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¿Hay que descalificar al mensajero?

¿Hay que descalificar al mensajero?

miércoles 08 de septiembre de 2010, 16:32h
Clive Myrie, periodista de la BBC, recibe la llamada de un “viejo amigo” para ofrecerle un documento (con imagen y sonido) de gran interés informativo, relativo a una declaración solemne de ETA anunciando un alto el fuego. Todos tuvimos ocasión, el pasado domingo, de ver y escuchar dicho documento; la BBC, se encargó de difundirlo con gran despliegue informativo, de la misma manera que lo hicieron a continuación todos nuestros medios de comunicación. A estas alturas, dos días después de su difusión, el Sr. Myrie, nos desvela algunos comentarios que le hizo ese “viejo amigo”, y que son más sustanciosos que el contenido del susodicho documento. Tengo una enorme curiosidad por conocer el nombre del mensajero de nuestro periodista de la BBC, con su identificación podríamos despejar algunas incógnitas acerca de la solemne declaración de ETA, y de sus verdaderos objetivos.

Yo, por mi parte, que sigo con mucho interés todo lo que pasa en el mundo de ETA y de la izquierda abertzale, “estigmatizado” por los larguísimos años que pasé al frente de la lucha antiterrorista en las postrimerías de la Transición, me atrevo a hacer algunas reflexiones en torno a lo que está pasando y a lo que cabe esperar al final de este último tramo del camino. Digo al final, porque siendo ETA un cuerpo “vivo”, integrado por personas extraídas de un colectivo social con las mismas o semejantes ideas y objetivos políticos, también acabará por “morir” tarde o temprano, dada la violencia, la radicalidad y el inmovilismo que practican. (¿Quién reconoce en la Rusia de hoy, o en la nueva China, las sociedades de Stalin o de Mao del siglo pasado?) En último caso, si este “proceso” de debate que se está desarrollando en el seno de ese mundo acabara mal la ruptura se haría inevitable, y el resultado sería el deambular, por poco tiempo, de un grupúsculo terrorista cuya desaparición se asemejaría a la del GRAPO. Veamos:

1-
No me cabe duda alguna de que existe un sector de la izquierda abertzale contrario al abandono de la actividad terrorista, aunque creo, sin temor a equivocarme, que es minoritario. En este proceso, algunos de estos rebeldes al cambio pueden intentar una nueva barbaridad, decididos a dinamitarlo. Los veteranos, los que están por la nueva vía, se encargarán de corregirles debidamente.

2- El peso de ese sector, proyectado sobre la organización terrorista, entendida ésta como el conjunto de pistoleros operativos preparados para la comisión de atentados más la dirección actual de la banda, es proporcionalmente mayor en ETA que en el colectivo social que ha venido sustentando su actividad terrorista. Téngase en cuenta que ETA se ha nutrido, en los últimos años, de jóvenes curtidos en la kale borroka, a base de quemar contenedores y de tirar artefactos incendiarios, y parece que estos nuevos reclutas quieren dar “lecciones” de terror y de ofuscación a sus mayores. El santuario francés, campo de refugio y de entrenamiento, se ha “cerrado” definitivamente, después de muchos años de gestiones llenas de urgencia y de razón, y de peticiones, diplomáticas y judiciales, a las autoridades de Paris.

3- La mayoría de los históricos de ETA, y muchos de ellos de enorme peso político y militar en el pasado, están por la búsqueda de una salida a un proyecto que está condenado al fracaso más absoluto. Ya se han enterado, a estas alturas, de que la defensa del objetivo independentista se hace imposible en un escenario de violencia y de extorsión.

4- Los diseñadores del nuevo modelo, y de la ordenada evolución de ese mundo, no quieren romper con ese grupo que aún defiende el terrorismo como modelo de lucha política, porque, entre otras cosas y a pesar de representar a unos pocos, se quedaría con la “franquicia”: con las siglas ETA, y con lo que ésta ha venido representando políticamente en el pasado. Han sido muchos años de actividad asesina, nacida durante el régimen autoritario anterior que nos gobernaba; y sostenida y ampliada, con fines desestabilizadores, durante nuestra pasada Transición a la Democracia.

5- Con toda seguridad, y a la Europa democrática se lo debemos, la sentencia del Tribunal Europeo de Derechos Humanos, que avaló la Ley de Partidos, provocó un auténtico terremoto en ese mundo, y los pocos apoyos exteriores que le quedaban se fueron desvaneciendo poco a poco.

6- El nuevo Gobierno vasco del PSE, con apoyo decidido e inteligente del PP, se ha convertido en un elemento determinante para modificar los análisis optimistas y equivocados que hacían los “acumuladores de fuerzas” y los diseñadores de “planes”. Ahí están los recientes estudios sociológicos: los apoyos a los nacionalistas han disminuido y se ha incrementado el número de vascos que apoya la permanencia de su tierra en España.

7- Después del comunicado del domingo, y en los próximos días y meses, asistiremos al desarrollo escenificado y medido del alejamiento escalonado de la violencia; y de la mano de la izquierda abertzale caminará ETA, a veces de mala gana, y con declaraciones parcas y de contenido contradictorio, pero con enormes dificultades para dar marcha atrás.

8- Las primeras declaraciones y posicionamientos, del Gobierno y de los partidos políticos, van en la buena dirección. La sintonía entre el PP y el PSOE se fortalece. Hay que esperar, y ya empiezan a moverse las cosas, que antes de fin de año estemos en presencia de una tregua permanente y verificable, mientras tanto el esfuerzo policial y judicial deberá intensificarse si cabe.

Para terminar, y por si algún lector de estas líneas no ha leído la noticia, el Sr. Myrie, al que me he referido al comienzo de estas breves reflexiones, debió de sorprenderse cuando el mensajero le hizo estos breves comentarios: “ETA está considerando muy seriamente un cese en su lucha armada por un Estado Vasco”, para añadir: “El pueblo catalán ha conseguido más autonomía de Madrid, y los separatistas de allí no tienen un ejército de personas que ponen bombas y llevan pistolas”.

¿Tiene interés o no el nombre del mensajero?

 

(*) Rafael Vera fue secretario de Estado de Seguridad con Felipe González
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