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"Cuando asumamos la ruptura de pareja podremos redirigir nuestra vida"

lunes 15 de febrero de 2016, 07:53h
'Cuando asumamos la ruptura de pareja podremos redirigir nuestra vida'
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A lo largo de nuestra vida probablemente nos rompan el corazón varias veces. Mientras esperamos a que suceda, podemos ir entrenándonos para superar la ruptura de pareja gracias a los consejos de Lorena González López, miembro de Saluspot y psicóloga en Avanza Psicología. Esta profesional explica en esta entrevista cuáles son las fases del duelo tras una ruptura sentimental, si existen diferencias entre hombres y mujeres a la hora de afrontar la situación y qué ocurre cuando estamos incómodos en una relación pero no nos atrevemos a terminar.

¿Cómo afecta una ruptura de pareja al bienestar mental?

Es habitual que surja un sentimiento de baja autoestima: solemos culparnos a nosotros mismos de las causas de la ruptura, de modo que es común que tengamos pensamientos del tipo “No soy lo suficiente para esa persona”, “No he sabido cuidarle” o “Nunca voy a encontrar a otra persona igual”. Esto nos lleva a una situación de desesperanza, tristeza, apatía, etc. que puede desembocar en otro problema frecuente tras la ruptura: la depresión.

¿Cuáles son las fases del duelo tras una ruptura de pareja?

Al igual que en toda pérdida, se suele pasar por varias fases:

  • Negación: negamos concienzudamente que la separación sea un hecho consumado, no se ve la realidad y la persona intenta por todos los medios dar marcha atrás o corregir aquello que haya hecho mal.
  • Ira o rabia: es la creciente hostilidad contra la pareja que nos ha dejado o también contra la vida y el mundo en general. Es una posición de defensa debido al daño o sufrimiento que causa la pérdida.
  • Tristeza: suele ser la etapa más larga y en la que más personas se estancan. La persona va creyendo que la ruptura es ya un hecho y comienza a ver su vida muy difícil sin esa persona al lado.
  • Aceptación: si se produce un proceso de duelo adecuado, la nueva situación termina por asimilarse, la persona redirige su vida de forma productiva asumiendo su nueva condición vital sin la pareja.

¿Cuál es la etapa del duelo más crítica?

La más difícil de superar es la tristeza porque todas las personas la han experimentado alguna vez, es una vieja conocida que no supone un shock emocional. Por tanto, esta emoción suele normalizarse antes que cualquier otra, lo que puede provocar que la persona se conforme con este estado y no se esfuerce en mejorar o cambiar su actitud frente a la vida.

¿Son diferentes los hombres y las mujeres a la hora de decidir romper y de superar la situación?

Tenemos diferente sensibilidad ante las emociones. Los hombres tienden a enterrar y tapar las emociones, bien por gestionarlas de forma deficiente o para no parecer débiles frente a los otros. Las mujeres, en cambio, están más acostumbradas a tratar y mostrar sus emociones, por lo que a simple vista parece que su sufrimiento es mayor. Pero la forma de afrontar una ruptura de pareja dependerá de la situación y la personalidad de quien lo vive, sin que influya el género. En cuanto a decidir romper, los hombres suelen ser más prácticos o racionales, no dejan que sus emociones afloren y se involucren en sus decisiones racionales. Las mujeres, al dejar aflorar su lado sensible y emocional, deben lidiar entre lo que le dice su cabeza y lo que siente su corazón a la hora de tomar ese tipo de decisiones.

¿El que abandona sufre?

Por supuesto, el desapego o el “dejar ir” no es fácil para nadie que no esté entrenado en ello. La persona que rompe la relación también debe elaborar un duelo que puede ser más o menos llevadero en función de las motivaciones que le llevaron a terminar con la situación. Pero también pueden influir otro tipo de emociones secundarias como la culpabilidad por el sufrimiento provocado en el otro, la hostilidad que surge si se ha sentido engañado, el rencor guardado durante el período de la relación, etc.

¿Por qué hay personas que no están cómodas en una relación y fuerzan al otro a que la rompa porque ellos no se atreven?

El miedo a lo desconocido, a tomar decisiones equivocadas, a cargar con la culpa por el sufrimiento de otra persona o de romper una familia, el sentimiento de soledad, etc. Son algunas de las razones por las que una persona evita terminar una relación que no le satisface. Forzar al otro para que rompa supone dar nombre a la culpa o a la razón por la que acaba la pareja, además de evitar cargar con la responsabilidad de tomar una decisión que puede implicar emociones muy negativas para uno mismo y para otras personas.

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