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La sal y los mandamases

La sal y los mandamases

martes 09 de marzo de 2010, 14:27h
Antes de pedir unos Juegos Olímpicos de invierno para 2022 hay que ser capaz de organizar la logística ante una nevada como la que cayó ayer sobre buena parte de Cataluña. Especialmente en Barcelona, que es quien acaricia el olimpo blanco sin haber hecho los deberes.

Lo triste de la gran tempestad de nieve no ha sido la virulencia con que ha afectado a miles de ciudadanos sin trenes de cercanías ni transporte de superficie en la gran urbe, carreteras cortadas y más de 200.000 abonados sin electricidad. Lo anómalo ha sido la incapacidad para contrarrestar en tiempo y forma lo que se venía encima.

El lunes a primera hora los partes meteorológicos vaticinaban nevadas que podían llegar a 100 metros de altitud, rayana a la costa, vamos. Al final, la nevada se cebó incluso sobre la playa.

¿Qué ocurrió para que cundiera el caos y que miles de personas durmieran fuera de casa? Pues que no había gobierno. En lugar de sacar las máquinas quitanieves, que para eso están, y de tirar las toneladas de sal –que para eso está y que el Ayuntamiento de Barcelona nos recuerda que tiene-,  los gestores de dejar expedita las calzadas creyeron que cuando nieva sobre mojado la nieve no cuaja. Pero cuajó. Después de casi un día lloviendo sobre Barcelona, nadie debió pensar que los copos que aparecieron a las doce del mediodía podrían llegar a paralizar la ciudad. Y se paralizó.

Quien no apareció fue la Guardia Urbana, ni las brigadas municipales. Los conductores de autobús decidían discrecionalmente si seguir conduciendo pese al asfalto deslizante, sin que autoridad alguna pusiera orden en el caos y decidiera suspender el servicio. Un diez para unos trabajadores abnegados y un cero para otros muchos responsables municipales y autonómicos.

Dejo ya como anécdota la mesa redonda sobre el Estatut que ocupaba al consejero de Interior, Joan Saura, en Mallorca. Total, para desgobernar, no necesitábamos tanta gente. Eso sí, pasadas las 7 de la tarde, el número dos de Interior, el mismo que ha pedido dimisiones a grito pelado cuando era portavoz opositor, nos narró las incidencias de la jornada. ¡Como si los afectados no las supieran!

Gestionar no es hacer balance de lo que es público y notorio. Es también prevenir. Sacar las quitanieves a tiempo, echar sal antes de que la nieve prenda y dar la cara desde primera hora. Es la mínima dedicación que cabe reclamar. Los ciudadanos queremos sentirnos protegidos y aliviados porque “alguien” se ocupa de nosotros. El lunes ese “alguien” brilló por su ausencia. Y van…

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