La primera en aumentar sus tarifas fue
Vueling. Ahora le toca el turno al resto:
Iberia, Austrian Airlines, Ryanair, Continental Airlines... Las hay que se ciñen a aumentar los precios a sus clientes; otras reducirán sus rutas y frecuencias de vuelo e, incluso, despedirán a trabajadores. Las aerolíneas -y, más aún, las low cost- están pagando el precio del carburante.
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