Posiblemente después de los días más angustiosos de sus seis años de mandato, el presidente del Gobierno,
José Luis Rodríguez Zapatero, haya podido ver alguna luz al final de su propio túnel particular. La última semana, en efecto, y antes de que tuviera que pisar todos los escenarios para tranquilizar los ánimos de propios y de extraños, Zapatero se vio "apretado" por las dificultades de dentro y de fuera: la impaciencia del PP por desalojarlo del poder, determinadas impaciencias de su propia bancada, que hubieran querido ver mejores datos en el comienzo del año nuevo, y que han tenido que asumir los peores resultados en paro y deuda...
Y ante unos y otros, Zapatero se ha visto en la necesidad de hacer su propia exhibición de habilidades, exposición de motivos y argumentos: No estamos tan mal como la oposición dice, nuestra solvencia internacional es muy aceptable, estamos saliendo de la recesión y a mediados del presente año podríamos estar creando empleo neto, viene repitiendo Zapatero y encargando que repitan "sus leales" aquí y por doquier. Parece, además, que ese esfuerzo de difusión de su buena nueva ha dado algunos resultados positivos, en lo que se refiere a algunas voces que habían comparado la situación española con la griega, por ejemplo. España se volcará ahora en prestar ayuda, como otros países europeos, al socio comunitario griego, alcanzado por un déficit insoportable y por unas cuentas también impracticables.
Es una demostración más, como argumenta
Elena Salgado, de que los casos griego y español son muy distintos, digan lo que digan el Financial Times,
Krugman o
Almunia, todos ellos invitados a rectificar sus posiciones iniciales para reconocer lo que insiste en proclamar el presidente: que España es un país cumplidor y que ya ha superado momentos de parecida dificultad, en tiempo y forma. Es decir, que en los presupuestos de 2013 podrá aspirar al tres por ciento de déficit, desde el 11,4 por 100 actual, sobre todo gracias a los planes de recorte de gastos que ahora deberán concretarse.
¿Y en todo esto, qué papel corresponde a los partidos opositores? Zapatero
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no les otorga excesivas posibilidades, porque nunca se han mostrado generosos para cooperar en la salida de la crisis. Ahora, CiU insiste en la necesidad de un pacto de Estado y el PP se sigue mostrando receloso. Argumenta Rajoy que Zapatero ya expresó, hace un par de meses, que las soluciones propias y las ajenas las separaba radicalmente el enfoque de las ideologías. O lo que es lo mismo, el estribillo que repite Zapatero -ni un paso atrás en la defensa de los derechos de los menos desfavorecidos-, frente a las propuestas del PP de una reforma laboral que debiera empezar planteando nuevas fórmulas para el despido de los trabajadores y sobre sus costes.
A estas alturas de la crisis, en el momento de cambiar los datos negativos del PIB por los positivos, incluso pudiera parecer que es deseo de Zapatero que lo terminen dejar que demuestre que sus fórmulas para salir de la crisis han funcionado, sin necesidad de las ayudas de la principal fuerza opositora. Sería su gran argumento electoral, en las elecciones del año que viene, 2011, municipales y autonómicas, y de 2012, las generales. Zapatero podría decir que se ha superado la crisis "incluso a pesar de los palos interpuestos en las ruedas por el PP"... ¿Pacto de Estado? ¿A estas alturas de la severísima pelea de dos años? No, gracias, parece decir Zapatero, con el orgullo que siempre le caracterizó...
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