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CCM: Han llegado los idus de marzo

CCM: Han llegado los idus de marzo

domingo 29 de marzo de 2009, 21:25h
¡Vaya con la extraordinaria salud del sistema financiero español, admiración y envidia del resto de los países, en la inolvidable afirmación de Rodríguez Zapatero! El Gobierno ni siquiera ha sido capaz de guardar las formas en la intervención in extremis de Caja Castilla La Mancha por el Banco de España, que ha hecho lo que tenía que hacer, pero que una vez más, y las que seguirán, se encuentra bajo los lodos del Gobierno de turno. Una intervención en domingo, mediante el necesario Consejo de Ministros extraordinario, no con nocturnidad, pero al menos con alevosía para los cientos de miles de ciudadanos que tienen cuentas o depósitos en la entidad y que se ven obligados a un fin de semana bajo la angustia o el pánico. Es de sentido común que el Gobierno se habrá asegurado previamente no sólo, como en el inolvidable caso Banesto, la pasividad de la oposición, sino también la aquiescencia, necesaria no sólo por imperativo legal, de la mayoría parlamentaria.

    Y lo peor, para qué vamos a engañarnos ni a engañar a la opinión pública, es que esto no ha hecho más que empezar. Ya es inocultable que no pocos sectores sensibles del sistema de Cajas son a estas alturas, cada vez más lejanos los buenos tiempos, quesos de gruyere, agujereados por la voracidad insaciable de tantos ratones políticos de diferentes colores. Pero en el caso de CCM el color de los ratones es el que es, por mucho que se quieran repartir las vergüenzas. Ya llegará el momento de analizar la gestión de Hernández Moltó.

    No lo quiere el gobernador Fernández Ordóñez –ese buen economista y hombre serio, cuyas ideas de fondo, que son liberales, aparecen desfiguradas por una militancia política nacida no de ideologías sino del antifranquismo democrático de décadas atrás– pero el Banco de España tendrá que hacer más intervenciones. Es lo que hay, las verdades que a partir de cierto momento ni la propaganda puede ocultar, y ni se restringirá el problema sólo al ámbito de Cajas pequeñas, ni siquiera probablemente, y esto es peor, al ámbito de las Cajas.

    Peligrosamente cerca del ojo del huracán se encuentran ya otras entidades financieras que desgraciadamente no tienen la solidez y potencia de regeneración autónoma de esos grandes portaviones que son el Santander y el BBVA, aunque en este último caso alguien debiera aconsejar a Francisco González sobre los valores de la oportunidad y la prudencia verbal en tiempos tan turbulentos como los que vivimos.

    El caso es que la verdad que se oculta no desaparece, sino que se agranda. Se quiso ocultar la gravedad e intensidad de la afectación de las Cajas con la crisis inmobiliaria, pero ahí estaban las tremendas sobrevaloraciones, especialmente del suelo, pero no sólo del suelo, esperando a pasar factura, como finalmente la pasarán. Cuando un día se reflexione y analice con la serenidad de la perspectiva sobre lo que aquí ha sucedido, se verá hasta qué punto ha sido letal, para nuestro es verdad que excelente sistema de Cajas, la larga mano, en todos los sentidos, de los políticos, la corrupción municipal casi generalizada, las recalificaciones artificiales de suelo, la idea de que el pastel era inagotable porque nunca dejaría de crecer. Y aquí estamos ahora.

    La pregunta que este fin de semana se han hecho todos los ciudadanos, legítimamente alarmados de norte a sur y de este a oeste de la geografía española, incluídos por cierto los territorios insulares, es qué entidades vendrán después. Sin necesidad de conocimientos económicos especializados, los ciudadanos se dan cuenta de que el poder político ha permanecido pasivamente atrincherado, ocultando realidades y datos que conocía, esperando una influencia exterior que apartara este cáliz. Y como siempre sucede, la realidad que se ignora acaba por tomar venganza. Algún día tendrán que explicar por qué no se hicieron, cuando aún era tiempo, las fusiones de Cajas que el sentido común aconsejaba. Ahora es tarde, porque nadie va a aceptar jugar de salvavidas para ser arrastrado al fondo de las aguas.

    Se apresura el Gobierno no a proclamar, que sería excesivo, pero a dejar que se sepa que se van a garantizar los depósitos de los clientes incluso por encima de los 100.000 euros del Fondo de Garantía. ¡Qué menos! A estas alturas del naufragio, la garantía del total de los depósitos de los clientes es ya una exigencia moral y jurídica, especialmente en unas Cajas que, como se ve estos días en el paradigma de CajaMadrid, se han manejado, desde años atrás, con desprecio a los clientes, más como auténticos cotos de caza privados de los políticos y sus agentes o amigos que como entidades financieras. No todas, es cierto, pero ahora se verá cuáles y no debiera ser impune.
 
    Sí, con la intervención este domingo de Caja Castilla La Mancha han llegado, a la economía española, los Idus de Marzo. Pero como el anciano augur advirtió al poderoso César, alguien debiera decirle al feliz Rodríguez Zapatero, siempre tan sorprendentemente contento de haberse conocido, que “aún no han pasado”.
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