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De exceso a exceso; retroceso

De exceso a exceso; retroceso

sábado 05 de mayo de 2012, 13:53h
Propongo este breve aforismo como resumen de tantas políticas actuales. En efecto, de exceso a exceso; retroceso. También podríamos plantearlo como exceso, reacción y retroceso. De derechos. Eso es lo que vemos, por ejemplo, en los controles de seguridad de los aeropuertos, donde los excesos terroristas han acabado con la intimidad y muchas veces la dignidad de los sufridos pasajeros. O en el derecho penal,; a causa de los excesos de unos pocos menores las libertades y garantías de todos ellos serán cercenadas. O en las calles de Barcelona, a causa de los excesos de una horda de violentos radicales que pueden provocar serias limitaciones en el derecho a manifestarse. O en los extravagantes excesos en los gastos públicos durante años, utilizados ahora para justificar graves recortes de muchos derechos, ni tan afianzados ni universales como creíamos.

Es lo que sucede cuando se gobierna para las encuestas, la galería y la noticiocracia. Concatenando: la repercusión mediática convierte en un exceso generalizado un suceso puntual. Luego se alimenta la bola con el escándalo, y la opinión pública pide más. Entran en juego las encuestas para presionar al poder político, obsesionado con el horizonte de las elecciones y los sondeos de opinión; no con los verdaderos problemas estructurales del estado.

La mayoría de los encumbrados políticos se ofusca con el espejismo de dejar su memoria en la Historia, unos batiendo records en el número de legislaturas, otros por creerse prometeos capaces de solucionarlo todo a base de consejos de ministros y golpes de ley. Ingenua fe en la legislación como bálsamo de Fierabrás, sin alterar otras variables ni dar plazos para que cuajen los cambios; ¡Ah, las prisas de las democracias! Azaña quiso remediar una España decantada por siglos de inercias en un bienio; de esa caja de Pandora salieron todos los excesos, y la reacción consiguiente convirtió el país en un degolladero.

Las breves legislaturas impuestas por los plazos democráticos no son compatibles con las soluciones de larga cocción. Hay guisos imposibles de hacer con la celeridad de un microondas o las premuras de una olla a vapor.

En un reciente titular se leía: las ONG dicen que suprimir la atención primaria a los "sin papeles" traerá automedicación, saturación de urgencias y será más caro a la larga. "A la larga" es la frase clave en este titular. ¿A quién le importa un plazo así? Sumar votos para las próximas elecciones es el único criterio válido. Cristina Fernández y Evo Morales saben que expropiar empresas, sean españolas o no, perjudica las relaciones económicas. Por cierto, el gobierno español debería hacer saber a su homólogo argentino la alta consideración del avión de entrenamiento militar FMA IA 63 Pampa fabricado en aquel país. España no puede alargar mucho el proceso de renovación de su flota de CASA C-101, un avión cuya entrada en servicio se remonta a abril de 1980; hasta sus pilotos son más jóvenes que el aparato. Hablamos de mucho dinero y de una carta muy alta en la negociación de la compensación por la confiscación de Repsol; es una sugerencia a Mariano y al Ministerio de Defensa desde estas líneas, aunque luego se prefiera cualquier otro candidato de los muchos posibles incluidos en la licitación.

En cualquier caso esas expropiaciones crean inseguridad jurídica y espantan las inversiones que necesitan Argentina y Bolivia, pero eso son perjuicios a largo plazo: el populismo y la demagogia nacionalista sirven para ganar a los votantes moldeados por los titulares sensacionalistas. No había más que ver ayer a los legisladores argentinos en pleno delirio patriotero votando a favor de la expropiación de Repsol, y los insultos de "española" y "gallega" a una diputada contraria a esa medida. Cristina y Evo podrán decir Après moi, le déluge.

No habían pasado ni cien días de gobierno de Mariano Rajoy y ya se estaban publicando encuestas sobre la medidas tomadas en un claro intento de manipular la acción de gobierno, bien a favor o bien en contra. ¿"Noticiocracia"? Anticuado estoy. Twittocracia sería más actual. Por supuesto hay quien defiende eso como un ejemplo de democracia directa, aunque censitaria, pues no todo el mundo tiene acceso a esas redes ni sabe manejarse en ellas. Tampoco existe ningún tipo de control democrático sobre las redes sociales. Pueden ser manipuladas a la perfección desde la ciberoscuridad o invadidas por agresivos trolls dedicados al abuso y el insulto; eso le ha pasado a Louise Mensch, parlamentaria británica, objetivo reciente de improperios misóginos , amenazas y de gracejadas cargadas de vulgaridades explícitamente sexuales en Twitter. Incluso desde la serie aquella de Perdidos ha surgido una nueva forma de contar historias, consagrada ya por los nuevos seriales televisivos, siempre dependientes de la audiencia; modificando los guiones y a sus personajes día a día en función de los dictámenes de las redes sociales.

La educación es otro ejemplo de fe en leyes cortoplacistas para dar la talla en el informe PISA, muy dado a titulares aparatosos. Ahora es José Ignacio Wert el enésimo ministro del asunto quien afirma tener la solución con la mera redacción de los mágicos artículos legales. Y gastando menos. Cara a las elecciones es más rentable inaugurar una rotonda días antes y descubrir la estatua en su centro la víspera. Los resultados de una escuela técnica superior, por ejemplo, tardarán una generación en ser palpables ¿Quién se acordará entonces de aquel gobierno cuya visión de futuro le hizo invertir en la formación de los ciudadanos?

Existe un estudio que relaciona los niveles de alfabetización por países a finales del siglo XIX con la renta per cápita cien años después. Son calcados, casi puesto por puesto, e independientes de recursos naturales, fuentes de energía o situación geográfica. Y como hemos hablado de aviones recordemos como en 1921 fue creada la Sociedad Universitaria de Aviación en la Escuela Técnica Superior de Darmstadt, en Alemania. Veinticuatro años después ese país ponía en vuelo el primer avión a reacción operativo en el mundo. Los ejemplos similares podrían no tener fin, pero no en España, donde veinticuatro años es un plazo que no interesa a ningún político.
Gobernar para la claque de internet y los tertulianos más amarillistas, esos cuyos alaridos multiplican los excesos de unos pocos para exigir la reacción, casi siempre excesiva de los legisladores, es un problema estructural de la democracia en todo el mundo. Y las posibles soluciones, simples. O no, pues son los propios implicados los únicos con capacidad para hacer algo; alargar legislaturas a seis, o incluso ocho años abarataría la democracia y ampliaría los márgenes de lo posible. También impedir las reelecciones personales; nadie es imprescindible. Pactar a nivel de Estado aquellas inversiones a muy largo plazo esenciales para todos los ciudadanos.

Los de esta generación y los de las próximas; sanidad, educación e investigación y desarrollo. No son, además, cosas incompatibles entre sí, pero son los guisos, en desuso, de la paciencia a borbotones y el fuego lento, muy lento. Lo otro es un hartazgo indigerible de fast food franquiciada. Y aunque parezca muy moderna, un retroceso.
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