"Sería el desastre total. Si se mantiene la politización de las cajas, el noventa y nueve por ciento de estas entidades corren el riesgo de desaparecer", comenta a
Diariocritico la dirigente de banca de Comisiones Obreras,
María Jesús Paredes cuando se la plantea la posibilidad de un acuerdo de reparto. Los sindicatos son los que más se oponen a que se mantenga el actual sistema: "el ejemplo mas claro se ha visto en Caja Castilla La Mancha. La orden de los políticos a los gestores de CCM de invertir en proyectos inviables a todas luces como el aeropuerto de Ciudad Real o el complejo turístico
Reino Don Quijote, han llevado a la ruina a la Entidad".
--Los sindicatos prefieren el ‘modelo catalán’--

Los sindicatos, que tienen cierto poder en el seno de las cajas, prefieren el "modelo catalán" de gestión. Dicho modelo está permitiendo fusiones de entidades en las que se tienen en cuenta exclusivamente criterios de eficacia. Ocurrió con Caixa Catalunya, Caixa Manresa y Caixa Tarragona, y, ahora mismo se vuelve a hablar de otra importante integración: la de Caixa Penedés y Caixa Laietana.
En Catalunya, la Ley de Cajas aprobada por la Generalitat presidida por
Pascual Maragall permitió muchas cosas que otras normativas regionales limitan, tal vez, como indica María Jesús Paredes, " por miedo a la pérdida de poder". Dicha Ley permitió a La Caixa desarrollarse hasta el punto que lo ha hecho, con independencia de los cambios políticos sucedidos en el Principado. La Caixa se convirtió en la pionera en integrar en un holding, Criteria, sus participaciones industriales para llevar a cabo su salida a Bolsa.
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Ello ha permitido al grupo catalán distanciarse de su competidor inmediato, Caja Madrid, en dónde se estudia, con bastante retraso respecto a la catalana, un modelo similar de integración de sus participaciones industriales, que se denominará Cibeles, para poder colocarlas en Bolsa. Por cierto, el presidente de La Caixa,
Isidro Fainé, intentó, en vano, "fichar" al futuro presidente de Caja Madrid,
Rodrigo Rato, como consejero de Criteria, una oferta que no prosperó porque lo evitó el mismísimo president
Montilla. De todas maneras, en ámbitos económicos se destaca las extraordinarias relaciones personales que mantienen ambos, y ello, sin duda, tendrá consecuencias en el futuro.
Los políticos, salvo el caso descrito de La Caixa, no van a dejar que las cajas cedan sus prerrogativas políticas. Tal vez como consecuencia de ello es por lo que se ha inventado la llamada "fusión virtual", una operación que de fusión tiene más bien poco y cuya pionera ha sido una caja la CAN, la Caja de Ahorros de Navarra, que preside, curiosamente, el presidente de la Comunidad,
Miguel Sanz.
--Escasa relevancia en el acuerdo CAN-CAN--
La Caja de Ahorros de Navarra ha llegado a un acuerdo con Caja Canarias, "de fusión virtual" que no es otra cosa que una alianza estratégica en las participaciones industriales de ambas entidades, y no en todas, sino en aquellas denominadas "de segundo orden", es decir, de escasa relevancia donde no se participa en núcleos duros o no existe una relevancia estratégica industrial como para poner en peligro la influencia de los gobiernos territoriales respectivos. El sistema, denominado oficialmente para el caso de las cajas navarra y canaria, "banca cívica", forma parte de un proyecto global llamado "sistemas institucionales de protección".
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El SIP, la fusión virtual, parece haber sido la alternativa escogida por aquellos que no desean integrar las entidades que controlan en otras. Es el caso de la gallega Caixa Nova, que preside
Julio Fernández Gayoso. Las rivalidad histórica con Caixa Galicia hace imposible una fusión tal y como les ha pedido el gobierno de
Alberto Núñez Feijóo. La excusa que se ha buscado
Fernández Gayoso, parece haberse ido al traste con la "adquisición" por parte de Cajastur de Caja Castilla La Mancha., una operación, por otra parte, cuestionada por considerarse más como una absorción por parte de la asturiana, para gestionar los activos tóxicos de la castellano manchega y provocar su liquidación ordenada.
La operación consistía en una fusión virtual tipo SIP, (Repetimos, Sistema Institucional de Integración) con Cajastur y con Caja Murcia. Según los expertos, el proyecto SIP de estas tres entidades era viable sólo si participaban en el mismo las tres, al considerarse organizaciones financieras de pequeño tamaño. Si desaparece una de ellas, como parece ser que ocurrirá con Cajastur, cuyos esfuerzos se centrarán, a partir de ahora, en asimilar la "integración" de CCM, la operación deja de ser interesante. Habrá que buscar una alternativa. Caja Murcia apuesta por Caja de Ahorros del Mediterráneo.
--Un engañabobos--

Pero la cosa parece que se está complicando en exceso. Las "fusiones virtuales" parece más bien un engañabobos, como dicen los expertos, " cambiar algo para que todo siga igual". Es, en todo caso, una manera de responder al llamamiento político, que ahora parece más formal que otra cosa, en el sentido de la necesidad de fusionar las cajas para que estas puedan hacer frente a la crisis con cierta solvencia. Cosa que ahora parece no ser posible dado y como están las cosas.
Un dato revelador en este sentido es el que se ha conocido precisamente este jueves. Una "alianza estratégica" llevada a cabo por Bancaja, Unicaja y la Caja de Ahorros del Mediterráneo, para agrupar el 5% de las acciones de Abertis se ha roto. Y eso es en lo que pueden acabar esas "fusiones virtuales" que empiezan a diluirse como un azucarillo en agua.
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