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La posibilidad de una cumbre árabe extraordinaria para analizar la crisis de Gaza va perdiendo peso a causa de las fuertes divisiones entre los países de la región, que se han agudizado desde el ataque israelí a la franja palestina.
Los líderes árabes están citados este viernes a dos reuniones simultáneas, las dos para analizar la crisis de Gaza: una ministerial en Kuwait, convocada por la Liga Árabe, y otra de jefes de Estado en Doha, convocada por Qatar.
Las dos citas no son complementarias, sino que reflejan dos puntos de vista distintos sobre cómo abordar la crisis de Gaza y a qué nivel.
Para que los países árabes se reúnan en una cumbre se necesita que lo aprueben 15 de los 22 países de Liga Árabe. En las últimas horas naciones que inicialmente estaban a favor de la cumbre de Doha han retirado su apoyo.
Desde Rabat se anunció hoy que el rey Mohamed VI de Marruecos había decidido no asistir a la reunión de jefes de Estados de Doha, y tampoco a una cumbre económica que se desarrollará en Kuwait el 19 y 20 de enero.
Esta decisión, dijo un comunicado del gabinete real marroquí, se debe a "motivaciones objetivas y consideraciones deplorables, ante una situación árabe que alcanzó una fase de degradación sin precedentes en la historia de la acción árabe común".
Al igual que Marruecos, cuya decisión ya había sido anticipada ayer por fuentes de la Liga Árabe, Yemen también anunció que retiraba su apoyo a la cumbre de Qatar. "No queremos dividir a las filas árabes", dijo a Efe un portavoz oficial en Saná.
Líbano, por su parte, uno de los primeros entusiastas de la idea de celebrar una cumbre sobre Gaza en Doha, anunció hoy que sólo asistiría si se logra el quórum, una decisión parecida a la que también anunció Irak desde Bagdad.
La cumbre de Doha estaba apoyada por los integrantes de la "línea dura" de la Liga Árabe, entre ellos Qatar, Siria y Sudán, y a ella se oponían otras naciones moderadas, como Egipto, Arabia Saudí y Jordania.
Para complicar aún más el escenario, los jefes de Estado de los países del Consejo de Cooperación de Golfo se reunieron hoy en Riad para analizar la ofensiva israelí de Gaza, convocados hoy mismo por Arabia Saudí en una decisión que medios regionales interpretan como un intento por desinflar la iniciativa de Qatar.
Desde Kuwait, donde se encuentra, el secretario general de la Liga Árabe, Amr Musa, anunció a los periodistas que, hasta hoy, sólo 13 países están a favor de la cumbre de Doha para analizar la crisis de Gaza, lo que descarta la posibilidad de que se vaya a celebrar.
Anoche, Musa, la persona que debe convocar formalmente las cumbres de la Liga Árabe, anunció que "la celebración de una cumbre de emergencia no es una prioridad", e insistió en que el tema de Gaza podrá ser analizado en la cumbre económica de Kuwait.
A pesar de que desde hace varios días se veía poco probable la realización de una cumbre árabe en Doha, el jefe de Estado del país convocante, el emir de Qatar, jeque Hamad Bin Jalifa al Zani, insistió anoche en mantener la convocatoria.
"No llamamos a una cumbre para preparar los Ejércitos porque no estamos soñando, sino que entendemos la realidad alrededor de nosotros. Pero creemos que es nuestro deber tomar una postura conjunta y decisiones eficaces" sobre Gaza, agregó.
De momento, el presidente de Sudán, Omar al Bashir, uno de los representantes de la "línea dura", reafirmó su apoyo a la cumbre de Doha presentándose hoy allí para sumarse a la cita convocada por Qatar.
Y desde Argel se anunció también la salida hacia Doha del presidente argelino, Abdelaziz Buteflika.
Las diferencias que han surgido sobre esta cumbre entre los países árabes reflejan, según analistas y algunos políticos, las divisiones que se arrastran desde hace casi tres años en la región y que se agudizan ahora con la ofensiva israelí contra Gaza.
"Es doloroso y vergonzoso que los líderes árabes sean incapaces de celebrar una cumbre urgente mientras nuestros hermanos en Gaza están siendo masacrados, afirmó el diputado kuwaití Naser al Sanea.
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