Todas las portadas de la prensa nacional abren hoy con el escalofriante dato de paro que está asolando nuestro país. Tres millones de desempleados en una escalada que no sabemos muy bien hasta dónde va a llegar. Colas enormes en las puertas del INEM. Pero, ¿Por qué nadie habla de los autónomos? Los trabajadores autónomos somos los más castigados por la crisis económica, las cifras de desempleo y afiliación avalan que somos los grandes paganos de esta situación económica: durante el mes de octubre, la afiliación de autónomos descendió en 19.107 trabajadores, lo que se traduce en que diariamente España pierde más de 600 trabajadores autónomos.
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Pero los datos, tristemente, no se quedan ahí: en los últimos cinco meses España ha pedido más de setenta y tres mil emprendedores. Y estamos hablando de setenta y tres mil familias que se han visto avocadas a cerrar sus negocios, y, en muchos de los casos, con gran cantidad de deudas y prácticamente arruinadas; y, por supuesto, sin la posibilidad de percibir ningún tipo de ayuda o prestación que les ayude a salir de este agujero donde se encuentran. Porque la realidad es que para que un autónomo de el paso y cierre su negocio es porque está en una situación realmente complicada, porque si no, al no poder recibir una prestación por desempleo, al quedarse en un limbo en el que no sabe muy bien cuales son sus opciones, intenta mantener el negocio hasta el límite.
Llegados a este punto, y como el propio Ministro de Economía reconoce, en donde lo peor está aún por llegar, el Gobierno tiene que plantearse si continúa pagando el desempleo o, con objeto de frenar esta sangría, entiende que es necesario cambiar de política y empezar a incentivar el empleo, destinando recursos que ayuden de manera efectiva a fomentar la contratación. Hay que resaltar el hecho de que si el 10% de los autónomos pudiese contratar a un trabajador, se crearían más de 300.000 nuevos puestos de trabajo. Para obtener esos resultados, es imprescindible apostar y diseñar, desde el Gobierno, por políticas que faciliten e incentiven estas contrataciones.
Además, se hace necesario articular medidas que ayuden a los trabajadores autónomos ante la crisis. Entre ellas, se debería permitir, de manera circunstancial y momentáneamente, que los autónomos puedan pagar el IVA cuando hayan hecho efectivo el cobro de sus facturas. Actualmente, los autónomos devengan el IVA trimestralmente por las facturas emitidas, aunque no las hayan cobrado y, por tanto, están, en alguna medida, actuando como una entidad financiera liquidando por adelantado a la Agencia Tributaria.
Este esquema de facturación antes era sostenible, porque cuando el autónomo acudía al sistema financiero para obtener liquidez que le permitiese hacer frente a sus necesidades, las entidades atendían sus peticiones. Ahora, el estricto y riguroso protocolo de las entidades financieras ha cerrado el grifo para los autónomos hasta situaciones asfixiantes. Por ello, esta reclamación urgente conseguiría facilitar mayor liquidez a las empresas y aliviar la presión a la que los autónomos estamos sujetos. Por poner un ejemplo práctico, un autónomo que facture durante el mes de diciembre estará obligado a pagar el IVA antes del 30 de enero, a pesar de que, en el mejor de los casos, su factura la haga efectiva en el mes de marzo.
Esta medida tendría efectos más rápidos y positivos que el Plan de devolución anticipada del IVA que ha anunciado el Gobierno y que excluye prácticamente al 85% del colectivo de autónomos, al exigir hacer la declaración por vía Telemática, soporte que sólo utiliza alrededor del 15% de los emprendedores.
El Gobierno tiene que fijarse como prioridad ayudar a nuestro colectivo y evitar la sangría de autónomos, un colectivo que, hasta la fecha, genera el 18% del empleo y el 20% de la riqueza nacional. Sin olvidar que el que un autónomo cese en su actividad se traduce en un potencial empleador menos.
Lorenzo Amor Acedo
Presidente de la Federación Nacional de Asociaciones de Trabajadores Autónomos-ATA
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