Y ahora, que parece que ese fenómeno empieza a frenarse, los blogger se inventan un nuevo concepto que se llama periodismo ciudadano… ¡vaya por Dios!, otra cosilla más que desprestigia nuestra profesión.

Las cosas por su nombre. Alguien como ciudadano puede tener un blog, escribir de lo que más le guste, contar sus experiencias, pero periodista, NO. Es un ciudadano que libremente ofrece su opinión, que no pasó por la facultad de comunicación, ni cuenta con los requisitos para transmitir, ni contrasta las fuentes, ni nada por el estilo, ve u oye, lo cuenta y listo, nada más. Es simplemente un ciudadano informado que puede contar en su site lo que quiera. Lo que no llego a entender demasiado bien es por qué los bloggers defienden a capa y espada este concepto, y no sólo su defensa, que hasta cierto punto lo que piensen a mí como periodista me da igual, si no que son los primeros en criticar el intrusismo casposo de la tele, pero sin embargo confían plenamente en la información, sin contrastar, y sin saber quién ese ‘periquillo el de los palotes’  el que lo cuenta, pero como pertenece a ese submundillo de ordenadores, softwares, y demás cables que no ayudan nada a relacionarse de manera normal sino vía pantalla del ordenador, pues les parece bien, y no bien, sino genial

En el Congreso de Nuevo Periodismo, donde me encuentro en estos momentos en Cáceres, la  sala de ‘tertulia’ se encuentra dividida precisamente por este tema. Todos coincidimos en el asunto de que cualquiera puede expresarse libremente, pero los ‘licenciados’ reclamamos un periodismo de calidad que difícilmente puedan ofrecer los bloggers o los periodistas ciudadanos. Porque creer en el periodismo ciudadano, es como creer en la medicina ciudadana, y seguro que nadie se dejaría operar, ni siquiera de lo más simple, por un viandante que se ofrezca y se presente como ‘medico ciudadano’. Hay que pensar…
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