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No estamos en la España de 1936

No estamos en la España de 1936

martes 27 de julio de 2010, 12:54h
Aunque haya gentes, incluso con un papel relevante en la Transición política, que así lo proclamen. No, no estamos en la España de 1936. Ni mucho menos. Tampoco estamos en la España de la Constitución Republicana de 1931. No , no ; tampoco estamos en la España de Franco. Claro que no. Estamos en la España constitucional de 1978, en la España que hizo la Transición con un éxito histórico considerable; en la España del orden constitucional; en la España reconciliada de l976; en la España que decreto la amnistía a favor de todos los presos políticos, incluidos los de ETA en el primer gobierno Suárez; en la España de la concordia y las libertades públicas; en la España de la convivencia y la libertad; en la España del futuro de Europa; en la España gran democracia en el seno de la Unión Europea; en la España octava potencia industrial del mundo; en la España descentralizada con éxito según el sistema de autonomías que posibilitó el Título VIII de la Constitución; en la España cuyo sistema político y constitucional consagra la Monarquía Parlamentaria como forma de Estado; en la España que sabe, porque el pueblo español lo sabe, la importancia democrática debida a la impecable actuación constitucional de S.M. El Rey D. Juan Carlos I.; en la España que ve con esperanza y simpatía clarísima a S.A.R. Los Principes de Asturias como continuadores futuros de la Corona al servicio de la libertad y la democracia de todos los españoles; en la España en la que hay legítimamente partidos que se proclaman republicanos, y que pueden hacer política, siempre y cuando se encuadren en el ámbito constitucional; la España, en fin, que no tiene deudas históricas pendientes salvo resolver de una vez el contencioso del terrorismo de ETA; la España que no quiere, porque el pueblo español no quiere, ver otra vez reabiertas las cunetas y los campos de España en búsqueda de esqueletos, si es que todavía hay tales, de la barbarie de nuestra guerra civil; la España que nunca más quiere una guerra civil; la España en la que la derecha, naturalmente , no es la CEDA, ni la Falange de Primo de Rivera, ni la izquierda es Largo Caballero y la Revolución de Octubre jaleada, desde el fusil y la trinchera en contra, por el anarquismo ibérico de la FAI; ni la España que no pudo ser burguesamente republicana; ni la tercera España imposible desde el propio republicanismo español de Alcalá Zamora.

El juzgar épocas pasadas con los valores del presente sin tener en cuenta la propia historicidad de cada período, tiene efectos profundamente perversos desde el punto de vista del conocimiento y la valoración de la historia. Por un lado, se construye una mala filosofía de la historia en la que todo el pasado está determinado por el presente; por otro, en función de ese finalismo presente, se clasifican los personajes históricos y grupos sociales según el esquema de “buenos y malos “.

Y esto es lo que no puede seguir pasando en la política española. Ni el llamado “buenismo” , idealista, arcangélico y depredador por su estulticia; ni el “malismo”( y ustedes perdonen la palabreja , tan nefasta en español como la primera ) igualmente dañino, demoniaco y diabólico. Es “buenista” la izquierda española; es “malista” la derecha española. Y olé, añado yo,y en ambos casos, entiéndaseme bien.

Semejante sarta de disparates, que han aparecido de nuevo en la realidad española a raíz de la semifracasada ley de la memoria histórica, son profundamente negativos para la convivencia entre los españoles. Nosostros, los españoles tenemos que mirar el presente, comprender el pasado y proyectarnos en el futuro europeo. Ese es nuestro reto como país, y no volver a reabrir las trincheras ideológicas, semánticas o históricas de octubre del 34 en un caso, de julio del 36 en otro, de abril del 39 en todos los demás ..etc,…Nunca más las dos Españas . Nunca más, sentenció hoy, el guerracivilismo español. Esa pasión devastadora de la sangre iracunda de la raza ( en sabia expresión de Azaña) que , de vez en cuando, enciende las meninges del pueblo español que se lia a hacer la revolución ( casí siempre por causas justas ) y que pierde la razón de la justicia de las causas cuando quema los primeros conventos, ajusticia los primeros curas o fusila sin piedad a los sempiternos rojos, al grito conmovedor, del mueran los nacionales.

Qué desastre de país. Otra vez por los periódicos las esquelas del odio; las esquelas de la guerra; las esquelas de los muertos de todos y por todos; que aquí nos matamos todos durante tres años y tardamos cuarenta en reconciliarnos. Y hacer la Constitución de la concordia, el consenso , el diálogo y el entierro, que pensamos definitivo, de las dos Españas inciviles.

No sigamos un día más transitando, aunque sea verbalmente, peligrosas sendas que sólo llevan a los españoles a los nichos del pasado.
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