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Escuelas de Teatro

Entrevista a José Manuel Mora (dramaturgo y director de la Escuela Superior de Arte Dramático de Castilla y León)

jueves 04 de julio de 2019, 07:45h
Entrevista a José Manuel Mora (dramaturgo y director de la Escuela Superior de Arte Dramático de Castilla y León)
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> "Desde las ESAD(s) y la Administración Educativa convendría hacer un ejercicio de reflexión crítica para tratar de buscar fórmulas de conexión de la enseñanza artística con el mundo real de la profesión"
> "De lo contrario, la enseñanza teatral quedará limitada a un mero ejercicio de academicismo fósil
> "¿Cómo es posible que los directores de escena, dramaturgos o actores del momento no estén vinculados a las instituciones superiores de enseñanza?"

El último día de la primavera 2019, en el Café Gijón, el centenario tabernáculo literario del viejo y nuevo Madrid, me encuentro con José Manuel Mora (Sevilla, 1978), un andaluz afincado en Madrid/Valladolid, al que en contadísimos momentos le brotan los seseos y los ceceos. Supongo que a ello ha contribuido mucho su paso por la RESAD en Madrid y, más tarde y para ampliar estudios, sus estancias en Londres, Berlín y Ámsterdam. Y, por si todo esto fuera poco, hace ahora 2 años dirige en Valladolid la Escuela Superior de Arte Dramático de Castilla y León (ESADCYL) con un innovador proyecto educativo de vocación internacional y multidisciplinar.

Queda pendiente una conversación con el dramaturgo (Los Nadadores Nocturnos, Premio Max al Mejor Espectáculo Revelación de 2015; Fortune Cookie -Centro Dramático Nacional-; Los Cuerpos Perdidos –Teatro Español-; Esto no es La Casa de Bernarda Alba y El Ultimo Rinoceronte Blanco –Teatros del Canal-), porque en esta ocasión buscamos al José Manuel Mora docente y gestor para hablar con él de las particularidades de la enseñanza artística en las Escuelas Superiores de Arte Dramático en España.

Y para muestra, un botón, la misma ESADCYL, un centro que el próximo curso académico alojará en torno a los 100 estudiantes, repartidos en cuatro cursos y dos especialidades básicas que los alumnos deben elegir desde el principio de sus estudios: por un lado, Interpretación y, por otro, Dramaturgia y Dirección de escena. Además, a los alumnos titulados en las ESAD(s), y a alumnos con formación universitaria, se les oferta también un Máster –el primero que se ha propiciado desde una ESAD en España- orientado a indagar en el Pensamiento y la Creación Escénica Contemporánea. El Máster tiene 3 módulos: uno dedicado a la filosofía y al pensamiento (no a la historia del pensamiento, sino a los problemas filosóficos de nuestro presente que escritores, filósofos y ensayistas de reconocido prestigio abordan desde la perspectiva de nuestro tiempo en un formato de clases magistrales); un segundo módulo en el que los alumnos hacen un recorrido por las diferentes poéticas contemporáneas del Cuerpo, la Danza, el Texto, las Artes plásticas y las Artes vivas… y un tercero en el que los alumnos se enfrentan a un trabajo práctico de creación en el que han de trazar puentes entre el pensamiento y la escena; y la realización de prácticas externas en un centro artístico de reconocido prestigio.

Un alumno 10

Comenzamos preguntando a Mora si le suena un nombre que ha inundado las redes y que, además, ha saltado a las primeras páginas de los periódicos y a los titulares de los informativos de radio y televisión hace sólo unos días, el de Carlos Rodríguez, y sin dudarlo un instante nos contesta que sí, que se trata del alumno con mejor nota en las pruebas de este año para el acceso a la universidad, “un joven alicantino que ha tenido un 10 de nota media en bachiller y sacó un 14 en la EBAU. Carlos quiere ingresar en Arte Dramático y dedicarse al teatro… ¡Es una noticia hermosísima! Sobre todo, porque él ha tomado la decisión de forma consciente, clara y meditada de que realmente es eso lo que quiere estudiar… Es una noticia que contribuye a romper el tópico de que los estudios teatrales no son estudios serios, sino algo que se utiliza como mero pasatiempo”.

Recordamos a Mora que, aunque se trate de estudios superiores, los de Arte Dramático –stricto sensu- no son estudios universitarios, ya que se puede acceder a ellos sin haber superado la prueba de acceso a la universidad, y eso, sin restarles valor, los hace distintos. Para Mora, “en este país, las enseñanzas artísticas son las que más han sufrido por parte de la Administración. Este es un asunto complejo y contradictorio en sí mismo, porque, por un lado, se trata de enseñanzas superiores (con lo que a todos los efectos tienen el mismo nivel MECES que las enseñanzas universitarias y están incluidas en el Espacio Europeo de Educación Superior); pero, por otro lado, en algunas administraciones han terminado dependiendo de la estructura de la enseñanza secundaria”.

Jose Manuel Mora y María Velasco

Con todo, José Manuel Mora admite que “los estudios de Arte Dramático, como los de cualquier otra disciplina artística, no garantizan el éxito profesional del alumno (aunque sí creo que las escuelas han de preocuparse por insertar a sus mejores alumnos, como tratamos de hacer desde la ESADCYL). Es decir, no porque hayas cursado los cuatro años de la Escuela vas a ser ya un gran actor o director de escena. Tampoco porque hayas cursado Dramaturgia te conviertas automáticamente en autor teatral. Lo que sí te asegura, sin embargo, es la adquisición de las herramientas necesarias para poder llevar a cabo tu trabajo; conocer el oficio del teatro (sin el cual, la enseñanza teatral perdería su verdadera razón de ser) y el pensamiento y el humanismo que lo sustentan. Todos sabemos que hay actores que no han pasado por escuelas y que han sido autodidactas. No hay que tener ningún complejo en admitirlo. Y, al mismo tiempo –esta es una opinión muy personal-, me parece que no hay ningún dramaturgo que salga de una ESAD que no lo sea ya antes de entrar, al menos en potencia. Lo que sí va a poder conocer el alumno dentro de una estructura de educación superior son textos nuevos de dramaturgos (hasta ese momento desconocidos por el estudiante) con los que poder dialogar; igualmente, se encontrará con otros jóvenes interlocutores que posiblemente tengan su misma afinidad y junto a los que podrá comenzar a dar sus primeros pasos en la creación; se enfrentará también a un análisis profundo y riguroso de los textos; va a tener que escribir, dirigir, interpretar y hacer dramaturgias de textos ajenos… A partir de entonces, la misión del profesor consistirá en acompañarle y tratar de extraer del alumno todo el potencial creativo que lleve dentro”.

Cuando el hoy Director de la Escuela Superior de Arte Dramático de Castilla y León accedió como alumno a la RESAD en Madrid, ya escribía teatro y el hecho de que el centro académico le permitiese la posibilidad de entrar en contacto con otros creadores (“con algunos de ellos, todavía trabajo”, nos dice) fue un hecho fundamental en la vida del dramaturgo. La relación entre los alumnos iba mucho más allá porque “con algunos de ellos -me refiero a Carlota Ferrer-, he llegado a compartir un modo de entender el mundo y la creación. Este ha sido uno de los grandes regalos que me ha dado la vida. Luego, además, la escuela me permitió conocer a muchos profesores que a lo largo de mi carrera profesional me han ayudado; y que -como hoy pueda pasarme a mí- compatibilizaban las clases con la escena”.

Un lugar lleno de sentido

“Las instituciones ​de enseñanza​ –continúa afirmando Mora-, como todo lo que puede construir el hombre en la tierra, son imperfectas debido al ego desmedido y a la escasa visión ​institucional (es decir, de​​ conjunto) ​que tienen algunos de sus miembros​;​ pero esto no significa, ni mucho menos, que la​ enseñanza artística superior​ no ​deba ocupar​ un ​lugar fundamental en la educación​​ artística y emocional​ de nuestros jóvenes​; entre los cuales, se encontrarán​ los creadores del futuro que continuarán reflejando los problemas del hombre y su sociedad (a través del espejo del teatro) a la ciudadanía".

​En primer lugar​, el​ objetivo de la enseñanza artística superior​ ​es el de​ formar; luego ​cumple también un papel fundamental al tratarse de un espacio​ privilegiado para el​ encuentro ​de​ ​estos​ futuros creadores; en tercer lugar, ​y no menos importante, la enseñanza artística contribuye también a formar a espectadores; es decir, cumple un papel clave a la hora de crear masa crítica​ para el teatro​​​. No nos olvidemos de esto: sin espectadores no hay teatro. Por eso, el avance en el trabajo ha de ir siempre en ambas direcciones: dirigido hacia los creadores del futuro y sin olvidarnos de formar a ciudadanos críticos. Puede darse el caso de que ​​algunos estudiantes​ no terminen trabajando como​ actores o dramaturgos​, pero la práctica totalidad de ellos acabarán enamorándose del teatro y, muy posiblemente, ocupando​ ​un lugar en la profesión. Todo esto ​ayuda a la creación​​ del tejido teatral de una ciudad y de un país​. En este sentido: la educación es la argamasa que permite la construcción de una sociedad abierta, crítica y plural. Y la artística, además, nos ayuda a crecer emocionalmente al enfrentarnos desde la empatía al territorio de los conflictos humanos".

A pesar de las frecuentes quejas que suelo escuchar entre algunos integrantes del sector, me parece que las ESAD(s) constituyen centros docentes ejemplarmente dotados y, además, con una ratio profesor alumno que ya quisieran para sí facultades, escuelas técnicas y otras escuelas universitarias. “Desde luego, la sede de la ESADCYL es envidiable –afirma contundente su director-. En las últimas décadas la Administración ha consolidado un tejido ​importante ​de escuelas superiores artísticas, y precisamente por su singularidad (todos ellos poseen una parte fundamental de oficio) decidió enmarcarlos en su día dentro del espacio de Enseñanzas de Régimen Especial. Y, es verdad, tienen una ratio profesor-alumno de la que no disfruta ningún otro centro universitario. En la ESADCYL la ratio es de 1 profesor por cada 14 alumnos. Y una dotación técnica que, en nuestro caso, sería imposible sin la ayuda y el apoyo económico de la Consejería de Educación de Castilla y León y de su Fundación Universidades y Enseñanzas Artísticas (una de las claves del modelo, porque a través de ella se gestionan de manera ágil y ejemplar las necesidades​ de estas enseñanzas​, permitiéndonos que algunos de los creadores más importantes del momento puedan pasar por nuestras aulas y compartir puntos de vista con nuestros alumnos​. Algo que, por otra parte, es fundamental si queremos contribuir al a inserción laboral de nuestros titulados)”.

ESAD públicas, universidades privadas y escuelas de teatro privadas

Así como en el campo de la Danza o en el de la Música ningún aspirante a bailarín o a músico acudiría a un centro que no sea el Conservatorio Superior de Danza o de Música, en el Arte Dramático no ocurre lo mismo, y la oferta de estudios de teatro desde el ámbito de las universidades privadas se ha multiplicado exponencialmente en los últimos lustros en España. Para el director de la ESADCYL, “habría que fortalecer, dentro de su singularidad, la enseñanza artística superior​ fomentando los vínculos con​ los principales hacedores y agitadores culturales del teatro contemporáneo​, así como con los principales ​teatros y festivales públicos y privados​ de cada comunidad​, ​es decir, habría que reivindicar el lugar para la excelencia en la enseñanza artística que deberían suponer nuestras escuelas superiores, ​en lugar de permiti​r​ que universidades privadas incluyan en​tre sus ofertas estudios teatrales de carácter práctico… Aquí entraríamos en el debate de hasta qué punto una universidad privada puede ofertar unos estudios, cuya impartición ha pertenecido siempre a los conservatorios y a las escuelas artísticas superiores. No es nada nuevo. Es una cuestión de competencias. Ya pasó algo similar con Bellas Artes. Pero sí es cierto que se trata de un asunto​ muy complejo porque​ detrás (principalmente en las universidades privadas) subyacen intereses económicos ​e ideológicos​.​ E​n cualquier caso, me parece que es obligación de la Administración​ pública​ fortalecer y dignificar la enseñanza artística superior. Desde mi punto de vista -continúa argumentando Mora- me cuesta entender ​que​​ ​universidades privadas ​lleguen a ofertar enseñanzas ​en Arte Dramático on line para centenares de alumnos que se prestan a pagar un dineral​ con tal de poseer​ un título “universitario”. La enseñanza (y la artística aún más) ​que pervierte el​ núcleo irreductible de lo humano es una contradicción en sí misma que solo podrá originar fósiles artísticos​ y, a la postre, cientos de análisis que en lugar de arrojar luz sobre el hecho teatral tienden a volverse fines en sí mismo para justificar el negocio en la educación​. No olvidemos que muchos padres prefieren que sus hijos cursen una carrera universitaria en lugar de Arte Dramático –prosigue el docente sevillano-. Posiblemente esto se deba al complejo que tenemos la clase media española que accedimos a la Universidad hace unas cuantas décadas y que, inconscientemente, consideramos la Universidad como el único espacio que, de verdad, puede otorgar prestigio social al estudiante”.

Cuando le pedimos a Mora que intente resumir el cuadro existente en la actualidad sobre los estudios de Arte Dramático, el director de la ESADCYL lo hace en estos términos: “las Universidades públicas que tienen algún título relacionado con el Arte Dramático ofrecen normalmente una enseñanza de corte esencialmente teórico, y que no tienen casi nada que ver con el oficio del teatro... Algunas universidades privadas, por su parte, tienen másteres de cuya calidad me permito dudar. Y, por último, las escuelas privadas de teatro suelen dar mucha más importancia a la práctica que a la teoría teatral”.

Acérrimo defensor de la enseñanza pública de calidad, Mora ve en las ESAD(s), los Conservatorios de Música y de Danza los nervios fundamentales que aseguran el nacimiento, el desarrollo y el crecimiento de nuestros artistas. “Por eso debemos –continúa Mora- hacer desde las escuelas una reflexión crítica para cuestionarnos cómo es posible que los grandes coreógrafos, directores, dramaturgos o actores del momento no estén vinculados a las instituciones superiores de enseñanza, como en su día lo estuvieron personalidades como Miguel Narros, José Monleón, Paco Nieva, Juan Mayorga, Ernesto Caballero, etc… Aunque obedezcan a lógicas diferentes porque un espacio formativo es siempre un espacio protegido que no obedece a la lógica implacable de la profesión, hay una zona porosa entre formación y creación en la que creo que hemos de trabajar si queremos formar artistas. Mientras más porosos seamos, mejores docentes nos volveremos. Mientras más frágiles nos sintamos, mejores creadores seremos. En mí caso, si no hubiese conocido a creadores como Alonso de Santos, Sanchís Sinisterra, Ignacio García May, Yolanda Pallín, Ricardo Doménech, Juan Mayorga, Margarita Piñero y tantos otros, mi vida profesional habría sido muy diferente. Sin duda, todos ellos, con su ayuda, han influido en mi condición de dramaturgo”.

Máster en Enseñanzas Artísticas: Pensamiento y Creación Escénica Contemporánea

La particularidad que ofrece el primer Máster Oficial en España de Enseñanzas Artísticas (homologado por el Ministerio de Educación), lanzado desde la ESADCYL, es que comienza cada año con una residencia artística en un pueblo de Castilla y León que aspira a ser un espacio de inmersión en donde algunos creadores puedan entrar en contacto con los alumnos del Máster, al tiempo que estos entablan entre sí unas relaciones intensas que le ayudan a su conocimiento mutuo. El pasado año, por ejemplo, pasaron por él Alex Rigola, Guillermo Weickert y Pablo López Álvarez, profesor de Filosofía de la Universidad Complutense que impartió una clase magistral sobre Baruch Spinoza y el poder del cuerpo. Y de ahí, Rigola y Weickert extrajeron ideas, en diálogo con el profesor, y armaron un laboratorio de teatro con todos los alumnos del Máster. Una forma práctica de “establecer puentes entre el pensamiento y la acción”, como dice Mora, que es posiblemente la clave y la singularidad del Máster ofertado desde esta ESAD y codirigido por la autora María Velasco que, además, cuenta también con profesores de la talla y experiencia de Javier Hernando, Alberto Conejero, Claudia Faci, Judit Pujol, Fran Cabeza de Vaca, Santiago Alba Rico o Roberto Fratini, entre muchos otros; y la colaboración de la empresa especializada en gestión cultural, Cultura y Comunicación, en el diseño de las prácticas externas de los alumnos. En la próxima edición del Máster pasarán por su Residencia Artística la directora Marta Pazos, la coreógrafa María Cabeza de Vaca y el escritor Agustín Fernández Mallo.

Primavera teatral

“El momento teatral que se vive en España -y especialmente en Madrid- es francamente excelente. Hay, desde luego, estructuras que mejorar, pero las programaciones de teatros como el Español, los Teatros del Canal, el Pavón Kamikaze, las diferentes unidades del INAEM, etc… son de primerísimo nivel; también asistimos a un florecimiento de la dramaturgia, al nacimiento de una sensibilidad necesaria hacia la paridad de género en las programaciones, y a ese pulmón de oxígeno que es el teatro alternativo a través de salas pequeñas y de mediano formato donde muchos jóvenes se curten y comienzan sus andaduras artísticas. Todo este tejido es fundamental para mantener vivo el pulso teatral de una ciudad”.

Vamos terminando ya, pero antes de despedirnos del dramaturgo y maestro no queríamos irnos sin conocer quién ayuda más a quién en esas dos facetas de José Manuel Mora: el dramaturgo al profesor, o viceversa. Por primera vez José Manuel guarda un pequeño silencio que, al final, rompe diciéndonos: “no lo sé porque intento trabajar con los alumnos de forma similar a la que me enfrento en el mundo profesional. Sé que son contextos diferentes, sin duda, pero procuro aplicarles el mismo nivel de exigencia: el trabajo bien hecho debe hacerse igualmente, ya sea para estrenar en el Español, para hacerlo en una pequeña sala off o en un taller de dramaturgia de una ESAD”.

“El diálogo crítico con el alumno debe de ser permanente -vuelve de nuevo a hablar el maestro-. Hay que obligarle también a que tome sus propias decisiones y a que se responsabilice de ellas; hay que ayudarle a ser consciente del sentido y el sacrificio que entrañan cada opción tomada; enseñarle también que otras veces se ha de dejar espacio a la magia (muchas veces el azar es determinante), cultivar la intuición, y estar alerta a lo que pueda suceder en los márgenes, porque es allí donde a veces uno encuentra la clave de lo que anda buscando para seguir creando. En todo esto sí que hay mucho de pedagógico con el alumno, pero el nivel de exigencia y de búsqueda ha de ser el mismo en un laboratorio, en la escuela y en la profesión”.

Y, como ejemplo de ese diálogo surgido en el seno de las Escuelas, puede ponerse el del propio José Manuel Mora y Carlota Ferrer, ese tándem que nos ha dado excelentes pruebas de su madurez y de su osadía creativas en los últimos años. Ambos se conocieron estudiando en la RESAD de Madrid y, desde entonces, han venido trabajando en equipo con frutos tan destacados como el laureado Los nadadores nocturnos, hasta su última creación, estrenada durante esta misma temporada en los teatros del Canal, El último rinoceronte blanco. Ella venía del mundo de la danza y él, después de licenciarse en Biología, estudió también, paralelamente, Interpretación en la Escuela del Teatro de Sevilla, había participado en varios talleres de Dramaturgia y había escrito ya unos cuantos textos teatrales... Resulta paradójico -comentamos a José Manuel- encontrarse con un biólogo metido a dramaturgo. Él lo ve, sin embargo, con la mayor lógica del mundo: “me gustaba mucho la Biología, pero también las Matemáticas, la Filosofía… No sabía muy bien qué elegir. Accedí cuando estudiaba el antiguo COU a un taller de Teatro que fue capital para el futuro de mi vida. Allí descubrí verdaderamente el sentido del teatro. Había hecho teatro de pequeño y acudía de vez en cuando a ver algunas funciones, pero no tenía verdadera conciencia de que todo eso podía constituir una carrera profesional… Después comencé a estudiar Biología y allí, a través del teatro universitario, me animé a estudiar Interpretación mientras hacía también dramaturgias para las pequeñas compañías en las que trabajaba como actor. Por eso decía que todo este tejido teatral de pequeñas salas y compañías es algo fundamental para que el teatro siga vivo...".

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