A
Jordi Sevilla no le gusta la última de
Zapatero. Tampoco a
Cándido Méndez. Me refiero al anuncio de reforma fiscal que se quedó en subida de impuestos. Sevilla, según su decir, sólo observa bulimia recaudatoria; el líder de UGT la critica porqué la baladronada de
Pepe Blanco "pagarán los ricos, pagarán más los que más tienen" o la del propio Presidente " todos han visto que nos enfrentamos a los poderosos", se ha quedado en eso: en demagogia. La reforma ni toca a las SICAV- las sociedades cuyos accionistas tributan al 1 %- porque según dice la ministra
Salgado, "podría provocar una fuga de capitales, ni roza a las grandes fortunas patrimoniales. Y, ésta es la almendra de la cuestión. ZP ha decidido que todo el peso de los nuevos impuestos recaiga sobre las clases medias-profesionales y asalariados fáciles de controlar por el Fisco- y también sobre funcionarios, "mileuristas" y hasta los pensionistas porque la subida del IVA grava el consumo.
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Dicen los expertos que con ésta subida de impuestos Hacienda espera recaudar alrededor de 10.000 millones de euros. Una cifra importante, que, no obstante, apenas cubre los intereses de la deuda del Estado. Lo que muchos nos preguntamos es por qué sí la receta de Alemania o Francia para salir de la recesión no pasa por subir los impuestos, en España Zapatero sí los sube. Cada vez que lo pienso, me acuerdo del bueno de Jordi Sevilla ¡Menuda faena la que nos hizo haciéndole creer a ZP que esto de la economía se aprende en dos tardes!