Se trata así de una de las celebraciones litúrgicas con menos público de todas las que ha oficiado el Pontífice hasta el momento. En un principio estaba prevista la afluencia de un millar de personas; de hecho, unos 200 fieles, algunos de los cuáles portaban hojas de palma y cantaban himnos cristianos, llegaron esta mañana a los alrededores para asistir a la Santa Misa.
Sin embargo, los agentes turcos sellaron la zona antes de que comenzara el acto con objeto de evitar cualquier posible incidente. El temor de las autoridades locales a que Su Santidad sea objeto de un atentado ha elevado la seguridad en el país a su nivel más alto. Unos 16.000 policías y soldados están velando por su integridad física hasta que deje Turquía en la mañana del próximo viernes.
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