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¿Por qué los defensores de la sanidad pública rechazan la donación de Amancio Ortega?
(Foto: EFE)

¿Por qué los defensores de la sanidad pública rechazan la donación de Amancio Ortega?

jueves 08 de junio de 2017, 14:17h
La Fundación Amancio Ortega, creada por el dueño del imperio Inditex, anunció el pasado mes de marzo la donación de 320 millones destinados a la sanidad. La donación, repartida entre las Comunidades Autónomas, está destinada a la compra de 290 equipos de última tecnología, así como la renovación de equipos de diagnóstico y tratamiento del cáncer. El gesto del empresario ha recibido tantos aplausos como críticas. Mientras hay quienes alaban la filantropía de uno de los hombres más ricos del mundo, otros critican que se traspasen los límites entre lo público y lo privado y recuerdan al Estado la escasez de recursos provocada por los recortes, al tiempo que denuncian que el gasto público sanitario español es inferior a la media europea.

Amancio Ortega no es el primer millonario que recibe críticas por realizar una donación en nuestro país a través de fundaciones propias. Entre los argumentos de quienes rechazan estas acciones destacan: el carácter publicitario de ‘lavado de cara’ y la incoherencia que supone la donación teniendo en cuenta las actividades de las empresas. El importe irrelevante de la cantidad donada respecto a la fortuna es otro de los argumentos habituales.

En el caso de la última donación de Amancio Ortega, destinada a la adquisición de equipos de alta tecnología para el diagnóstico y tratamiento del cáncer, las críticas también van dirigidas al Estado por los recortes que han azotado al Sistema Nacional de Salud y por las políticas enfocadas hacia la privatización en el sector sanitario. La Federación de Asociaciones para la Defensa de la Sanidad Pública (FADSP) ha unido su voz a la de varias de sus asociaciones regionales, como las de Aragón y Asturias, para rechazar la iniciativa. A estas voces se ha sumado también la de Podemos, que considera que “una limosna de millonario” no soluciona “la falta de financiación” que hace años arrastra la Sanidad Pública.

“Nuestra Comunidad no tiene que recurrir, aceptar, ni agradecer la generosidad, altruismo o caridad de ninguna persona o entidad. Menos aún de quien siendo el mayor accionista de una de las mayores empresas y fortunas personales del Estado, tendría que demostrar, no su filantropía, sino su obligación de contribuir al erario público de forma proporcional a sus beneficios y en la misma proporción que el resto de los contribuyentes. Desde nuestras necesidades y carencias, aspiramos a una adecuada financiación de las mismas mediante una fiscalidad progresiva que redistribuya recursos priorizando a la sanidad pública”, arranca el comunicado emitido por la Asociación para la Defensa de la Sanidad Pública de Aragón.

Para los defensores de la Sanidad Pública, “mejorar la salud requiere esencialmente, atender los determinantes sociales de salud mediante acciones en otros sectores, como derogar la Reforma Laboral para acabar con la precariedad, atender adecuadamente a las personas dependientes o aplicar políticas de igualdad que mejoren las condiciones de salud de las mujeres”.

La FADSP alega la falta de coherencia entre la “fundación filantrópica” Amancio Ortega y las “condiciones de trabajo de las personas que trabajan en la producción textil” para Inditex. “Si tan preocupada está por la salud, teniendo en cuenta que su ropa se elabora en gran parte des localizada en países como Marruecos o Bangladesh, que mejore las condiciones de trabajo de las personas que directamente o mediante subcontratas trabajan en condiciones de explotación y grave riesgo para su salud y su vida, y que trabaje para corregir las violaciones de los derechos humanos que se producen en la cadena de producción textil. Todavía está muy fresco el recuerdo de la tragedia del Rana Plaza, cerca de Bangladesh, con 1.134 muertos y más de 2.500 heridos”.

Además, esgrimen que la salud depende de los determinantes sociales como la alimentación, el medio ambiente, el trabajo o la vivienda, por lo que sugieren que la compañía de Amancio Ortega “se una a la iniciativa legislativa recientemente aprobada en el Parlamento Europeo para obligar a los proveedores de esta industria, a respetar los derechos humanos de sus trabajadores en todo el mundo. Si quiere pasar por empresa ética es en ese nivel donde tiene que demostrarlo y no ofreciendo regalos a quienes no le aprietan las clavijas fiscales”.

En cuanto a la obsolescencia de los equipos médicos, la FADSP explica que “ya se está gestando” un ‘Plan Renove’ de tecnología sanitaria, tal y como anunció la ministra de Sanidad, por lo que “hay que valorar la oportunidad y necesidad de este plan y del ‘regalo tecnológico del Sr. Ortega”.

“Si lo que interesa es la mejora de la salud, hay que tener en cuenta el impacto de los aceleradores lineales, mamógrafos y otro aparataje sobre la salud de las personas. Hay despilfarro, mala utilización de la tecnología, bajo rendimiento y efectos adversos por exceso relativo. Por eso, es necesario calibrar su adecuada utilización y sobre todo, insistir en otras políticas de carácter social de las que depende en gran medida la salud, especialmente como consecuencia de la crisis económica, las políticas neoliberales y los factores demográficos”, señalan.

También se cuestiona el incremento de la “carrera de la tecnología” cuando “muchas familias carecen de lo más elemental para conservar su salud. Las inversiones más rentables son preventivas. Las autoridades sanitarias suelen cargar con los programas de cribado y la promoción de hábitos saludables, pero olvidan lo más importante, mejorar las condiciones de vida de las personas”.

Por último, cargan contra la “pretendida colaboración público-privada como solución a los problemas sanitarios”, por el encarecimiento que suponen esos procesos privatizadores. La FADSP tacha de “falacia” el mantra de la “insostenibilidad del Sistema Público de Salud”, que esconde la privatización y el aumento de la desigualdad en materia sanitaria. “Lo que hay es, una escasez de recursos (sobre todo los dedicados a Atención Primaria) y un descomunal gasto farmaceútico. Nuestro gasto público sanitario es inferior a la media europea. El PIB bajó del 7,2% en 2008 al 6,4% en 2013, ya que la recaudación es escasa y no se combate eficazmente el fraude fiscal”.

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