Dos atentados contra cristianos coptos en las ciudades egipcias de El Cairo y Alejandría se saldaron ayer con la muerte de 44 personas y más de un centenar de heridos.
Los atentados, protagonizados por terroristas suicidas, fueron reivindicados a las pocas horas por el autodenominado Estado Islámico. El primer ataque se produjo en la Iglesia de San Jorge, en la localidad de Tanta, al norte de la capital egipcia, y el segundo en la Catedral de San Marcos de Alejandría. La primera explosión arrojó un balance de 26 muertos y 78 heridos, mientras que la segunda causó 18 fallecidos y unos 60 heridos, según los últimos datos ofrecidos por las autoridades egipcias. El ataque perpetrado en Alejandría tuvo lugar durante la celebración del Domingo de Ramos presidida por el Papa de la Iglesia copta, Teodoro II, que resultó ileso.
El primer ministro egipcio, Sherif Ismael, calificó los atentados de "actos terroristas impíos" y subrayó la intención del gobierno "de erradicar el terrorismo". Antes de conocerse la segunda explosión, el Papa Francisco transmitió sus condolencias por el atentado de Tanta durante su homilía dominical en la plaza de San Pedro: "Que el Señor convierta el corazón de los que siembran violencia y muerte, y también el de aquellos que hacen y fabrican armas". El doble atentado ha tenido lugar a pocos días de la visita del Pontífice a Egipto, programado para el 28 y 29 de abril, en el que tiene previsto reunirse tanto con el imán de Al Azhar, la mayor autoridad académica del islam suní, como con el patriarca de la Iglesia copta ortodoxa, el Papa Teodoro II.
Mandatarios de todo el mundo han expresado su repulsa por los atentados contra la minoría copta residente en Egipto, entre ellos el Rey Felipe VI y el presidente del Gobierno español, Mariano Rajoy, quien mostró su "solidaridad con los cristianos atacados por la barbarie y la sinrazón".
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