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Obama y Chile

Obama y Chile

lunes 19 de enero de 2009, 23:20h
A un día de la asunción de Barack Obama en el trono de Estados Unidos su nombre sigue siendo una referencia obligada, pero no por algo muy concreto. Su nombre sigue siendo un titular inexcusable en los medios, pero más por su condición de mandatario del país más poderoso de la tierra o por la singularidad de su llegada al cargo, que por algo que lo ligue con Chile. Aquí donde las verdaderas preocupaciones están puestas en otras dimensiones, las que en plenas planificaciones veraniegas y bombardeados por las campañas presidenciales locales o escándalos de la farándula, o mediadas por la celebración de festivales de todo tipo, no alcanzan para mirar al ex senador por Illinois, algo que también se ha visto reflejado en que a la opinión pública apenas le ha despertado curiosidad entender las graves dimensiones que han tomado los ataques israelíes en la Franja de Gaza.

Puede que mañana después de la ceremonia de transmisión se vuelva a hablar en la buses o en el Metro de Obama, y durante el día se vuelva a repasar toda su historia, su manera de llegar a ser candidato, su triunfo, su historia personal, se le vuelva a emparentar con Matin Luther King, se aparezcan los “obamólogos” locales y nos digan esto y aquello sobre el futuro del gobierno de Estados Unidos, aunque Obama nunca haya hecho ninguna alusión a América Latina en su campaña y luego de ser electo. Van a volver a aparecer los políticos locales vistiéndose con las ideas del presidente o sus formas de hacer política moderna (o post moderna dirán otros), puede que volvamos a escuchar decir a la presidenta de la República, Michelle Bachelet que ella fue la “Obama de Chile”, puede que incluso alguien tenga hasta una historia personal o anecdótica -algo muy chileno- que contar sobre el “primer presidente de color de Estados Unidos”, y así la lista de cosas que pueden pasar podría crecer.

En lo político, más allá de los cambios o no que pueda vivir la política chilena durante el 2009, la relación del país con los gobiernos norteamericanos ha de seguir siendo la misma -Piñera o Frei mediante-, la de una obsecuencia absoluta. Aspecto que no tiene mucho que ver con que ahora sea un gobierno demócrata y no un republicano, sino que en Chile tanto la Concertación gobernante como la alianza de derecha de la UDI y RN, ha hecho suyas la histórica forma de genuflexión que se ha tenido ante el país del Tío Sam.

Por último una mirada desde la distancia y casi compasiva me hace pensar en el mal momento que le toca a Obama para hacerse cargo del timón: crisis financiera mundial y propia de Estados Unidos, crisis en Medio Oriente, solicitud de cierre de Guantánamo, fracasos en Irak y Afganistán, resurgimiento de Rusia y la fuerza creciente de China, baja preponderancia de Estados Unidos en América Latina, Europa que vive para Europa, crecientes problemas medio ambientales… entonces todas las expectativas puestas en el primer afroamericano al mando del imperio deberán esperar mejores tiempos.

Se me olvidaba, hay algo de bueno que tiene todo esto, más allá de todo lo dicho… Se va Bush.
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