Las fiestas en Downing Street durante los meses de la pandemia, con grandes restricciones, fueron en gran parte responsables del fin de la presidencia de Boris Johnson en el Reino Unido, pero el ex mandatario conservador ha vuelto a excusarse diciendo que ni quiso mentir a nadie ni saltarse las reglas, presentando un documento en el que afirma que siempre actuó "de buena fe".
En ese documento de 52 páginas, Johnson se defiende de las acusaciones de mentir al Parlamento y a la población británica, y justifica veladamente las reuniones multitudinarias en las que hubo todo tipo de excesos, como se pudo ver en los vídeos que salieron a la luz.
Johnson ha criticado también la investigación derivada de al menos cuatro de esas fiestas o reuniones sociales en los días de restricciones durante la pandemia del COVID. Según su argumentación el ex mandatario ha asumido toda su responsabilidad, y se muestra sorprendido por as revelaciones de esas fiestas. "Me disculpo de nuevo ante el pueblo británico por lo que pasó durante mi mandato", ha escrito Johnson, que aún así defiende que debido a la gestión frente a la pandemia era necesario que muchos miembros de su gabinete trabajaran cara a cara durante muchas horas en Downing Street. Según sus propias palabras "no hay un solo documento que indique que recibiera ningún aviso o consejo de que esos eventos rompieran o hubieran roto las normas".
Johnson ha repetido varias veces que era necesario tener alrededor a un amplio número de asesores para "tomar decisiones a gran velocidad en pequeñas habitaciones y pasillos estrechos" y que, por lo tanto, era inevitable que hubiera encuentros personales. En todo momento lo circunscribe a encuentros de trabajo, sin hablar en ningún momento de las imágenes en las que se les puede ver bebiendo y riendo en fiestas particulares. "El comité alega que fue imprudente por mi parte confiar en las garantías que me daban mis asesores. Es una acusación absurda y sin precedentes. Era el primer ministro y trabajaba día y noche para responder a la pandemia, era razonable que confiara en las garantías que me daban mis asesores", se ha defendido Johnson.
El ex primer ministro ha admitido su participación en la fiesta de cumpleaños celebrada en su honor, pero también se justifica: "sigue sin estar claro para mí -y creo que tampoco para el actual primer ministro- cómo eso supone un delito. Nunca he recibido una notificación de una multa", y ha concluido recordando que algunas de las normas no eran de obligado cumplimiento, sino recomendaciones.
Los investigadores "se han excedido"
Johnson ha aprovechado el documento para acusar a los investigadores por "haberse excedido" en su labor. "Soy consciente de que había comida y bebida, pero no creo que sea incompatible con las normas, sobre todo en un momento en el que recomendaban que si había reuniones se celebraran en el exterior o en habitaciones bien ventiladas", ha escrito Johnson. También ha dicho que la investigación se fundamenta en gran parte en las fotografías de las fiestas para indicar que es "obvio" que Johnson quiso esconder fiestas que no se atenían a las reglas. A Johnson le ha molestado especialmente el uso del término, "obvio", al que se ha referido de modo irónico en cursiva en varias ocasiones. "Las fotografías las tomó un fotógrafo de Downing Street, por lo que cualquier sugerencia de que se realizaron eventos que eran obviamente contrarios a las normas es inverosímil".
Boris Johnson comparecerá ante el Comité de Privilegios de la Cámara de los Comunes este mismo miércoles 22 de marzo, y serán los miembros de aquel organismo los que decidirán sobre su futuro político. Si se llega a la conclusión de que Johnson engañó a la Cámara de los Comunes, el resultado podría ser su suspensión como miembro de la Cámara Baja.
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