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América Latina, una solución

América Latina, una solución

miércoles 01 de diciembre de 2010, 14:41h
América Latina se ha convertido en una solución a los problemas económicos de España. Pero no ahora por la grave crisis económica que está trastocando todos estamentos de la sociedad española con un altísimo índice de paro que supone una tragedia para millones de familias y una lacra para todos, y con unos problemas de deuda que provocan ataques despiadados de los especuladores por la falta de confianza y credibilidad que mostramos; no sólo ahora sino desde hace varios años los balances de las grandes empresas multinacionales españolas se nutren en más de un 30% y, en algunos casos, más del 50% de sus negocios latinoamericanos.

Uno de los mejores instrumentos para que las relaciones de todo tipo, pero en concreto, las económicas y comerciales fluyeran con más dinamismo y eficacia fue la creación de las cumbres iberoamericanas. Un invento de Felipe González y el mexicano Salinas de Gortari que culminó el 1991 con la primera cita en Guadalajara (México) y ha tenido continuidad en estos 20 años con la celebración esta semana de la XX Cumbre Iberoamericana en la localidad argentina de Mar del Plata. Precisamente, la grave crisis económica de España y Portugal, junto con la crisis a nivel internacional va a ser uno de los puntos fuertes de los debates y de los encuentros bilaterales de los dirigentes políticos. América Latina mantiene un crecimiento medio del 5% en los últimos años siendo uno de los continentes que mejor está afrontando la crisis y ofrece unas posibilidades magníficas de cooperación y de negocio que supieron ver las empresas españolas que tuvieron, en la mayoría de los casos, la cobertura del gobierno de turno, fuera del PSOE o del PP, y, sobre todo, el respaldo fundamental del rey Don Juan Carlos, figura querida y respetada en América Latina y la del Príncipe de Asturias quien ha asistido a todas la tomas de posesión de los presidentes latinoamericanos en los últimos 15 años asumiendo un papel muy destacado en el conocimiento personal de los mandatarios latinoamericanos y de la situación en cada uno de los países.

Si algo hay que reprochar a José Luis Rodríguez Zapatero es no haber viajado más a América Latina para potenciar la presencia española sin ningún tipo de complejos descolonizadores, ahora que muchos países celebran el bicentenario de su independencia. Ese perfil bajo está siendo aprovechado por otros como China que tiene intereses en muchos países con unas inversiones muy superiores a los 100.000 millones de dólares en sectores que se van ampliando más allá de los alimentos o las materias primas a una prospección petrolífera en costas cubanas con apoyo de Venezuela.

El papel del presidente del gobierno español, el que sea, en estas cumbres junto con el rey, claro, es esencial para coordinar todas las iniciativas, contribuir a limar asperezas, arbitrar aquellas posiciones más beligerantes y ejercer un cierto liderazgo que siempre ha sido reconocido, entre otras cuestiones porque España financia la mayor parte de las cumbre y sus proyectos, pero siempre ha habido un cierto pulso de protagonismo con México, con Argentina, con el Brasil de Lula y, sobre todo, con el excéntrico venezolano Hugo Chávez que aprovecharía la menor ocasión para asumir todo el protagonismo y utilizar la cumbre como un altavoz sin el freno español para sus intereses particulares.

El secretario general iberoamericano, Enrique V. Iglesias, aseguró este martes que América Latina es una de las soluciones a los problemas económicos de Europa; incluso podemos recordar la participación el año pasado en Lisboa del ex presidente Felipe González en el Foro Eurolatinoamericano de Comunicación, que se celebra siempre previo a las cumbres organizado por la Asociación de Periodistas Europeos, cuando aseguró que el futuro, e incluso el presente de España pasa más por América Latina que por la Unión Europea. Ante mi cara de asombro, ya que yo le había planteado la cuestión del papel de España en América Latina, se ratificó porque, dijo, no es una exageración lo que estoy planteando.

La presencia de Rodríguez Zapatero en la cumbre de Mar del Plata es esencial para los intereses de España aunque la situación económica y financiera sea complicada. Se supone que hay una vicepresidenta económica y un vicepresidente político  con un equipo suficiente detrás capaces de afrontar la situación; pero en el mundo global en el que nos movemos con las nuevas tecnologías desarrolladas, el presidente puede perfectamente estar operativo para tomar decisiones desde Mar del Plata. Quizá uno de los problemas de la gestión de Rodríguez Zapatero ha sido acaparar todo sin dejar margen de maniobra y confianza a su equipo, según comentan algunos de sus ex ministros.
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