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Tribueñe, un teatro hecho desde la pasión y el amor para “gente que busca”

Tribueñe, un teatro hecho desde la pasión y el amor para “gente que busca”
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jueves 03 de noviembre de 2016, 14:50h

Entre la madrileña plaza de toros de Las Ventas y el parque de La Fuente del Berro, en un antiguo almacén de ferretería situado en el número 31 de la calle Sancho Dávila, se encuentra desde hace 13 años el Teatro Tribueñe. En la cartelera de este finales de 2016 figuran programados montajes de autores como Federico GarcíaLorca (La casa de Bernarda Alba, Bodas de sangre), Harold Pinter (Regreso al hogar), Vladimir Nabokov (La mirada de Eros), Ramón Mª del Valle-Inclán (Ligazón) o Hugo Pérez de la Pica (Alarde detonadilla).

Todo surgió, como si de una tribu se tratase, en torno a una idea, a un concepto, a un valor ético y moral. En un momento dado, el mundo de la tecnología, al que se unió también una parte del mundo de la cultura (García Márquez incluido), intentó quitar la letra ñ de un plumazo del teclado en español del ordenador. Así surgió en 2003, Teatro Tribueñe, como una reacción en favor de mantener el alma, el detalle, la esencia de una cultura como la española, con su ñ incluida, de la que forman parte indudable nombres como los citados Lorca o Valle-Inclán, que se funden con otros de la cultura universal como Chejov, entre muchos más. De eso hace ya 13 años y, en medio, ha habido muchos reconocimientos, como el Premio “Ojo Crítico” 2012, otorgado por Radio Nacional de España (RNE).

“Somos muy exigentes con nosotros mismos” (Irina Kouberskaya)

Desde el principio de su andadura, Tribueñe es el templo de la exigencia, la seriedad, el rigor, la estética y la calidad entre los grandes y pequeños teatros madrileños. En Tribueñe no cabe cualquier montaje y eso nos lo corrobora Irina Kouberskaya (Moscú, 1946), una de las fundadoras de Tribueñe, directora de escena rusa, pero con alma española, que lleva ya afincada entre nosotros desde 1973, aunque todavía no ha perdido su genuino acento cuando habla nuestro idioma, por cierto con tanta precisión como la de cualquier académico de la RAE. “Somos muy exigentes con nosotros mismos, y muy responsables frente a los géneros que queremos resucitar -afirma Irina-, para seguir lanzándolos al futuro. En Tribueñe, la palabra responsabilidad es la reina…”. Hugo Pérez dela Pica, también director de escena y codirector de Tribueñe, junto a Kouberskaya, apostilla que “nunca nos conformamos con los resultados obtenidos; siempre seguimos trabajando para hacer crecer las obras”.

‘Alarde de tonadilla’, un montaje que combina la extrema calidad estética y musical alrededor de la tonadilla española, es el último trabajo producido por Tribueñe y dirigido por Hugo Pérez de la Pica. El espectáculo constituye un lienzo en donde lo visual y lo musical se funden para hacer resurgir los recuerdos de nuestros padres y nuestros abuelos en torno a un arte -el de la copla, la tonadilla- que surgió en los viejos ambientes del cabaret y del café cantante. Un montaje lleno de tonos trágicos, dramáticos y melodramáticos, pero también de lirismo, narrativa o comicidad... Ha sido el resultado de un trabajo intenso de más de medio año y de un montón de personas (además del director y los actores, todo un equipo artístico y técnico de Tribueñe). Todo, absolutamente todo, se ha cuidado hasta el más mínimo detalle, y es que, para Pérez de la Pica, es ahí donde justamente reside el trabajo bien hecho, en el cuidado del detalle. “La luz, los pendientes, un vestido, un zapato, la peluca, el maquillaje o cualquier otro complemento, tiene que ser de la época que se evoca”.

Y, hablando de canción genuinamente española, y aprovechando que Tribueñe está a tiro de piedra de la plaza de Las Ventas, no nos resistimos a hablar de la llamada “fiesta nacional”. Tan defensor de los animales como amante del arte del toreo, Hugo subraya que no se puede poner en duda este aspecto en una fiesta tan española como la de los toros, que, como otras tradiciones culturales, hay que respetar y conservar. “Una persona analfabeta -apostilla Irina- no puede venir aquí con el martillo y el escoplo a destruir o a prohibir algo que desconoce por completo”.

A fuego lento

“En España hay mucho teatro que se hace desde la desidia” (Hugo Pérez de la Pica)

Partidarios de hacer las cosas bien, de cocerlas a fuego lento, tanto Irina como Hugo saben que “cada obra tiene su propio ritmo interior. “Estoy en contra de esos métodos que tratan de unificarlo todo”, afirma la directora rusa. Y para reafirmarlo, Hugo Pérez de la Pica nos recuerda que lleva ya más de cuatro años preparando ‘La zapatera prodigiosa’, y “todavía no la he montado”. Y es que, si hay algunos elementos comunes a todo lo que surge en Tribueñe, son la pasión, la voluntad férrea, el trabajo y el amor. “En España hay mucho teatro -afirma Hugo- que se hace desde la desidia… Muchos directores, incluso, están aburridos porque no hacen las cosas desde dentro, sino porque se las han encargado”.

“Somos la voz, el altavoz secreto del hombre, que lanzamos al viento”, expresa poéticamente Kouberskaya, para continuar afirmando que “eso te llena de responsabilidad. La del teatro es una profesión muy grande. Tan grande que por eso algunos la quieren humillar y hacerla muy pequeña”. Y la directora rusa basa esa afirmación en el hecho de que los hombres y las mujeres del teatro trabajan de tú a tú, de energía a energía, con otros seres humanos y “lo quieras o no, el teatro se ha convertido en una profesión peligrosa”. Una afirmación con la que está plenamente de acuerdo Pérez de la Pica cuando dice que “esta es una profesión que no se puede aprender como un mero oficio”. “El arte y el dinero no se casan fácilmente”, apostilla de nuevo Irina. “Y no porque el teatro esté en contra del dinero, sino porque incomoda al poder”, dice ahora Hugo... Para él “el teatro es una forma de intensificar la vida…Y tener la osadía de querer mostrarlo ante un grupo de personas. Pero, al mismo tiempo, no puedo congregarlo, hacerle pagar una entrada y secuestrarlo durante un par de horas, para darle cualquier cosa. A la gente no se le puede engañar”.

“España es un país especialmente cruel con sus propios artistas” (Irina Kouberskaya)

Pero -planteamos a los dos artistas- si la búsqueda permanente de la perfección, no puede acabar en esquizofrenia. Y a esa pregunta nos responden que “el teatro ayuda a pensar. No hay mucha gente que sepa pensar, y guardar fidelidad a aquellos hombres y mujeres que han sabido hacerlo, nos hace sentirnos casi como un templo en el que guardar su memoria y su pensamiento”, idea que expresa Irina y con la que comulga, de principio a fin, el codirector de Tribueñe.

“La política no me interesa nada”, afirma contundente Pérez de la Pica. “De política no quiero saber nada porque nos han ninguneado tanto nuestro patrimonio, y transformado en un patriochiquerismo instrumental espantoso, así es que yo ahora reivindico que, con el legado español, yo hago lo que me da la gana, como diría Lola Flores”. Y amplía ahora su enfado contra los teatros públicos: “Parece que el puesto de director artístico en un teatro nacional sirve para cosas muy distintas a la de tener responsabilidad por una creación artística de altura. Parecen decirse, una vez que han llegado allí, que ahora me gasto lo que me da la gana en lo que me da la gana, y eso no es así. Nadie se concentra en hacer solo teatro; hacen monumentos, grandes decorados, y eso te lleva a pensar si es que no están intentando ahora hacer ópera con el teatro. Me parece absurdo el modo de funcionamiento de nuestro sistema”. Entonces, le preguntamos, tú dirías no a la dirección del CDN, o del Español, y el artista responde inmediatamente que no es eso, que podría decir que sí, pero “me gastaría la mitad. Para hacer teatro no hace falta tanto dispendio”. Irina añade que “hay muchos directores españoles que han dicho que se frenan en sus creaciones porque se deben a los gustos del público, y esa me parece una opinión mortal; yo solo hago aquello que intuyo que puede ayudarme a desarrollarme tanto a mí, como al público que va a venir a ver la obra; solamente lo que creo que servirá para incrementar la sensualidad, la sexualidad, la espiritualidad, cualquier cosa que ayude a rebasar la frontera de tus propias posibilidades, de que el hombre llegue un poquito más allá cada vez”. Y, al hilo de su propio discurso, Irina concluye afirmando que “tal y como van las cosas, no podemos presumir mucho de llamarnos seres humanos”.

Para Hugo Pérez de la Pica, “en España hay personas artísticamente sublimes, al lado de burros completos”, mientras que Irina, más políticamente correcta, transforma esa idea afirmando que en nuestro país hay mucho genio, pero no se desarrolla correctamente, y eso le hace atacarse a sí mismo como pueblo. De ahí que España sea un país especialmente cruel con sus propios artistas”. Y acaso por eso mismo, Hugo cree que “es solo gracias a otros países (Rusia, Francia, Inglaterra, Alemania o Estados Unidos…) por lo que ha podido conservarse, en buena medida, el legado artístico español”. Un hecho este, aún más cruel en el terreno de la danza y en un país, el nuestro, que “ha enseñado a bailar al mundo”, en opinión de Hugo, que afirma también que “hasta en los números coreográficos de Tchaikovski hay piezas dedicadas a la danza española”. Y termina diciendo que “figuras como las de Antonio, Antonio Gades, Pilar López o La Argentinita son gente a quienes se le ve bailar en documentos de archivo y lo hacen mejor que todos los bailarines actuales juntos… A Encarnación López -La Argentinita-, han de pasar muchos siglos -digo bien, siglos…- hasta que vuelva a nacer otra bailarina que pueda igualársele. Zapateaba acariciando el suelo. Esa mujer era canela pura”.

“En España hay personas artísticamente sublimes, al lado de burros completos” (Hugo Pérez de la Pica)

Aunque pueda parecer otra cosa, el teatro que se hace en Tribueñe es absolutamente popular, al menos a juicio de sus directores artísticos. Irina dice de Hugo que es un “director de élite, pero popular. Él sabe despertar lo mejor del espectador, y en palos absolutamente inesperados, que van desde el autosacramental a la tonadilla”. Y Hugo añade que “hay que hacer creer al público que lo que tú mismo te estás inventando, lo ha inventado él”.

“Tribueñe no es solo un teatro, no es tampoco solo una compañía y, desde luego, menos aún es una religión”. Así contesta Irina a una pregunta nuestra en ese mismo sentido, para terminar diciendo que en Tribueñe se da cita “gente que busca, nada más…”. Tanto a ella como a Hugo les gustaría creer que no hay fronteras para el desarrollo humano, y que sí que habría que ponerlas en todo lo negativo, lo nefasto que también tiene el hombre. “Hay poca capacidad en nosotros para distinguir lo bueno de lo malo, lo justo de lo injusto”, asevera Irina, pero Hugo puntualiza que quizás lo que falten sean ganas para querer distinguirlo, “para justificar nuestros propios males”.

En la primavera próxima, concretamente en la noche del 25 al 26 de marzo, y en el Círculo de Bellas Artes, Irina Kouberskaya y Hugo Pérez de la Pica dirigirán todo un maratón teatral sobre Valle Inclán: ocho horas seguidas con su Retablo de la avaricia, la lujuria y lamuerte, que el autor publicase en 1927 (Madrid, Rivadeneyra), con esas famosas cinco piezas: Ligazón, La rosa de papel, El embrujado, La cabeza del Bautista y Sacrilegio. Todo un reto que ha roto un tanto los ritmos de Tribueñe, pero que sus directores dan por bien empleado para reivindicar la figura insigne de don Ramón María del Valle-Inclán, un autor al que tanto admiran. Y antes, mucho antes, estos mismos días, puede acudirse también a la Sala Margarita Xirgu del Teatro Español para ver ‘Estaciones de Isadora’, el montaje que dirige Pérez de la Pica con Beatriz Argüello como protagonista. Todo un lujo que ningún apasionado del buen teatro va a perderse porque -para el director- “Beatriz va a dar aquí la verdadera dimensión de su talento como artista”.

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