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¿Estamos locos o qué?

Las mil y una chorradas de Cibeles

Las mil y una chorradas de Cibeles

lunes 22 de febrero de 2010, 14:54h

¿Eres chica y cuando miras las revistas de moda te sientes frustrada? ¿Crees que vas vestida como una piltrafa? ¿Lees los blogs de moda y te siente como cuando escuchas hablar a Punset de las macromoléculas? Si estás en un cóctel y alguien alaba el vestido de una chica y ésta responde: “gracias, es un Vintage que encontré en Tribecca”, ¿te sientes la criada de Cenicienta? Si has contestado a todo esto que sí, no te amohínes. Eres  perfectamente normal, las que son raras son las demás, esas arpías del mundo de la moda que parece que han nacido para hacernos la vida imposible a los demás no son reales, créeme. La Pasarela Cibeles ahora rebautizada como Madrid Fashion Week (nuestro idioma lo hablan 400 millones de personas pero siempre idolatraremos lo que venga de fuera y, por tanto, superior) es el espejo, no de las vanidades de la moda, sino de las estupideces que también rodean al mundo de la moda. Nada como darse una vuelta por el recinto ferial y escuchar a los “gurús” de este mundo para darte cuenta de lo diferentes que podemos llegar a ser los seres humanos incluso viviendo en el mismo país. Les voy a dar unos tips (así se dice ahora) para que se hagan una idea de la fauna que campa estos días por Cibeles para que sepa usted distinguirlos…

Men fashion
. O lo que es lo mismo, los chicos que van mucho mejor peinados que tú, mucho mejor vestidos que tú, mucho mejor perfumados e hidratados que tú y, por supuesto, están mucho más delgados que tú. Suelen ser gays y, además lo suelen decir aunque no venga a cuento ni se les pregunte. Ejemplo: estás hablando con ellos en el kissing room de cualquier banalidad y ellos sueltan: “ummmmm mira el camarero ése, me acaba de mirar, está como un queso, le voy a pedir el móvil”. Of course, dan por hecho que todos los tíos que miran son gays. Y si no lo son es porque no lo han probado. Últimamente llevan pantalones muy ajustados (si brillan, mejor) y mocasines con puntas muy alargadas. Son los mejores amigos de las mujeres, a las que tratan con auténtica devoción. Por norma general no les interesan muchas de las conversaciones del día a día de una persona normal. Su causa es mucho más banal y superficial que pagar facturas al Canal. Conviene, no obstante, llevarse bien con ellos. En esta feria de vanidades conocen a los que mueven los hilos y por lo tanto suelen tener acceso a casi todo.

Blogueros/as
. Son los/las últimos en incorporarse a este mundo. Algunos/as tienen tantas visitas en sus blogs que pueden echar al traste parte de la buena fama de algún diseñador. Conozco a alguna en concreto que critica todo lo que ve y lo hace desde su personalísima forma de vestir consistente en mezclar harapos de distintos tejidos y colores y que ella llama ser fashion y original. No suelen pasar de los treinta y tienen una guerra abierta con los periodistas de toda la vida a los que consideran pasados de moda (a su vez algunos periodistas los consideran intrusos). Algunos ejemplares que se denominan además estilistas tienen más faltas de ortografía que un niño que tripite primero de la ESO pero, aún así, reclaman sentarse en front row y menudo pollo que montan si no les acreditan.

Trabajadores colocadores del Front Row. Poseen un altísimo concepto de sí mismos y por eso se denominan PR (pronúnciese pi ar). Su misión consiste en vigilar que las dos primeras filas de la pasarela se llenen de caras guapas y famosas y para ello colocan a la gente según sus criterios. Vamos, para que ustedes me entiendan son los acomodadores del cine de toda la vida del Señor. Así cuando llega una celebrity es muy normal verlos gritar mientras intentan que los fotógrafos les hagan caso en vano. Tampoco se llevan bien con la prensa. Por supuesto desconocen las caras y los nombres de gente de la cultura de toda la vida pero si aparece alguien de cualquier reality show dan saltitos y grititos y les hacen las mil y una reverencia para que se siente en primerísima fila. Ellos tienen ese concepto del glamour. Por desgracia, nadie los vigila.

Famosos. No hay que atacarlos porque en realidad están ayudando al diseñador y no es plan. Curiosamente a mayor abolengo, mayor paciencia; así, la Duquesa de Alba aguanta de forma estoica las preguntas chorras, los empujones varios y los gritos entre los fotógrafos y los colocadores del front row. Que van a hacerle un favor al diseñador es obvio porque en la pasarela hacen de todo menos mirar los modelos, rajan sin parar e incluso señalan con el dedo. Para la organización (que no para los diseñadores) son lo más importante a cuidar y así les va en la proyección que luego se da de la pasarela: se habla de las últimas declaraciones de Cayetana de Alba sobre su novio pero ni rastro de la colección de Vitorio & Lucchino. ¡Qué se le va a hacer! En España semos así. Hay muchos más especímenes, tribus urbanas pero se haría interminable. Sólo decirles que si no ha pisado nunca la Pasarela Cibeles, no se preocupe, no se pierden nada. El mundo de las vanidades es divertido un rato, pero, como todo, cansa. Y sobre todo es totalmente irreal. 

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