Moratinos dejó su cargo y lo hizo emocionado. Tanto, que se le entrecortó la respiración cuando estaba agradeciendo a todo su equipo el trabajo que realizó durante el tiempo que duró en el minsiterio. Otros hombres también han llorado en público. Y la razón, en muchos de estos casos, ha sido la emotividad de los momentos. Premios recibidos, reconocimentos a toda una carrera, bajones anímicos por la pérdida de alguien querido o, incluso, por no alcanzar el premio por el que tanto se ha luchado.
Miguel Ángel Moratinos dio su discurso de despedida y se emocionó. No mucho, pero lo suficiente para que el vídeo diera vueltas por toda la red y se colara en algunos informativos
Otros hombres que también lloraron. Pero no por una despedida sino por premios que reconocían la trayectoria a toda una vida. Un ejemplo, Manuel Aleixandre cuando recogió el Premio Goya honorífico
Javier Bardem lloró cuando recibió el premio de Unión de Actores en San Sebastián. Y Casillas cuando fue consciente de que había ganado El Mundial de Sudáfrica nada más terminar el último partido. Todavía en el campo.
Otro personaje, como Federer, que no llora de emocion cuando gana, sino cuando pierde. Y eso le pasó en el Open de Australia
Otro tipo de lloros
Está el ex-presidente del Barça, Josep Lluís Núñez, que tomó la decisión de no volver a presentarse a las elecciones del Club
También el de Hamid Karzai, presidente de Afganistán, que rompió a llorar mientras daba un discurso en Kabul y hablaba de la violencia, los miedos del pueblos y la guerra
El del presidente de Estados Unidos, Barack Obama, al que se le escaparon unas tímidas lagrimillas en un entierro
Por último, el de Lula da Silva, cuando se le nombró Presidente de la República de Brasil
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No(
