Los errores pasan factura, y máxime cuando son reiterados, por pura incompetencia, producto del desconocimiento, la egolatría y adulación de los próximos. Esto es lo que le empieza a suceder a Valcárcel que tras tres décadas en el poder regional, progresivamente ha ido perdiendo la perspectiva de la realidad, de un entorno social, que en su momento asumió el fácil mensaje del victimismo del agua, y que mientras ha habido prosperidad no se ha planteado mayores cuestiones.
Pero ha bastado que viniera el declive de una errónea política especulativa del ladrillo, para que la aparente "buena vida" en Murcia se haya tornado en todo lo contrario.
Una Región en la que el PP ha gobernado a sus anchas, sin apenas crítica social, con una prensa dócil, y una oposición meramente testimonial, acomplejada ante el clamoroso reclamo del "agua para todos"; que entre tanto ha ido encubriendo una política caciquil y clientelar, donde la apariencia distraía la latente realidad que se iba configurando.
De modo que cuando la cruda realidad –por mor de la crisis económica- se ha hecho patente, ha mostrado la artificiosidad del "modelo Valcárcel" de progreso económico y social, dado que no había estructuras productivas sólidas, y por el contrario un progresivo y creciente endeudamiento público regional, producto del descontrol, el despilfarro, la megalomanía y sobre todo la mala gestión de la "cosa pública regional" en manos de numerosos cargos políticos incompetentes, puestos a dedo, que han lastrado la capacidad de maniobra económica del propio gobierno de Valcárcel en momentos cruciales como los actuales.
Sin embargo, lejos de reconocer fallos propios, no han disimulado en discutir la realidad, como si el ciudadano fuera imbécil, y sobre todo han editado un nuevo mantra que repite la oficialidad murciana culpando a ZP del desastre, en el que ellos tienen la mayor parte de culpa. Pues para evidenciarlo sólo basta comprobar cómo están viviendo la crisis en otras autonomías del Estado, en que han hecho indudablemente mejor los deberes económicos de contención del gasto público que en Murcia.
Pero la cuestión no queda ahí, sino que aún creyendo en el éxito electoral de unas pasadas encuestas, no tienen el menor empacho en "sablear a los empleados públicos" para corregir sus desmanes financieros, y tratar de reparar su incompetencia. Puesto que las medidas anunciadas por la nueva iniciativa legal urgente del ejecutivo murciano, cargan sobre todo con los empleados públicos de la Región, amén de alguna que otra medida de acompañamiento, de dudoso alcance, y largo desarrollo, como es la anunciada e inconcreta medida de reducción de entes públicos regionales. Entre tanto, nada del aeropuerto de Corvera, ni de efectiva reducción de altos cargos, ni de reducción del parque móvil oficial, ni de viajes oficiales, etc, etc.
Por consiguiente, es normal y justo que los sindicatos se pongan en "pie de guerra" y salgan a la calle contra unas injustas medidas motivadas por la improvisación y el error de un gobierno regional que debería de haber adoptado hace tiempo otras medidas de contención del gasto público, de austeridad y prudencia. Sin embargo, no veremos por ello ninguna dimisión de sus responsables, especialmente del presidente Valcárcel ni de su equipo económico.
Entre tanto, en esta esquizofrenia pública que vivimos nos encontramos con el premio que le ha otorgado la cadena SER al presidente Valcárcel, a quien halagarán nuevamente en las ondas y fuera de ellas, y la concentración de protesta que a las puertas del local de la Cámara de Comercio de Murcia han convocado los sindicatos ante una nueva y lacerante injusticia de un ejecutivo caduco, sin ideas, que hacen que Valcárcel esté en el "ojo del huracán" en que él mismo se ha colocado.
EL MIRAVETE
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